Lapatilla
Para muchos estadounidenses es casi un lujo visitar Hawái, pensar que un venezolano se establecería en el remoto archipiélago volcánico incluso se tornaba imposible, aún más imaginar que el manjar icónico de nuestra gastronomía conquistara la isla, pero un criollo lo soñó, se esforzó como nadie y logró la hazaña. Wilson Vera presentó un pedacito de su tierra natal a través de su mejor apuesta culinaria: “Miss Arepa”. Los comensales locales y turistas descubrieron el sabor de una reina pepiada, el deleite de una clásica de pabellón y así disfrutan la versatilidad de su amplio menú.
La labor del tachirense es muy enriquecedora al asumir una responsabilidad social, pues tras el incendio más mortífero en más de un siglo que azotó a Estados Unidos, su restaurante brindó insumos a los residentes afectados por la tragedia en Maui. A solo cinco kilómetros de la zona de devastación, sufrió la angustia y desolación que atravesó la isla. El local permaneció cerrado durante días, pero aún así prepararon comida para los más necesitados. El joven emprendedor relató a La Patilla su experiencia y cómo se arma de valor para resurgir entre las cenizas como el ave fénix.
Por: Elizabeth Gutiérrez | lapatilla.com
Wilson creció en San Cristóbal, cursó estudios en la Universidad Nacional Experimental del Táchira y se graduó como ingeniero ambiental. Su trayectoria profesional destacó en el área de seguridad industrial e higiene en Punta de Mata, Guarenas y Caracas. Como cientos de migrantes venezolanos, hace siete años construyó un nuevo camino en suelo estadounidense y se dedicó a trabajar sin tregua.
Su primera parada fue en Nueva York y contó que la barrera del idioma fue el reto inicial que afrontó. “No hablaba nada de inglés, pero siempre tuve la intención de hacerlo”. También admitió que formó parte del proceso inevitable de adaptarse a un entorno diferente. “Me tocó aprender muchas cosas que quizás los migrantes pasen o de pronto las nuevas generaciones que vienen ya están preparadas para ello, ya que uno de alguna manera se los ha dejado saber para que no pasen por eso, en los trabajos más que todo”.
En esa travesía de experimentar y conocer tuvo la oportunidad de disfrutar unas vacaciones en Hawái. Aquella visita tan solo resultó un pequeño aperitivo para el gran emprendimiento bajo su dirección que ya se preparaba a fuego lento. “Este lugar me encantó y siempre vi que no había nada de comida venezolana y la comida latina era muy escasa”, manifestó.
Regresó a Nueva York, pero en su mente rondaba el anhelo de volver a Maui para establecerse con un restaurante de sabores criollos. “Cuando nos vinimos a Maui la segunda vez fue para ayudar a un chef con el que trabajé en abrir su restaurante, en la parte del programa de coctelería. Luego de un par de meses se me volvió a prender la idea de que no quería trabajar para alguien más y que quería abrir algo. Y bueno, con el apoyo de mi novia me embarqué en esta hermosa aventura”, dijo el tachirense.
Así fue como nació “Miss Arepa” y tomó protagonismo en pleno corazón de la isla hawaiana. No transcurrió mucho tiempo para cautivar paladares, pues su nombre se hizo popular en menos de lo pensado.
“El recibimiento gracias a Dios siempre fue bueno desde un comienzo. Al principio por el apoyo de muchos amigos y la poca comunidad de latinos. De verdad, gracias a ellos nuestro inicio resultó y de ahí en adelante gracias a Dios poco a poco ganamos cada vez más a la comunidad local. Nuestra mayor acogida es con personas gluten free o celíacas”, explicó.
Los amantes de la arepa y sus diferentes versiones siempre buscan en el local de Wilson una de carne asada, la hawaiana, la reina pepiada o la de pabellón que también está en la lista de las favoritas. Algunos también optan por descubrir más de la sazón criolla con una rica cachapa y otros platillos tradicionales.
“Vamos a estar bien”
El martes 8 de agosto un voraz incendio tomó por sorpresa a los habitantes de Lahaina. El fuego se propagó sin detenerse y devoró todo a su paso. Tal cual escena de terror los servicios de electricidad y telefonía móvil dejaron de funcionar, mientras algunas personas intentaban escapar, muchos se lanzaron al mar para hallar refugio y otros no corrieron con la misma suerte.
El hogar de Vera se encuentra ubicado a cinco kilómetros del lugar donde ocurrió la catástrofe y relató lo más amargo de esta tragedia. “Gracias a Dios no perdimos nada, pero unos amigos nuestros perdieron todo: casa, carro, ropa y ciertos conocidos perdieron a sus familiares. Súper triste escuchar esas historias”.
Después de tantos días de angustia y dolor, Wilson se siente agradecido con Dios por mantenerse a salvo. “Los primeros días estuvimos sin electricidad ni comunicación. Mucha gente desesperada buscando comida. Locales y turistas, ya que la mayoría de las cocinas de aquí son eléctricas menos las cocinas comerciales”.
El restaurante “Miss Arepa” se vio obligado a cerrar sus puertas, pero el personal cocinó gratis en un parque cercano donde se encontraban gran parte de los refugiados que no podían alimentarse o carecían de insumos para prepararlos por su cuenta. “Llegaba mucha ayuda local en cuanto a agua, comida, medicinas y algunas otras cosas”.
Y a pesar de que recién el local pudo regresar a sus actividades cotidianas adaptados a un nuevo horario, el joven aseguró que aún se aproximan meses difíciles pero su optimismo se mantendrá intacto. “Vamos a estar bien. Ahorita la preocupación es nuestro equipo y seguir colocando ese granito de arena en la comunidad”.
La historia de resiliencia y generosidad de Wilson encendió la llama de la esperanza en tiempos oscuros. Este venezolano que encontró su hogar en estas lejanas tierras se convirtió en un rayo de luz para los afectados por los devastadores incendios que azotaron Maui.
Una arepa con solidaridad
Pero el recuerdo de Wilson sigue latente y aún refleja aquellas imágenes impactantes de la fuerza abrasadora de las llamas que consumieron todo a su alrededor.
“La voracidad del incendio y ver el mal manejo o reacción que tuvieron las autoridades al momento del evento me impactó. Los vientos eran súper fuertes ese día y obviamente eso ayudó a que el incendio se extendiera a mayor velocidad, pero sí siento que lo que más me sorprende es la ineptitud al momento de evacuar a miles de personas. Terrible la cantidad de personas que no lograron escapar”, rememoró.
Entre las ruinas del caos, Wilson demostró que la empatía y la compasión son ingredientes esenciales de su carácter, quizás los únicos que acompañan a la mejor arepa venezolana.
“Algunos venezolanos se han acercado. La comunidad en este lado no es muy grande”, comentó con humildad. No obstante, su restaurante se convirtió en un faro al brindar un bocado de alivio a aquellos afectados por la tragedia. A medida que más organizaciones y restaurantes se unieron a la causa, Wilson hizo un enorme esfuerzo por demostrar su compromiso con el servicio a la comunidad.
Pero a pesar de este acto de solidaridad, las dificultades persisten. “Actualmente las comunicaciones siguen afectadas”, reveló. Aunque la reconstrucción avanza, su lucha por llevar ayuda y consuelo se cruza con esa batalla por mantener conectadas a las personas en un momento en que la información es vital.
Los días posteriores al incendio trajeron momentos de temor y peligro inminente. Este valeroso criollo recordó un momento en el que su vida llegó a correr peligro. “Antes del evento comenzó un fuego súper cerca y se veía demasiado humo, ese día estaba en el parque llevando una comida y justo vi como de 300 personas que estaban allí, en cuestión de 5 minutos quedamos solo 15. Todo el mundo entró en desespero y salió corriendo. No entré en pánico, pero igualmente tenía un poco de miedo”.
“Me daba mucha tristeza ver las llamas y el humo ese día en la noche. No sabíamos a ciencia cierta qué estaba pasando ya que ese día la señal estaba caída. Entonces, prácticamente estuvimos en una burbuja de desinformación sin saber qué pasaba, por lo menos hasta el otro día, ya que muchas personas que habían logrado escapar fueron al parque”, agregó.
Un antes y un después
La palabra “Aloha” adquiere un nuevo significado cuando Wilson rememora los momentos posteriores a la devastación que azotó la isla de Maui. Ver a la comunidad unirse en ese gesto de solidaridad lo cambió completamente.
“Son varias cosas que de alguna manera marcarán un antes y un después. Siento que ahorita estamos despertando del ‘shock’ que tenemos. Pero solo queda agradecerle a Dios que no se nos quemó nada y que de alguna u otra manera, según como lo veas, siento que es una nueva oportunidad. La unión que se vio en nuestro equipo y con la comunidad ha sido increíble. Ya que de verdad no solo era Wilson o Gaby, todo el equipo ayudó en ese momento, cocinando con las garras”.
En medio de la tragedia, el equipo de “Miss Arepa” cocinó con determinación y corazón, al demostrar que la pasión por la comida venezolana es solo superada por la dicha de poder ayudar a los demás.
La devastación deja tras de sí un camino de duelo y desafío, pero Wilson no se rinde. Con la valentía que lo caracteriza, está listo para enfrentar la reconstrucción y abrir el local tras varios días de incertidumbre fue solo el primer paso para comenzar una nueva era.
“Iremos con la mejor vibra que nos caracteriza”. El restaurante “Miss Arepa” regresa y no solo será un lugar para disfrutar de auténticos sabores venezolanos, sino también recordará a muchos lugareños, que en tiempos difíciles, los héroes no tenían capas sino un delantal. ¡Aloha!