El gobierno de Nicolás Maduro ha dejado claro su interés en unirse a los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), un deseo que, para expertos, surge de la necesidad de fortalecer su reconocimiento internacional y su capacidad de evadir las sanciones de Estados Unidos y otros países a la nación caribeña.
Venezuela es uno de los 23 países que han expresado formalmente su interés en ingresar en este grupo de economías emergentes que, durante una cumbre en agosto, acordó su ampliación, con la incorporación de Argentina, Arabia Saudí, Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos e Irán.
En su reciente viaje a China, el presidente Nicolás Maduro pidió apoyo al gigante asiático para lograr el ingreso al bloque, al que calificó como «el motor grande de la esperanza de un mundo diferente».
El internacionalista Félix Arellano considera que Maduro, ante las «condiciones en las que se encuentra en estos momentos y en los últimos años», tras su «cuestionada reelección» en 2018, quiere «desesperadamente» ser parte de «cualquier grupo» internacional.
«Ha sido un aislamiento duro (…) En un escenario tan relativamente adverso (…) poder ingresar en cualquier organización es de alta importancia», dijo Arellano a EFE.
El experto considera a los BRICS, que han «adquirido auge por el enfrentamiento» entre China y EE.UU. y la «invasión (rusa) en Ucrania», como una alianza «eminentemente geopolítica e ideológica», sin un «programa de comercio» e instrumentos de inversión que la conviertan en un «espacio económico activo», como la Unión Europea (UE) o el Mercosur.
«Pudiera ser que, en el futuro cercano, los BRICS empiecen a trabajar en acuerdos de inversión, de comercio, pero no lo han hecho, así que no imaginemos que el ingreso a los BRICS va a implicar un cambio en la política económica venezolana«, aseveró.
En busca de convenios
Maduro ha invitado a los BRICS a invertir en las «zonas económicas especiales», de las cuales una de ellas comprende más de 5,4 millones de hectáreas, donde se producirán distintos tipos de alimentos, según el anuncio oficial.
Sin embargo, Arellano advierte que el éxito de estas zonas dependerá de que haya condiciones favorables para su desarrollo, en entredicho ante la crisis actual de los servicios básicos, sobre todo el eléctrico.
El diputado oficialista Ramón Lobo, exministro de Economía, dijo a EFE que el país busca establecer «acuerdos de intercambio económico» con los BRICS que permitan una «mayor movilidad de las fuerzas productivas», con el objetivo de dinamizar el «aparato económico interno, generando una mayor oferta de bienes y servicios, así como de fuentes de trabajo».
El ingreso, prosiguió, también puede «acelerar la recuperación de la industria petrolera y de gas», afectada por las sanciones estadounidenses.
Lobo indicó que Venezuela también aspira a tener «acceso a financiamiento de proyectos a través del Nuevo Banco de Desarrollo» de los BRICS, con cuya presidenta, la exmandataria brasileña Dilma Rousseff, se reunió Maduro en su viaje a China, donde aseguró que el grupo y la institución ven en el país caribeño «un socio, un aliado, un amigo».
Torear las sanciones
A juicio de Lobo, el bloque está «demostrando autonomía en el establecimiento de relaciones» sin «ataduras», lo que puede favorecer a Venezuela el acceso a mercado para el petróleo, y también para la adquisición de los «equipos, maquinarias, insumos y tecnología que requiere la industria» energética.
En este sentido, el economista Luis Vicente León explicó que, para Venezuela, estando «absolutamente sancionada, los BRICS son una oportunidad de relanzar su economía por una vía distinta», donde, en caso de ser admitida, pueda «desarrollar sus negocios de manera transparente» y «ganar terreno» en medio de sus limitaciones occidentales.
«Los BRICS son una válvula de salida para Venezuela, pero además es un mecanismo también para regularizar sus exportaciones a China sin tener que vender con unos descuentos brutales», dijo a EFE.
Por otra parte, con su notorio interés, Caracas trata de «presionar decisiones en EE.UU. para que abandone» su «posición inflexible» y «su estrategia dura de sanciones», porque, si no, dejará que la «mina de petróleo más grande del mundo», en referencia a la venezolana, se «incorpore a los BRICS», donde ya están «los principales productores» de crudo.
«Eso significaría el fortalecimiento de los BRICS en términos del control energético mundial«, agregó.
Caracas ha insistido en que el país cuenta con las mayores reservas petroleras del planeta, un activo que estaría «al servicio» del bloque en caso de ser admitido, según el Gobierno.
EFE
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