En noviembre, la tenista china Peng Shuai acusó al ex vice primer ministro Zhang Gaoli de forzar una relación sexual con ella tres años atrás. Su mensaje, publicado en una red social, fue rápidamente censurado y la deportista de 35 años desapareció del radar durante tres semanas, así lo reseñó INFOBAE.
Esta semana reapareció tan misteriosamente como había desaparecido, y su historia ahora es diferente: “Quiero destacar un punto muy importante: yo nunca dije o escribí nada acusando a alguien de asaltarme sexualmente. Quisiera enfatizar este punto muy claramente”.
Las declaraciones, hechas en diálogo con Liane Zaobao, un diario de Singapur, sorprendieron al mundo, y generaron sospecha sobre qué fue exactamente lo que hizo que la joven se retractara. Pero lo cierto es que la misteriosa desaparición y su regreso es una jugada típica del régimen chino para someter a las celebridades que osan rebelarse.
El caso de Peng Shuai, se suma al de la actriz de X-Men Fan Bingbing y el fundador de Alibaba, Jack Ma, símbolos del poder de Beijing y su alcance hasta en las Mecas occidentales de Hollywood y Wall Street. Pero estas figuras también generaron incomodidad y desafiaron al régimen. Desaparecieron de un día para el otro y reaparecieron con un discurso diferente, la estrategia favorita de China para lidiar con la rebelión.
O hay arrepentimiento, o la desaparición es permanente.
Fan Bingbing: nadie puede escapar al escrutinio del régimen
Fan Bingbing, quizás la actriz más famosa de China por su participación en la película X-Men: Days of Future Past, fue la primera víctima célebre de la Comisión Nacional de Supervisión (CNS), un ente formalmente autónomo dispuesto por Xi Jinping que tiene la potestad de mantener a sospechosos incomunicados durante seis meses, sin derecho a ningún tipo de defensa y sin siquiera avisar a su familia.
En junio de 2018 se desvaneció. No había rastros de ella en las redes sociales y sus conocidos no sabían nada. A principios de octubre, la agencia de noticias Xinhua informó que había sido arrestada —sin decir dónde— por una deuda impositiva que ascendía a 130 millones de dólares. Luego regreso con una disculpa humillante: “He padecido un dolor y tormento como nunca en la vida. […] Sin las excelentes políticas del Partido y el país, sin el cariño de la gente, no existiría Fan Bingbing”.
El mensaje de China es que “nadie está demasiado alto, nadie está arriba, nadie puede escapar del escrutinio del gobierno”, había dicho a Business Insider Roderic Wye, ex diplomático de la embajada británica en Beijing.
Jack Ma: un discurso “incómodo” y meses de silencio
Las autoridades comenzaron a poner presión sobre los negocios de Jack Ma, el fundador de Alibaba, desde que el empresario, uno de los hombres más ricos de China, diera un discurso a fines de octubre del 2020 que les molestó.
Advirtiendo que sus ideas podrían ser “inmaduras, inexactas o incluso risibles”, dio su largo discurso ante “la flor y nata del establishment financiero, regulatorio y político de China”, según Reuters, un texto en el que no faltaron las citas del presidente chino Xi Jinping.
Todo iba bien hasta que en un momento, Ma “comenzó a invitar al público a considerar la necesidad de reformar el sistema financiero del país”, como describió Time, y “traspasó un límite”. Según se interpretó, acusó indirectamente a las autoridades de sofocar la innovación.
Hubo aplausos. Pero el 2 de noviembre las autoridades convocaron a Ma para hacerle algunas preguntas. El 3 de noviembre le quitaron la autorización para que Ant Financial saliera a la bolsa. A finales de diciembre se ordenó la reestructuración de Ant Group, lo cual afectó severamente su valuación.
Finalmente, el 1 de enero Ma no asistió a la final del reality show Africa’s Business Heroes, que él mismo creó. Dado que no hizo apariciones públicas desde el 2 de noviembre, no sonó muy sólida la explicación que una vocera de Alibaba dio a Reuters sobre el reemplazo de Ma por un ejecutivo de Alibaba: “Se debió a una superposición de compromisos”.
Este ex profesor de inglés devenido multimillonario se consideraba un intocable en China. Es miembro del PCC, se lo solía ver regularmente junto con los líderes del país y en 2017 fungió como embajador oficioso en un encuentro con Donald Trump. Es también muy popular, ha tocado en conciertos de rock y ha participado en una película de kung fu.
El multimillonario reapareció en enero durante un encuentro virtual con profesores rurales tras meses sin conocerse su paradero.
El asalto al imperio corporativo de Ma encapsula una campaña más amplia para frenar a una generación de gigantes tecnológicos chinos que Beijing ahora considera ejercen demasiado control sobre la segunda economía del mundo.
Zhao Wei: como si nunca hubiera existido
No es extraño que figuras como Ma, Shuai y Bingbing vuelvan a la luz. Su fama funciona de alguna manera como un escudo protector. La gente hace preguntas y las especulaciones no tienen fin.
Otros casos son aún más misteriosos.
Uno de los casos más conocidos es el de la actriz Zhao Wei, quien hubiese desaparecido sin dejar rastro, como si jamás hubiera existido. A su inexistencia se sumó que no había registro de ella en la web, ni fotos, información, películas, nada.
Al percatarse sus fans de lo anterior y con motivo de alertar sobre el tema, fueron silenciados y las publicaciones en internet que mencionaban su nombre fueron censuradas en China. ¿El motivo? Se cree que para el régimen chino la actriz incitaba a lo vulgar, a un estilo de vida promiscuo, faltando a las tradiciones chinas.
Aunque no se dio ninguna razón para su desaparición, los medios estatales chinos dijeron que estaba “rodeada de demandas” y señalaron que en 2017 se le prohibió negociar en los mercados de valores de China por “violaciones de mercado no especificadas”.
El 28 de agosto de 2021, se informó que Zhao había salido de China hacia Francia y, según los informes, había sido vista en un aeropuerto de Burdeos. En una publicación de Instagram ahora eliminada del 29 de agosto, Zhao afirmó que estaba en Beijing, negando que estuviera en Francia.
Ren Zhiqiang: de la crítica a la desgracia
Otro miembro de la élite de China que desapareció es Ren Zhiqiang, ex presidente del gigante inmobiliario Huayuan.
Uno de los hombres más poderosos del sector de los bienes raíces y con nexos anteriores a la cúpula del poder, en el 2020 cuestionó la gestión que Jinping hizo de la epidemia nacida en Wuhan y la falta de alertas tempranas que emitió su gobierno para evitar su expansión internacional. Lo llamó “payaso” y fue desaparecido.
Más tarde, fue expulsado del Partido Comunista de China. Reapareció y fue condenado a 18 años de cárcel y 4,2 millones de yuanes (620.000 dólares) de multa por “corrupción”.
Lo cierto es que, en China, esta es la norma, no la excepción.
“La proximidad a los niveles más altos de poder – fama, dinero, poder, un premio Nobel de la paz – no te compra ninguna protección adicional”, había dicho a Business Insider el mes pasado Sophie Richardson, directora de Human Rights Watch para China.
“Este caso ha dejado al descubierto para otra gran audiencia mundial la naturaleza verdaderamente arbitraria del poder que ejercen el gobierno y el partido chinos”, dijo, refiriéndose a Peng. “Esto sucede todo el tiempo”.