Por: Joan Camargo / Sucesos
La policía científica investiga una presunta mala praxis médica en la que falleció una mujer, y otra más permanece en cuidados intensivos; tras ser intervenidas quirúrgicamente en una jornada de esterilización realizada en el Centro Diagnóstico Integral (CDI) de Los Flores de Catia, al oeste de Caracas.
Rosmary del Carmen Bellorín Cedeño, de 31 años, y Maryelis Vega eran vecinas de una comunidad ubicada en el kilómetro 9 de El Junquito. Fue allí que se enteraron de la jornada de esterilización, por medio del consejo comunal de la zona.
Ambas decidieron acudir al procedimiento quirúrgico, que consistía en la ligadura de trompas. Sin embargo, para poderlas registrar en la jornada debían hacerse una serie de exámenes preoperatorios.
Rosmary se realizó los exámenes en un laboratorio privado y todo salió bien, por lo que le dieron cita para operarse en la jornada que se realizaría el 29 de abril en el CDI de Los Flores de Catia, explicó su amiga y vecina, Flor Zerpa.
Maryelis Vega también quedó seleccionada para esterilizarse ese día.
En la jornada atenderían un total de 25 mujeres, casi todas provenientes de las parroquias El Junquito y Sucre de Caracas.
A las 9:00am de ese 29 de abril Rosmary le comunicó a su familia que ya todo estaba listo para que la operaran, y mandó una foto vestida con un traje quirúrgico. Fue la última vez que se comunicaron con ella.
Su amiga Flor Zerpa cuenta que Maryelis Vega fue la primera en entrar a quirófano, y la secundaba Rosmary.
«Nos contaron que a Rosmary la anestesiaron antes de entrar a quirófano y los minutos comenzó a convulsionar; mientras que Maryelis convulsionó cuando la estaban operando», contó Zerpa.
Ambas fueron trasladadas de emergencia en una ambulancia hasta el hospital Miguel Pérez Carreño, y allí las recluyeron en la Unidad de Cuidados Intensivos.
«Cuando la llevaron al hospital la atendieron como se tratara de una intoxicación por anestésicos», detalló.
Ese día Rosmary sufrió dos paros respiratorios, pero gracias a los esfuerzos de los médicos de guardia pudieron estabilizarla. Sin embargo su estado de salud era delicado.
«Nos dijeron que solo un milagro podía traerla de nuevo a la vida. Los médicos que la atendieron en el CDI de los Flores de Catia se hicieron cargo de todos los gastos para que nos quedáramos callados», agregó su amiga Flor Zerpa.
Durante 12 días Rosmary se debatió entre la vida y la muerte en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital Miguel Pérez Carreño. A las 9:00pm del 10 de mayo falleció.
Su cuerpo lo trasladaron a la morgue de Bello Monte donde le hicieron la autopsia de ley, que reveló como causa de muerte un edema cerebral por shock hipovolémico.
A su vez, se esperan los resultados del examen toxicológico, para ver qué pudo haber provocado esa reacción en ambas mujeres, aunque solo Rosmary murió.
Este 13 de mayo Rosmary cumpliría 32 años de edad. Sus amigos y parientes la recuerdan como una mujer muy humilde de corazón, sin malos pensamientos y amigable.
Deja en estado de orfandad a cuatro hijos de 14, 11, 6 y un año. Vivía sola con sus muchachos, pues hace unos seis meses se había separado de su pareja.
Era ama de casa, y vendía golosinas, hielo y víveres en su vivienda.
El caso es investigado por la División del Oeste del Cuerpo de investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc). Hasta el momento no se ha practicado ninguna detención.