Lapatilla
Camila Andrade es una abogada recién egresada de la universidad, tiene 22 años. Hasta ahora no ha ejercido su profesión y es algo que tampoco está en sus planes. Su título universitario, una formalidad como ella lo describe, no será determinante para su futuro laboral o al menos eso es lo que ella estima. Pero no engrosa las cifras de desempleo, así lo reseñó BANCA Y NEGOCIOS.
La abogada Andrade, como otros tantos jóvenes venezolanos, obtiene ingresos a través de dibujo digital de manga y animé. Desde hace un par de años se dedica a promocionar por plataformas digitales sus dibujos y con frecuencia consigue encargos que van desde los 30 a los 80 dólares.
Por ello, percibir en promedio unos 500 dólares al mes la hace dejar de lado el ejercicio de su profesión, ya que tampoco encontró opciones para trabajar formalmente y para ella el sector público no era una alternativa atractiva.
“Vivo con mi mamá, no tengo apuro en casarme ni tener hijos y con lo que gano cubro mis gastos y apoyo en mi casa”, explicó
Aunque su trabajo es informal, no tiene horarios ni patrono, tampoco una sede donde acudir a laborar, no cotiza en el Instituto Venezolano de Seguro Social (IVSS) ni percibe beneficios de ley, ella pertenece a la población económicamente activa del país, un estatus que le da el Instituto Nacional de Estadística (INE) para referirse a quienes están fuera del rango de desempleo.
Como datos del mercado laboral venezolano, el organismo estadístico oficial indica en sus cifras, las cuales no actualiza desde el segundo semestre de 2021, que en Venezuela el desempleo se sitúa en 7,9%, es decir que 8 de cada 100 venezolanos buscan trabajo y que, en contraste, la fuerza activa laboral del país es del 92%.
El empleo juvenil con cifras inconsistentes
Para el economista especialista en finanzas, investigador y profesor universitario César Yegres Guarache, estas cifras que aporta el INE, aunque son las oficiales y son las que toman en cuenta organismos como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización de Naciones Unidas (ONU) para elaborar el Índice de Desarrollo Humano, hay que mirarlas con lupa ya que esconden dentro de sí una realidad que se presenta difícil para los jóvenes profesionales que intentan ingresar al mercado laboral.
“Si en un país en condiciones sociales y económicas más estables, es difícil para un recién graduado universitario insertarse en el mercado laboral, en Venezuela lo es mucho más. Tenemos una generación completa viviendo en una crisis estructural y con empresas que cada vez más reducen operaciones, por lo que la contratación se hace cuesta arriba”, explicó.
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