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Más de 70 fallecidos, 520 heridos, cerca de siete mil damnificados y la saturación de los sismógrafos fue el resultado del terremoto de magnitud 6,9 que afectó a la población de Cariaco en el municipio Ribero del estado Sucre, el miércoles 9 de julio de 1997, según cifras oficiales. El evento telúrico se registró a las 3:23 de la tarde a una profundidad de 9,4 Km y con una duración aproximada de 51 segundos.
Por Víctor Federico González // Corresponsalía lapatilla.com
Vale decir que este sismo no solo generó graves daños en Cariaco, sino también en Cumaná y fue sentido en distintos estados de Venezuela y en el país vecino, Trinidad y Tobago. Los movimientos fueron tan fuertes que provocaron el derrumbe de edificaciones como “Residencias Miramar” y “Edificio La Seguridad” en Cumaná, mientras que en Cariaco el escenario fue catastrófico en el liceo “Raimundo Martínez Centeno” y en la escuela “Valentín Valiente”, instituciones educativas en las que se contabilizaron la mayoría de las víctimas mortales.
Dentro del reporte de las autoridades del momento se contabilizaron dos mil viviendas y edificaciones total o parcialmente destruidas, en su mayoría de bahareque. Este evento natural provocó la pérdida de muchas vidas, el colapso de los servicios públicos, pérdidas económicas incuantificables, daños en puertos pesqueros, pero lo más importante, dejó en evidencia lo vulnerable que pueden ser los habitantes de esta entidad oriental ante un terremoto debido a la Falla de El Pilar.
“Pensábamos que era un avión”
Marlene Picciuto era una joven adolescente cuando esto ocurrió y comenta que llegó a pensar que el estruendo y el derrumbe del liceo “Raimundo Martínez Centeno” era consecuencia de la caída de un avión. “No estábamos preparados para enfrentar ese desastre, cuando eso ocurrió no lo esperábamos, eso fue un miércoles y teníamos clases en la parte de arriba, cuando subí con una compañera aún no era la hora de clases, bajamos e íbamos a la cantina, pero decidimos salir del edificio, luego empezó un movimiento que desconocíamos y nos abrazamos, los carros saltaban, era como una ola” expresó.
Picciuto en la actualidad se desempeña como docente y de ese día recuerda que cuando regresaba a su hogar observó a un señor cargando el cadáver de su hijo. “Es una imagen horrible que hasta el día de hoy recuerdo”, añadió.
A su juicio, es necesario prepararse más al respecto y no tomarlo como juego.
“Cada vez que tiembla pienso que ese día se va a repetir, y cuando voy a un lugar lo primero que hago es ubicar en donde me puedo resguardar. Es un recuerdo que jamás y nunca voy a olvidar”, afirmó.
Tristeza y dolor, es lo que recuerda María Cova cada vez que se acerca la fecha porque miró a muchas personas morir y tuvo que despedir a su hermano mayor.
“Fueron siete horas continuas de lluvia, no había donde dormir, pasamos hambre y zozobra. Aunque era pequeña, tengo muchos recuerdos, viví cómo una pared le cayó a un señor y lo mató, perdí toda mi casa”, relató al equipo de La Patilla en la entidad, mientras su mamá lloraba desconsolada en la parte de atrás de su casa por el hecho de recordar ese trágico día.
La maestra Madeleidis Guzmán es recordada como una heroína
Como una mujer valiente, solidaria y la mejor madre del mundo es recordada la maestra Madeleidis Guzmán, quien la tarde de ese 9 de julio de 1997, se sacrificó para salvar a dos de sus alumnas, María Angelica y Gregoriana (actualmente residenciadas en el extranjero).
Se supo que Guzmán, quien murió tapiada al caerse el techo de la escuela, se devolvió para rescatar a sus estudiantes pese a que ya estaba a salvo con la mayoría de su grupo.
En honor a la maestra Madeleidis se construyó un aula sísmica en la que se realizan diversas actividades, ubicada en el Cuerpo de Bomberos de la localidad.
“Es duro que se acerque el 9 de julio, cuando mi mamá murió iba para ocho años de edad. Era duro cuando estaba en el liceo que hacían las reuniones e iban las mamás de todos mis compañeros”, describió entre lágrimas Alfredo Sánchez Guzmán, hijo de Madeleidis Guzmán.
“Mi mamá es la mejor del mundo porque perdió la vida por otros, estoy orgulloso de ella. La imagino como pudo haber sido como mamá y el perder su vida por alguien que no era su sangre, la hace la mejor. Cuando se acerca esta fecha todos se acuerdan en el pueblo porque otros también perdieron familiares. Tu caminas y escuchas a la gente llorando en el pueblo”, dijo.
Sánchez Guzmán explicó que “nosotros (él y sus hermanos) no asimilamos en el momento porque éramos muy niños, lo que sentíamos era miedo porque mi papá iba y venía, mi papá nos decía que mi mamá estaba en el hospital con unos alumnos. Esos días no hubo luz y era desesperante. Fueron los peores días de mi vida, había mucha tristeza y necesidad. Cariaco se levantó, pero costó, aún hay mucho que no se recupera”.
Según Isabella Martínez, quien también se desempeñaba como educadora en la escuela “Valentín Valiente”, “ese terremoto nos marcó para toda la vida”. Afirmó que en su momento recibieron ayuda psicológica para avanzar en la superación de este lamentable suceso.
Al ser consultada sobre su recuerdo de la maestra Madeleidis respondió que “fue una persona muy especial para mí, fue mi comadre y mi amiga, éramos familia y teníamos una hermandad muy grande, ella trabajaba al lado de mi salón”.
“Salí por la parte trasera de la escuela junto a otra docente. Quedé en shock y pensaba que solo había pasado aquí, pero fue en todo el pueblo, un señor me dijo gritando “Cariaco se cayó” yo veía como la gente corría desesperada (…) Cuando se acerca la fecha es terrible, ahorita medio hablo de eso, pero sinceramente ese momento uno lo vive cada año, es lamentable el recordar al pueblo caído y a las personas muertas”, comunicó.
Sucre depende de ayuda externa
En el año 2010 se creó la Fundación Madeleidis Guzmán con el propósito de promover una cultura sísmica en Cariaco y en el resto de la geografía sucrense, para su secretario general, Argenis Alcalá, existen avances en materia educativa, tienen la experiencia pero considera que no cuentan con las herramientas que deberían tener para enfrentar estas contingencias.
“Estamos buscando que esa cultura se amplíe más, que el ciudadano entienda que el salvar su vida y la de su familia es una necesidad. Sabemos que donde tembló por primera vez volvería a temblar en un ciclo recurrente de 30 años con una magnitud mayor o igual que el sismo anterior, los sismos se repiten. Estamos a cuatro años del ciclo recurrente”, aseveró Alcalá.
Asimismo, relató que aquel 9 de julio de 1997 estaba empezando su clase de matemáticas cuando inició el sismo. Además, recuerda con satisfacción que pudo mantener la calma y que ninguno de sus 36 estudiantes pereció.
Del mismo modo, lamentó que en esa ocasión hubo niños que en su desespero se lanzaban de los distintos pisos del liceo y caían muertos en el suelo. “Muchas cosas se especulan sobre ese día, hay un informe técnico que sostiene que en Ribero para aquellos días hubo al menos 2000 réplicas, el día del terremoto se contaron 36 fallecidos en su mayoría estudiantes de Cariaco”, dijo.
Vale recordar que ante esta tragedia, desde el gobierno nacional de la época y la gobernación de Sucre se realizó el envío de maquinaria, personal, ayuda alimenticia y otras herramientas para socorrer a la población.
“El cuerpo de Bomberos de Cariaco estaba caótico para ese momento, no tenía prácticamente nada y Protección Civil ni se diga, en el camino han venido invirtiendo pero sigue faltando, si se presentara en la actualidad un evento sísmico de la misma magnitud, los cuerpos de bomberos en Sucre a pesar de tener más recurso humano, no tienen los recursos tecnológicos ni el parque automotor necesario para hacer lo que tiene que hacer, vamos a depender de la ayuda externa”, concluyó.
El equipo de La Patilla en Sucre pudo constatar el mal estado del parque automotor de los Bomberos de Cariaco y la ausencia de unidades de Protección Civil (PC), que es el reflejo del Cuerpo de Bomberos de Cumaná, capital de la entidad. Las ambulancias en ambas poblaciones están en avanzado estado de deterioro y las que están operativas son insuficientes.
Otra realidad vinculada al tema es el cese de operaciones del Centro de Sismología de la Universidad de Oriente (UDO) desde finales del 2022. Se sabe que se necesitan aproximadamente 19 mil dólares para recuperar la red sismológica del oriente del país.
Solidaridad desbordada
“Inusual y espectacular” considera el alcalde de Cariaco para esa época, Miguel Vásquez, que fue la solidaridad de los venezolanos e incluso la ayuda internacional que recibieron los cariaqueños y pueblos vecinos para superar este acontecimiento. “Se volcó todo el pueblo de Venezuela a ayudar e incluso jóvenes”, dijo.
“La solidaridad para ese momento fue ejemplo para el mundo, yo me siento muy agradecido por el desprendimiento de los venezolanos y las instituciones gubernamentales. Incluso la UCV hizo convenios con nosotros en medio de esas circunstancias”, señaló.