Las denuncias de la prensa y en redes sociales sobre la presencia de una cianobacteria y los niveles graves de contaminación en uno de los lagos más grandes de Suramérica, el de Maracaibo, incitaron medidas del gobierno para su recuperación.
El oficio de informar sobre situaciones ambientales comprometedoras en Venezuela sigue siendo “una asignatura pendiente” y riesgosa, aunque necesaria, en un contexto de censuras y trabas para el ejercicio del periodismo, de acuerdo con expertos en comunicación y activistas que promueven la preservación del ecosistema en el país.
Derrames petroleros, los efectos de la explotación minera y la contaminación de lagos han sido algunos de los temas recurrentes en el último año en los cada vez más restringidos espacios informativos que tiene el país suramericano.
Uno de los casos de mayor interés tuvo lugar en el occidente venezolano.
Múltiples medios de comunicación de Venezuela y extranjeros, entre ellos la Voz de América, publicaron en junio reportajes sobre la masiva acumulación de cianobacterias de color verde, conocidas como “el verdín”, en las costas del Lago de Maracaibo, un estuario que se extiende por 13.000 kilómetros cuadrados cerca de la frontera con Colombia.
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