El grupo yihadista Estado Islámico (EI) ha matado a 625 personas en Siria, la mayoría miembros de las fuerzas leales al presidente Bachar al Asad, en 2021, un significativo descenso respecto a las 988 víctimas mortales del año anterior, informó hoy el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
La ONG, con sede en el Reino Unido y una amplia red de colaboradores sobre el terreno, alertó en un comunicado de que en los últimos doce meses 396 efectivos progubernamentales y combatientes de sus milicias aliadas han fallecido en ataques de los yihadistas y operaciones contra ellos.
Este balance recoge las muertes registradas en el vasto desierto de Badia, donde se concentran los remanentes del EI cerca de tres años después de su derrota territorial en Siria y donde las tropas de Damasco lanzan de tanto en tanto ofensivas contra estas células con apoyo aéreo de la aviación rusa.
En 2020, el grupo terrorista había logrado infligir más de 800 bajas entre las filas gubernamentales dentro de esta región, de las que cerca de un centenar eran milicianos proiraníes, aliados de Al Asad, de nacionalidades extranjeras, según la nota.
Por otro lado, el EI ha matado este año mediante ataques armados, asesinatos y atentados con explosivos y minas a 229 personas en áreas del noreste del país controladas por la alianza liderada por los kurdos, las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), que lucharon con la coalición internacional para derrotar al EI, añadió el Observatorio.
La cifra, que incluye a 136 miembros de las Fuerzas Democráticas Sirias y otras formaciones militares que operan en la zona y 93 civiles, cinco de ellos niños, es muy similar a las 208 víctimas de la organización en esa región en 2020.
Entretanto, indicó la ONG, el Estado Islámico ha sufrido más de 500 muertes entre sus filas a lo largo del año, prácticamente el mismo número que el año anterior.
Diecinueve de ellos fallecieron a manos de las FSD y 484 en Badia a consecuencia principalmente en bombardeos de la aviación rusa, que abatió a 401 terroristas, mientras que los 83 restantes fallecieron en operaciones de las fuerzas leales al presidente sirio o en enfrentamientos con ellas.
El 23 de marzo de 2019 el Estado Islámico fue derrotado territorialmente en su último reducto en el este de Siria, unos cinco años después de la expansión del “califato”, aunque todavía mantiene algunas posiciones, principalmente en el desierto.
Los yihadistas aprovechan la compleja orografía del desierto, que se extiende por partes de varias provincias centrales, y los múltiples escondites que ofrece para lanzar emboscadas contra los bandos enemigos y salvaguardar sus filas.
EFE