El complejo migratorio más grande de México se construye en Tijuana, en la frontera con California, en medio de la crisis humanitaria por la deportación de venezolanos y la llegada incesante de haitianos.
En los terrenos de la iglesia Embajadores de Jesús, donde en 2016 el pastor Gustavo Banda Aceves comenzó a albergar a los migrantes haitianos que llegaron a Tijuana, hoy se construye la “Ciudad de Dios”, considerado el próximo centro más grande de México para recibir a migrantes en tránsito.
El pastor, director del albergue donde antes se constituyó “Little Haiti” (Pequeño Haití), expuso a EFE que es un proyecto santuario socioecológico, en donde se construye un albergue que alojará a 700 personas y un complejo habitacional adicional para 2.000 migrantes más.
A ello se sumarán una cocina y un comedor para 1.500 personas en el segundo piso, un consultorio médico, una cancha de pasto sintético, un área deportiva multiusos y un par de edificios para escuelas, avaladas ya por la Secretaría de Educación, para los más de 670 niños que tienen actualmente.
Al inicio del éxodo de haitianos, los migrantes pernoctaban en las calles por falta de albergues, lo que motivó al pastor Banda Aceves a abrir las puertas de su iglesia Embajadores de Jesús como refugio.
Desde entonces ha ido creciendo e, incluso, en 2017 se construyó ahí “Little Haiti”, un espacio donde los mismos haitianos participaron en la construcción y hasta la fecha persiste una comunidad de ese país.
“Damos gracias a Dios y a todas las organizaciones que han hecho posible este sueño que se hizo realidad, aunque no es suficiente, tenemos que seguir avanzando, ya que en 2016 venían solamente los haitianos y hoy vemos centroamericanos y los mexicanos, que hoy ocupan el 45 % del albergue y no nos damos abasto porque siguen llegando todos los días”, expuso el pastor.
El defensor de migrantes añadió que para este proyecto se sumaron iglesias estadunidenses como City Life, Bethel y la Joyce Meyer, además de la Embajada de Japón, la Universidad de California en San Diego (UCSD, por sus siglas en inglés), encargada del diseño, y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que planificará lo que falte.
“Lo importante también para mencionar es que todo esto se está construyendo con la mano de obra de los propios migrantes que aquí tenemos (en el albergue), pues tenemos albañiles, gente que se dedicaba a la plomería, al cableado y la electricidad, y eso le pone más alma y corazón a todo este proyecto”, resaltó.
Banda Aceves destacó que uno de los elementos primordiales del proyecto es la educación a los niños migrantes, pues el viaje trunca su escolaridad y la falta de documentación les impedía ingresar al sistema escolarizado del estado de Baja California.
Ahora, la Secretaría de Educación Pública y la organización “Yes we can” se están adhiriendo a este proyecto “y serán ellos quienes brinden la atención escolar a los niños”, recalcó.
Estas escuelas estarán vinculadas con el sistema educativo de Estados Unidos, para que una vez que los niños crucen con sus familiares y obtengan asilo, su educación se revalide de inmediato y no pierdan su año escolar.
El proyecto es una reacción de la sociedad ante el flujo migratorio récord hacia Estados Unidos, cuya oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) ha interceptado a más de 2,15 millones de personas en lo que va del año fiscal 2022.
“Es la voluntad el elemento número uno para poder lograr esto”, refirió el pastor.
“Al ver que nuestras autoridades no se dan abasto, las ONG hemos salido en auxilio y es el llamado de vida que tenemos cada uno de nosotros”, sentenció.
En el albergue actualmente atienden a una población de más de 1.500 migrantes de diversas nacionalidades, la mayoría de ellos son familias con menores de edad.
EFE