En rueda de prensa ofrecida a representantes de los Medios de Comunicación, este martes 19 de diciembre fue hecho público a la colectividad Yaracuyana el nombramiento del Pbro. Eliéser Rivero, párroco de la parroquia Nuestra Señora de la Victoria del municipio Nirgua, como nuevo Administrador de la Diócesis de San Felipe.
Este nombramiento, previa elección por parte del Colegio de Consultores de la Diócesis de San Felipe, integrado por 10 miembros y el canciller de la Diócesis, se da tras saberse la designación de Mons. Víctor Hugo Basabe como tercer Arzobispo de Coro.
En dicha presentación, el nuevo administrador de la Diócesis de San Felipe, estuvo acompañado por los padres Angel Orellana, encargado de medios de la diócesis, Mons. Guillermo Ramírez, y otros integrantes del Colegio de Consultores.
En su primera declaración a los medios, el nuevo administrador de la diócesis de San Felipe, Elieser Rivero, agradeció a sus hermanos sacerdotes por todo el apoyo que ha recibido desde que se hizo pública su elección, y realizó la invitación a priorizar la iglesia y seguir entusiasmados en el trabajo de reorganización para echar adelante los proyectos pastorales.
«Mi mensaje es de gratitud por el apoyo y la cercanía, creo que el pueblo Yaracuyano es un pueblo muy noble que tiene gran sentido de espiritualidad, a ese pueblo que me ha conquistado, les envío un mensaje de cercanía y de bendición», señaló Rivero, quien agregó que los programas que el Mons. Victor Hugo Basabe llevaba adelante, se mantienen porque dependen netamente de las parroquias y las comunidades.
«Mons Víctor Hugo logró conectar con muchos ambientes de la vida social de los Yaracuyanos, por eso haremos el mejor esfuerzo para seguir adelante y dar lo mejor a la iglesia», refirió.
Finalmente, envió un mensaje de navidad en el que recordó que el niño Dios de manera descendiente viene a nuestro encuentro, «Dios siempre está con nosotros, debemos trabajar juntos por mejorar la vida de los Yaracuyanos, tenemos un Dios que no se ha ido, un Dios que reconocemos presente en nuestras vidas, confiemos en él, esperando que la santa sede nos regale pronto la figura de un obispo para que sigamos creciendo como iglesia particular, concluyó.
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