El próximo presidente tomará posesión en marzo de 2022 por un período de 4 años
Más 2.500 centros de votación abrieron este domingo en Chile para dar inicio a la segunda vuelta de la elección presidencial en la que compiten para relevar al conservador Sebastián Piñera el exlíder estudiantil de izquierda Gabriel Boric y el ultraconservador José Antonio Kast.
Más de 15 millones de personas están llamadas a votar en esta elección, la más polarizada y determinante para el futuro del país desde el plebiscito de 1988 que sacó al general Augusto Pinochet del poder.
Los últimos sondeos coinciden en que Boric ganaría el balotaje con entre 5 y 14 puntos de ventaja, aunque los expertos afirman que el panorama es muy incierto y que el resultado se definirá voto a voto, teniendo en cuenta el estrecho margen entre los dos candidatos en primera vuelta: 2 puntos porcentuales.
Con dos candidatos que traen propuestas más drásticas que las de los grandes bloques de centro-derecha y centro-izquierda que llevan tres décadas repartiéndose el poder, el próximo mandatario será o el más izquierdista desde Salvador Allende (1970-1973) o el más derechista desde Pinochet.
Dos visiones distintas
Boric, un diputado de 35 años -la edad mínima para optar al cargo-, ligado a las protestas por la igualdad de 2019 en Chile, busca un Estado de bienestar con acento feminista, ecologista y regionalista.
Kast, un abogado católico de 55 años, busca reducir el papel del Estado, bajar impuestos, afrontar con mano dura la migración irregular y es contrario al matrimonio gay y todas las formas de aborto.
El próximo presidente, que tomará posesión en marzo de 2022 por un período de 4 años, deberá coser las heridas que dejó la crisis social de 2019, una ola de masivas protestas por la igualdad que dejaron una treintena de muertos y pusieron en jaque al gobierno actual y a las fuerzas de seguridad.
También liderará la implementación de las normas de la nueva Constitución que comenzó a redactarse este año y que podría entrar en vigor en 2022, en caso de aprobarse en un plebiscito de salida.
Otro de los retos más urgentes será el de atender las necesidades de una clase trabajadora apurada económicamente tras la pandemia y a la que se le terminan este año las ayudas sociales, además de encarar una inflación no vista en décadas.
Expectativa con la participación
La participación es otra de las grandes incógnitas: en la primera vuelta de noviembre fue tan solo del 47% y, según el último informe de Cadem, una encuestadora privada, uno de cada cuatro electores no tiene clara su preferencia o no irá a sufragar.
Para Kenneth Bunker, director de la encuestadora Trequintos, en esta elección habrá un «clivaje etario» (división de voto por edades) y será clave el voto de lo más jóvenes.
«En el plebiscito por una nueva Constitución votaron mucho más jóvenes que adultos mayores y el resultado fue más favorable para el ‘Apruebo’. Si vuelve a suceder, aumentará la votación de Boric», señaló a Efe.