Una amplia franja del desierto del suroeste de Estados Unidos luchaba el lunes para limpiar el barro en carreteras, edificios y residencias de ancianos tras el paso de la tormenta Hillary, cuyas lluvias anegaron zonas de poca precipitación para luego disiparse en el estado de Nevada.
No obstante, el Centro Nacional de Huracanes advirtió que los remanentes aún podrían causar “inundaciones potencialmente fatales y localmente catastróficas” en partes de la región.
En Nevada, se reportaron inundaciones y apagones, y se emitió una orden para hervir el agua que afectaba a unas 400 familias en Mount Charleston, cuyo único acceso quedó destruido. La zona está a unos 64 kilómetros al oeste de Las Vegas.
Hilary azotó primero la árida península mexicana de Baja California con fuerza de huracán y causó la muerte de una persona e inundaciones generalizadas antes de degradarse a tormenta tropical.
Por el momento no se han reportado decesos, heridos graves o grandes daños en California, pero las autoridades advirtieron que el riesgo continuaba, especialmente en las regiones montañosas donde podrían registrarse deslaves.
Los científicos aún desconocen por qué algunas tormentas, como Hilary, aumentan de tamaño y otras no lo hacen, dijo Kerry Emanuel, científico de huracanes del MIT.
“Es bastante inusual que una tormenta en el Pacífico oriental sea tan grande, ya que generalmente son pequeñas y permanecen en los trópicos”, indicó la científica atmosférica de la Universidad de Albany Kristen Corbosiero, experta en huracanes en el Pacífico.
El clima húmedo podría evitar los incendios forestales durante unas semanas en el sur de California y en partes de Sierra Nevada, pero no se esperan precipitaciones generalizadas en zonas más propensas al fuego, explicó el climatólogo Daniel Swain, de la Universidad de California en Los Ángeles, en una videoconferencia el lunes.
Se han reportado inundaciones y deslaves en áreas desérticas y montañosas del interior del sur de California.
En las montañas de Bernardino, los operarios trabajaron en la retirada del lodo que bloqueó las viviendas de unos 800 residentes, explicó la jefa del batallón de bomberos Alison Hesterly.
En la ciudad de Desert Hot Springs, en el valle de Coachella, Steven Michael Chacon dijo que los caminos en el complejo residencial en el que vive con su esposo estaban intransitables debido a las inundaciones, y le preocupaba que el personal de emergencias no pudiera llegar a quienes los necesitaban.
“Básicamente todos tienen que quedarse en casa, no hay forma de entrar o salir”, declaró el lunes en la mañana.
Según las autoridades, una mujer estaba desaparecida después de que los testigos vieron como una riada arrastraba su casa rodante.
Hilary batió el récord de lluvia caída en un día en San Diego y en el Parque Nacional Death Valley, donde habría arrojado el equivalente a todo un año en apenas una jornada, obligando al cierre indefinido del parque. Alrededor de 400 personas se resguardaban en Furnace Creek, Stovepipe Wells y Panamint Springs hasta que los caminos sean transitables, informaron funcionarios del parque.
La última vez que una tormenta tropical pasó por California fue en septiembre de 1939, cuando destruyó vías de tren, arrancó casas de sus cimientos y hundió varias embarcaciones. Casi 100 personas perecieron entonces en el mar y en tierra.