Mercedes Marín | Delta Amacuro
Un grupo de indígenas de la etnia warao, población predominante en Delta Amacuro y que viven en la comunidad de Punta Pescador perteneciente al municipio capital de Tucupita, se siente desasistidos en varios aspectos. Por esta razón se trasladan a remo o en “colas” con personas que van a ese lugar y poder llegar hasta la ciudad.
}Siete ciudadanos warao de la parroquia Juan Millán se acercaron a la oficina del Movimiento Por la Paz y la Vida, buscando apoyo ya que entre todos los problemas les afecta la salud, la falta de medicinas y alimentos que tienen 7 meses que no llegan, el poder comprar combustible, que recientemente se abrió una estación de servicio fluvial, les exigen un Rif para poder venderles y que ellos puedan realizar labores de pesca, que es de lo que viven.
Sus nombres son Susana Josefina Flores, quien siendo enfermera asegura que no le entregan medicinas, con su padre aprendió y decidió ponerse a pescar para vivir, Juan José Moya Moya, Elena González, Cleotilde González, Teresa López y Juan Moya.
Narran que cuando llegan allá los “caveros” que son personas que llevan sus cavas con hielo para comprarles el pescado, se lo compran a 1 dólar y posteriormente lo venden en Tucupita a 3 dólares, y en ocasiones cambian un kilo de pescado por un litro de combustible para poder trabajar.
Susana haciendo la equivalencia entiende que un litro de gasolina a ella le cuesta 3 dólares y no lo estipulado por el gobierno. Por esa razón está pensando pescar y venir hasta Tucupita para vender su pescado luego de tanto esfuerzo y ver remunerado el trabajo.
Dijo que un litro de aceite comestible les cuesta en su comunidad 200 bolívares, un kilo de harina o azúcar de 80 a 100 bolívares. Dice que cuando no tienen que comer comen “Yoruma” que es producto del moriche, una planta abundante y que forma parte de la vida milenaria de los warao.
Explicó que a veces ellos pescan y las autoridades allá les quitan el producto, que puede ser camarones o pescado, bajo el criterio que no pueden pescarlo porque está en veda (enero y febrero), pero ellos les argumentan que es para comer y no para vender.
Flores se comprometió con la ayuda de funcionarios a hacer un censo para saber cuántos discapacitados hay, dice que son muchos, niños, ancianos para visibilizarse y sacar los Registros de Información Fiscal o RIF para poder comprar el combustible que es vital estando tan retirados de la capital deltana.