El ausentismo reinó en las escuelas venezolanas que arrancaron el nuevo periodo escolar con fallas en los servicios públicos, sumado a una infraestructura en abandono, el déficit de maestros que tienen semanas alzando la voz por sus derechos laborales y la crisis económica que afecta a los hogares venezolanos que impidieron a los padres la compra de uniformes y útiles escolares.
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El Observatorio Social Humanitario reunió este martes 11, a un panel de expertos en temas de educación para hacer un balance de la situación escolar en el foro ¿Hacia dónde va la educación?Para Nancy Hernández de Martín, presidenta fundadora de la Federación Nacional de Sociedades de Padres y Representantes (Fenasopadres), la situación se agravó en 2018 cuando el país entró en emergencia humanitaria compleja y con ello la educación, pues, aunque la Constitución establece que el sistema es gratuito y obligatorio desde el maternal hasta el bachillerato, no se garantiza ninguna de las dos características.
«Se trata de que haya infraestructura adecuada, dotación de uniformes y calzados, seguro médico escolar, entre otros. Esas condiciones, en el caso de los planteles administrados por el Estado, deben ser garantizados y no lo son. A eso se le agrega que, desde hace 5 años, la inacción del Estado para garantizar que las escuelas estén bien dotadas, los docentes piden colaboraciones a padres y representantes. Esas son las condiciones, agravadas por la situación de la pandemia y con una incertidumbre en los planteles oficiales. ¿Cómo los estudiantes van a continuar sus estudios universitarios con estas carencias?» expresó.
Agregó que Venezuela está en mora con el cumplimiento del objetivo 4 de la agenda 2030, que establece que de aquí a 2030 el Estado debe garantizar un programa de educación a lo largo de toda la vida, “esto es, aquellos que están en la escuela formal y quienes fueron excluidos. El sistema ha excluido a niños, esa exclusión es una de las grandes fallas que tiene Venezuela para garantizar ese objetivo, que habla también de un acceso pleno, de no discriminación, variabilidad en la oferta educativa; y debe garantizar una reinserción, pero Venezuela está lejos de eso, por la deserción que nunca es voluntaria, el sistema los excluye» enfatizó Hernández.
Por su parte, José Manuel Bolívar, miembro de la Asociación Nacional de Institutos Educativos Privados (Andiep), uno de los agravantes que afecta directamente la calidad educativa, son los servicios básicos y la infraestructura, «es esencial que hayan baños, agua, electricidad. Pero también pupitres, espacios para la interacción.
Pero cuando nos vamos al caso venezolano, nos damos cuenta que no existe nada de esto”. Bolívar denunció que en Venezuela existen alrededor de 25 mil colegios, alrededor de 21 mil o 22 mil son colegios oficiales; “cuando nos vamos a la infraestructura de ellos, vemos que está dilapidada y la inversión necesaria para habilitar esta infraestructura es milmillonaria y eso nos lleva a una gran pregunta: si la educación es prioridad, ¿De dónde sale ese dinero? Esa es una pregunta del Estado venezolano. Esa es una pregunta que a los venezolanos nos toca responder si queremos priorizar la educación».