Los venezolanos continúan enfrentando dificultades para acceder a los alimentos y persisten las críticas hacia el programa de alimentación gubernamental, expuso Michael Fakhri, Relator Especial de la Organización de Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación que concluyó el miércoles una visita de dos semanas a Venezuela.
“Me quedó claro que la gente de todo el país sigue teniendo problemas para acceder a suficientes alimentos buenos y sanos, ya sea por sus bajos ingresos o porque los alimentos no llegan a su comunidad”, afirmó en conferencia de prensa el miércoles.
Fakhri subrayó que en Venezuela la inseguridad alimentaria está “fuertemente correlacionada” con la crisis de los medios de sustento y recordó que la hiperinflación, con una tasa anual cercana al 190 % en 2023, y la dolarización informal de la economía venezolana “debilitan aún más el poder adquisitivo de los hogares”.
“Casi el 82 % de los venezolanos vive en la pobreza en términos de nivel de ingresos, y el 53 % está expuesto a la pobreza extrema, con ingresos insuficientes para adquirir una canasta básica de alimentos. La situación también se ve agravada por el precio del combustible y la falta de electricidad y agua potable”, manifestó en su declaración final en la que destacó que la falta de datos oficiales dificulta la capacidad del gobierno para enfrentar con eficacia los retos y atender las necesidades más básicas de la población.
En ese sentido, el relator insistió en que el hambre no pertenece a partidos políticos, que se trata de una cuestión de derechos humanos y agregó que las familias venezolanas se ven obligadas a “utilizar mecanismos negativos para hacer frente a la situación así que ellos reducen el tamaño de las raciones, o se saltan comidas o compran alimentos poco nutritivos”.
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