Los incentivos que permitieron salir de la recesión fueron insuficientes para mantener el crecimiento en tasas elevadas, mientras que la caída de las ventas debido a un menor consumo impactó al sector industrial y comercial en los primeros meses de 2023. Casi 80% de la población ya percibe que del «Venezuela se arregló» el país pasó a un «frenazo» de la economía.
Hoy los venezolanos vuelven a percibir como sus principales problemas a la inflación y a la crisis económica. En 2022 ocurrió lo que estudiosos de la opinión pública llamaron «la euforia colectiva», cuando la economía creció de manera significativa luego de que el país saliera del ciclo recesivo en el que estuvo durante seis años.
Pero el país pasó de la euforia al frenazo. En la etapa del «Venezuela se arregló» hubo mejoras debido a la apertura económica luego de la pandemia del covid-19, a la liberación de facto de los controles y al proceso de dolarización. Pero con todo ello hubo una «sobredimensión de las expectativas», las cuales se golpearon contra la pared de la poca inversión en el país, la incertidumbre en la gestión de las políticas públicas, las sanciones, la pérdida de cuota en el mercado petrolero, la venta de crudo con altos descuentos, el deterioro de la refinación, la acumulación de deuda, la poca inversión y la fuga de talentos.
En la primera parte de 2023 la actividad económica volvió a desacelerarse, quedando evidenciado en la caída de las ventas y del consumo. Esta situación generó el cierre de muchos negocios que nacieron entre finales de 2021 y 2022.
De acuerdo a cifras dadas a conocer por Félix Seijas, director de la encuestadora Delphos, 79,6% de la población dijo tener una perspectiva negativa de la situación del país. «La sensación de Venezuela se arregló se ha ido», acotó en el foro Perspectivas 2023: Cuando el futuro se convierte en ilusión, organizado por la consultora Ecoanalítica.
La encuestadora Datanálisis señaló que para 76,5% de los venezolanos la inflación es el principal problema del país; seguido de la corrupción con 43,7% y la crisis económica con 26,5%. «Por primera vez en la historia de nuestras encuestas, la corrupción se coloca en el segundo lugar», señaló Luis Vicente León, director de Datanálisis.
Durante el mismo foro, el economista destacó que 2023 marca un cambio de tendencia hacia lo negativo sobre la situación país, luego que entre 2021 y 2022 se alcanzará una mejora en esta percepción a niveles cercanos a 2013 cuando Nicolás Maduro ganó la presidencia. Los resultados de la medición reflejan que en abril de este año, 77,8% de los encuestados señaló tener una percepción negativa del país.
A continuación lo que explican varios economistas del por qué vuelve a frenarse la economía en Venezuela, y lo que muy bien sabe la administración de Maduro y que calla:
«Otra vez el precio toma fuerza y las ventas empiezan a caer, otra vez», dijo Alexander Cabrera, director de la consultora Atenas Group. Cifras de la consultora señalan que para abril los precios de los bienes repuntaron 1,6%, a pesar de algunas bajas en los tres primeros meses de 2023.
Esta situación trajo una consecuencia inevitable: la caída del consumo. De acuerdo con la data de la consultora, en mayo se reflejó una baja de 2,4% y en abril de 1,5%.
«Cerramos mayo con una caída del consumo del 2,4%, siendo las dos canastas que más pesan la de alimentos básicos con una baja de 6% y en proteínas de 9%. Cómo ya saben los incrementos de precios traen caídas en ventas de unidades. Nada nuevo que contar», afirmó Cabrera.
Esto coincide con cifras dadas por Ecoanalítica en su foro Perspectivas 2023. Los resultados de su índice de ventas comerciales señalan una caída de 17,5% en enero en el área metropolitana de Caracas y de 4,6% en mayo.
«La población venezolana destina casi 60% de sus ingresos a la compra de comida, seguido de un más de 10% a medicina y menos de 10% al pago de la gasolina. Con poca capacidad de consumo, no hay espacio para el lujo», dijo Graciela Urdaneta, economista senior de Ecoanalítica.
Este rebrote de la inflación es consecuencia de la misma política que se ha ejecutado en las dos últimas décadas, pero más aún, es consecuencia de los controles de precio y de cambio que tanto daño hicieron a la economía. Pero también a un menor gasto público que ha sido aplicado en detrimento de los salarios de los trabajadores.
«La sostenibilidad fiscal sigue siendo un problema en Venezuela», apuntó Pedro Palma, director de la consultora Ecoanalítca, también presente en el foro.
Para Sary Levy, presidenta de la Academia Nacional de Ciencias Económicas y Sociales, la adopción de un conjunto de políticas sumamente negativas como los exorbitantes encajes legales al sector bancario, impidieron la intermediación financiera, y el sector productivo se encuentra en una situación en la que no cuenta con financiamiento.
«Y todo bajo el argumento de que esto es prioritario para bajar la inflación y la depreciación de la moneda, pero sabemos perfectamente que la raíz de este flagelo está en el déficit fiscal estructural y su monetización a través del BCV», dijo en el foro organizado por Analítica ¿Por qué es contraproducente la política económica actual?.
Señaló que para tapar ese hueco fiscal, hay un incremento de los impuestos que está consumiendo a las pocas empresas que quedan dentro de la formalidad y, recordó que los estímulos están para que el comercio se ubique dentro de ese sector informal, lo que hace que la base tributaria sea menor y se incrementa la presión para ese sector productivo formal que queda».
«Hay un conjunto de políticas que dicen atender problemas, pero lo que hace es profundizar problemas y que son generadoras de pobreza», afirmó Levy.
La inflación en dólares (que tanto debate generó en años pasados), ya está clara que existe y es muy marcada, en la medida en que se amplía la dolarización de las transacciones en la economía, tiene un largo efecto acumulado
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