Charles Antonio Moro Soto se convirtió en el segundo recluso proveniente de la cárcel de Vista Hermosa que murió en el estado Lara.
Esté privado de libertad estuvo recluido en el Hospital Central Antonio María Pineda de Barquisimeto desde el 8 de noviembre hasta el 13 de noviembre, cuando a las 5:30 de la tarde informaron que el interno había muerto.
Según fuentes internas del centro asistencial, que fueron consultadas por el equipo del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), este interno llegó al principal centro de salud presentando una falla multiorgánica, además de una fuerte infección respiratoria aguda y neumonía, a consecuencia de una TBC.
Charles Antonio fue trasladado desde el estado Bolívar junto a otros 109 presos y su condición física desmejoró considerablemente tras ser desalojado del penal y pasar 18 horas en carretera hasta el Centro Penitenciario David Viloria, conocido como Uribana. En este grupo también se encontraba Jhon Anderson, otro preso que presentó problemas de salud.
Un día después de haber llegado a Lara, específicamente el 8 de noviembre, trasladaron a los dos presos hasta el Hospital Central.
En vista de que estaban tan delicados de salud, ambos reclusos quedaron recluidos. Jhon Anderson falleció el 11 de noviembre y Charles murió dos días después.
Desde OVP nos preocupan las situaciones que se puedan registrar, pues podemos estar ante una situación que amerite tomar medidas estrictas y requiera una atención sanitaria inmediata.
Sabemos que de los siete penales desalojados sacaron una gran población que estaba contagiada con TBC, enfermedad que dentro de un recinto penitenciario se puede contagiar rápidamente.
La TBC se transmite a través del aire, sobre todo si la persona contagiada tose o estornuda. Sabemos que estás personas no están recibiendo tratamiento, ni atención médica, están compartiendo espacios con el resto de la población reclusa y se mantienen en sitios cerrados y hacinados, en donde parece ser un verdadero caldo de cultivo para que esta enfermedad se propague con facilidad.
Desde OVP año tras año hemos registrado como las cifras de los privados de libertad fallecidos han aumentado a consecuencia de problemas de salud y con la cantidad de personas trasladadas desde siete penales nos preocupan los índices de hacinamiento.
A la vez nos preguntamos ¿Hasta cuándo serán estos traslados temporales?,
¿Por qué los presos no fueron evaluados en el momento del desalojo?
Si la evaluación previa hubiera ocurrido esas muertes quizás se pudieron haber evitado, mientras que ahora todas estos privados de libertad enfermos están a kilómetros de sus familiares.
Como fue el caso de los familiares de Jhon Anderson y Charles Antonio, quienes por sus propios medios debieron costear los gastos de traslados y además los gastos fúnebres, pues desde el Ministerio de Servicio Penitenciario no se comunicaron ni siquiera para avisarles que estaban hospitalizados, supieron de ellos porque los mismos internos pidieron el favor a los custodios de llamar.