Yira Yoyotte
Luis Gerardo Mercado Rodríguez, de 61 años de edad, llevaba una vida normal como cualquier otro venezolano residenciado en la ciudad capital hasta que el 26 de marzo de 2022 fue sometido a una intervención quirúrgica para amputarle la pierna derecha.
Por años trabajó como chef internacional y hasta hace pocos meses vendió comida tailandesa y mexicana, entre otras, exquisiteces culinarias.
Cuenta que un día, caminando dentro de su casa, ubicada en Caricuao, se golpeó el quinto dedo o dedo meñique del pie derecho.
“Soy diabético, en consecuencia, el dedo se fue poniendo morado y se infectó. Fui atendido en la Clínica Popular del Valle, aquí en Caracas, pero en ese lugar un médico cubano que luego huyó a México, tomó la decisión de amputar el dedo pequeño de mi pie derecho”, aseguró.
Mercado relató que, luego de la referida amputación, fueron “raspando” el borde del pie afectado, pero esa también fue una mala decisión, en consecuencia, se originó una infección y en apenas 15 días tomaron la decisión de amputar su pierna derecha, a nivel transfemoral.
El mencionado procedimiento quirúrgico, consistente en la resección parcial del referido miembro inferior, se llevó a cabo en el Hospital Miguel Pérez Carreño, centro de salud público adscrito al Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), localizado en la Urbanización La Yaguara, en Caracas.
Me siento acompañado por Dios
Luis Gerardo Mercado asegura que no es nada fácil, desde el punto de vista emocional, asumir que falta un miembro del cuerpo humano.
“Logré ver cuando me quitaron la pierna, me despedí de ella y le agradecí todo lo que me permitió hacer. Estuve como un mes muy deprimido, pero me recuperé y decidí no echarme a morir”, indicó.
Mercado cumple el proceso de rehabilitación en el Centro Nacional de Rehabilitación Dr. Alejandro Rhode del Seguro Social, ubicado al lado del Hospital Miguel Pérez Carreño.
Asegura que uno de los aspectos más difíciles de superar es el síndrome del miembro fantasma, es decir, dejar de sentir, en su caso, que la pierna sigue en su mismo lugar.
“Uno siente calambres e incluso que la pierna fue picada por un mosquito. La terapia consiste en sentarme frente a un espejo para que yo me vea y le diga a mi cuerpo que la pierna ya no está allí”, explicó.
Con algo de nostalgia Luis Gerardo Mercado recuerda que cuando todo esto sucedió estaba divorciado y su única hija ya se había residenciado en España.
Agregó que solo un primo lo acompañó a enfrentar esta situación porque el resto de la familia ya se había ido de Venezuela.
“No me siento solo porque mientras uno tiene a Dios se siente acompañado”, señaló.