El 3 de noviembre de 2022 quedará marcado como una fecha importante en la historia reciente de Puerto La Cruz, y no precisamente por una connotación positiva.
Por Javier A. Guaipo
Ese día nunca será olvidado por el deslave ocurrido en el sector Valle Verde, que dejó siete personas fallecidas y causó daños en más de 180 viviendas, según fuentes oficiales.
Las autoridades gubernamentales a nivel local y regional atribuyeron la tragedia a las fuertes y constantes precipitaciones acaecidas en la zona norte de la entidad. Sin embargo, hay quienes aseguran que el desastre llevaba años gestándose, incluso, se pudo evitar si se hubiesen tomado las medidas pertinentes de prevención.
A juicio de Rodolfo Gil, presidente de la fundación Agua Para Todos y abogado especialista en Derecho Ambiental, la lluvia fue tan solo uno de los detonantes del suceso, pero no el principal.
“Llevamos alrededor de 15 años haciendo llamados de atención para que se tomen medidas respecto a la tala indiscriminada que se ha suscitado a lo largo y ancho de todo el valle de Puerto La Cruz. Para nosotros era evidente que podía ocurrir un episodio de esta magnitud, porque las montañas quedan desprotegidas de la vegetación, que a final de cuenta es lo que compacta los suelos con las raíces de los árboles”.
Gil explicó que cuando se registra un aguacero de más de cuatro horas, como sucedió el día de la tragedia, los suelos que están prácticamente “desnudos”, se saturan y se desprenden hacia la parte baja de la montaña, que en este caso eran las calles Principal y Fermín Toro de Valle Verde.
Según el abogado ambientalista, el único fin de la deforestación en estas colinas es la creación de conucos improvisados para la siembra de maíz. Dicho sea de paso, estas prácticas han sido fomentadas por los autoridades que han pasado por el municipio Sotillo en los últimos años.
“Sobre todo en épocas de campañas electorales se entregan a diestra y siniestra tanto semillas como herramientas para que las personas, sin un estudio previo del terreno, se dediquen a la siembra, dejando a un lado el riesgo de sufrir un deslave“.
El presidente de la Fundación Agua Para Todos insistió en que este tipo de acciones populistas son un problema mayúsculo, “pues los dirigentes políticos solo intentan sacar provecho del desempleo y el hambre que campea en estas comunidades, sin medir los peligros latentes”.
Reiteró que la siembra de maíz en esas montañas no ha tenido supervisión de ningún tipo y criticó que el Ministerio de Ecosocialismo tampoco se ha pronunciado respecto a la tala indiscriminada.
“Es cierto que muchas de esas familias no tienen mayores opciones para sobrevivir. Pero entonces toman espacios que no se pueden utilizar para eso, ya que trae consecuencias, incluso, para los drenajes pluviales de la ciudad, pues estos colapsan ante cualquier precipitación. Es una acción para que la gente medio salga de la pelazón por tres meses, pero luego quedan peor, pues corren el riesgo de que suceda un desastre“.
Gil destacó que ha dedicado parte de su vida a estudiar todo lo referente a Puerto La Cruz y esto le ha permitido conocer que los cerros están compuestos en gran parte por areniscas, que es suelo marino que antiguamente estaba bajo el mar.
“Esos son sedimentos que con cualquier cantidad de agua que permita saturar la tierra, se van a deslizar y más aún cuando quedan desprotegidos de la capa vegetal que los cubre. Por ende, esas viviendas precarias, ranchos y construcciones improvisadas son un peligro para las propias familias que allí residen”.
El especialista acotó que el riesgo se debe a que una vez culminada la época de cosecha, el suelo queda expuesto porque no hay nada en las laderas, y al caer un nivel pluviométrico importante, se saturan y desprenden.
Rodolfo Gil hizo un llamado a los entes gubernamentales a que no sigan permitiendo la tala indiscriminada en esa ni en otra montaña, sino que fomenten la reforestación de la zona con árboles autóctonos para de alguna forma garantizar a las personas que están allí instaladas, la protección que estos proveen.
“Es necesario acabar con estas prácticas que no solo se dan en Puerto La Cruz, sino también en la zona rural de Sotillo. A orillas del río Neverí igualmente tenemos esta situación y tanto los deslaves como los restos de árboles caen es al afluente”, señaló.
Finalmente, aseguró que el canal de Caratal de igual manera ha tenido afectaciones por deslaves, debido a la misma situación y en varias oportunidades se ha taponado, lo que conlleva a que el servicio de agua potable sea suspendido.
“Nosotros vimos a tiempo y advertimos que el daño causado a esas montañas podía traer como consecuencia una tragedia como esta y lamentablemente ocurrió. Por eso insistimos en el llamado de atención a tomar cartas en el asunto para evitar más episodios lamentables, en los que además de pérdidas materiales, se registre la pérdida de vidas humanas”.