Empresario bananero y hombre más rico del Ecuador, Alvaro Noboa trató 5 veces de ser presidente de la República, pero sin éxito. En su primer intento, su hijo Daniel, a sus 35 años, será en diciembre próximo el presidente más joven jamás elegido en Ecuador.
Dice haber cumplido con el sueño familiar por el mal estado en el cual se encuentra el Ecuador. Agrega que hubiera preferido pasar más tiempo con su esposa nutricionista de 25 años, Lavinia Valbonesi, una de las primeras “influencers” del Ecuador quién ha ayudado a su esposo a posicionarse en las redes sociales.
Tras estudiar en las más cotizadas universidades norteamericanas, Daniel Noboa tuvo una corta pero meteórica carrera política, llegando al Palacio presidencial tras apenas dos años como diputado.
El asunto de seguridad es probablemente el sector en el cual el presidente electo podrá actuar, aunque sólo tenga 12 diputados sobre 136. Muchas cosas se podrán hacer sin necesidad de pasar una ley o de buscar consensos en la Asamblea como depurar la Policía y las Fuerzas Armadas dónde sabemos que la penetración del narcotráfico es fuerte. Se puede militarizar las fronteras y los puertos sin necesidad de la Asamblea Nacional.
Daniel Noboa ha dicho que usará tecnología, drones y radares, para contra el narcotráfico. Propone introducir jurados populares para disminuir la corrupción endémica en el sistema judicial. Quiere además encarcelar a los delincuentes más peligrosos en botes cárceles en el mar para que dejen de dirigir a sus hombres desde sus celdas. Sería ingenuo pensar que el problema puede resolverse en menos de un año y medio, pero se podría avanzar si Daniel Noboa decide bajar el flujo de cocaína que entra al Ecuador, más de 800 toneladas al año.
Las extorsiones, un lastre para la economía
El presidente electo tiene poco margen de maniobra, aunque Ecuador sea exportador de crudo y la crisis en Medio Oriente provoque una subida del precio del petróleo.
Daniel Noboa es hijo del hombre más rico del país, es un liberal en el plano económico quién, sin sorpresa, quiere atraer inversiones extranjeras y bajar impuestos para favorecer la creación de empleos.
Pero la situación es muy difícil para los empresarios del país por la violencia. Se está generalizando la “vacuna”, una palabra bonita para no decir extorsión. En Puerto Bolívar, al sur del país, 35% de los negocios, restaurantes, bares, han cerrado para no pagar vacunas. Y es lo mismo en todos los sectores de actividad, según contaba a RFI una empresaria de Quito que organiza eventos y que denuncia que por lo menos cuatro o cinco conciertos y eventos han sido anulados porque extorsionadores les pedían un porcentaje de la taquilla. Y no pagar es a menudo sinónimo de muerte ya que tenemos casos de sicariato a diario en Ecuador.
El resultado es que la migración de los ecuatorianos va, de nuevo, en alza. La gente se va del país, con papeles o sin. Muchos mueren en el cruce del tapón del Darién entre Colombia y Panamá o en la frontera entre México y Estados Unidos porque no ven futuro en Ecuador. Restablecer esa esperanza será uno de los desafíos de Daniel Noboa.
RFI