Una de las declaraciones que impactan ante lo que vivió el Padre Donaciao Alarcón, en horas de la noche del pasado lunes al ser expulsado de Nicaragua por el gobierno del presidente Daniel Ortega, fue “Yo lloré”.
El sacerdote Donaciano Alarcón, fue expulsado al ser acusado de contravenir los decretos qué prohíben manifestaciones públicas en Semana Santa y por situaciones que se venían suscitando en días pasados con las autoridades nicaragüenses.
El presbitero de 49 años oriundo de Panamá concedió una entrevista a Radio Hogar, emisora de la Arquidiócesis de Panamá, donde explicó que “la procesión no se realizó en ningún momento” , sino que «la expulsión se da en medio de la situación tensa que se vive en el país».
“Aquí no se puede hablar nada, procuró no hablar en mis homilías de políticas, pero sí de la justicia, allí no me reservó”, afirmó el Sacerdote Colonense.
Agregó que su detención se dio cuando venía de la Misa Crismal, vestido de cuello clerical y de allí los custodiaron a la frontera con Honduras y le llevaron algunas cosas y le reclamaron revueltas y la realización de una procesión que no se realizó sino que fue la bendición de los ramos del domingo.
“Llegue a la frontera me senté y unas señoras se me acercaron y me preguntaron que me había pasado y les comenté que me habían expulsado, yo lloré, ellas me consolaron y me ayudaron a contactar a mis superiores”, narró el sacerdote.
Además comentó que paso la noche en la casa de una familia en la comunidad de San Mateo de Colón en Hondura y que por instrucciones de sus superiores se dirigía a San Pedro Sula para pasar la Pascua.
Por su parte el arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa, calificó esta medida como algo “absurdo”. “A la gente el poder les hace ver otra realidad y creó que hay que esperar. Tarde o temprano todos estos dictadores caen”. Ulloa exhortó a la comunidad en general a seguir orando por el país hermano.
El padre Alarcón Valdés estaba a cargo de la parroquia María Auxiliadora, ubicada en el municipio de San José de Cusmapa, que forma parte de la Diócesis de Estelí, cuyo administrador apostólico es monseñor, Rolando Álvarez, detenido en Nicaragua.