Durante la mayor parte de los últimos 50 años Venezuela fue la cuarta mayor economía latinoamericana, medida por el tamaño de su PBI en dólares “a paridad de poder adquisitivo”, un método que permite comparar la economía de distintos países.
Por: Infobae
Así era en 1980, así se mantuvo hasta 2009, pero ya no. Desde entonces, bajo el influjo de las gestiones chavistas, la economía, aunque contó a favor con períodos de altísimos precios del petróleo, del que es el país número uno del mundo en reservas, la economía fue colapsando a medida que el gobierno expropiaba, nacionalizaba y destruía empresas, amordazaba la prensa, reprimía la protesta, controlaba el parlamento y la justicia y provocaba la emigración de millones de venezolanos.
El nivel de su PBI, esto es, el valor de los bienes y servicios producidos por Venezuela cada año, fue superado primero por los de Colombia, Chile y Perú, más tarde por Ecuador, República Dominicana y Guatemala y en 2022 también será superado por Panamá, según las recientes proyecciones del FMI. El gráfico elaborado por Statista, un portal especializado en datos e ilustraciones sobre temas de todo tipo, permite visualizar el derrumbe.
Brasil, México y la Argentina se han mantenido desde 1980, en ese orden, como las tres más grandes economías de la región y según proyecta el Fondo sus PBIs serían en 2022 de USD 3,6 billones, 2,9 billones y 1,1 billones de dólares respectivamente.
El colapso
Ya en 2010, todavía con Chávez en el poder, el PBI colombiano superó al venezolano y a partir de 2017 se produjo una rápida pérdida de posiciones, siendo superado sucesivamente por Perú y Chile, que se consolidó en quinto lugar, detrás de Colombia. Más tarde la economía de Venezuela fue superada por la de Ecuador y luego por las de Centro América y el Caribe, como República Dominicana y Guatemala.
En el año 2000, con Chávez recién asumido tras jurar por lo que llamó “Constitución moribunda” y luego modificó a su gusto, el PBI venezolano era de USD 284.000 millones (siempre “a paridad de poder adquisitivo”) y llegó a un pico de casi USD 562.000 millones en 2013, año de la muerte de Chávez y pico del precio internacional del petróleo.
Desde entonces, todo fue cuesta abajo y se aceleró la emigración. Según los datos del Fondo, en 2021, el PBI venezolano es de USD 142.400 millones, y en 2022 sería de USD 141.900 millones, porque ya no puede caer mucho más y porque los precios del petróleo se fortalecieron y se mantendrían en buenos niveles.
En el mismo período en que la economía venezolana se encogía a la mitad, las de Chile y Perú se más que triplicaban (de USD 174.000 a USD 523.000 millones y de USD 132.000 a USD 454.000 millones, respectivamente), al igual que las de Guatemala y República Dominicana, que incluso estuvo cerca de cuadruplicarse.
Además de Panamá, cuyo PBI, según proyecta el Fondo, superará al de Venezuela en 2022, en años subsiguientes también podrían hacerlo economías mucho más pequeñas y de menos recursos, como Costa Rica, y más tarde Bolivia, Paraguay y Uruguay, que también triplicaron el tamaño de sus economías.
En términos comparativos, el colapso económico del país caribeño es alucinante. De ser una economía un 10% más grande que la colombiana, hoy su PBI es poco más de un cuarto que el de su vecino. Incluso Haití, el país más pobre de América Latina y uno de los más miserables del mundo, golpeado por catastróficos terremotos, mejoró en relación a Venezuela. En el 2000, el PBI haitiano era 6,5% del venezolano. Este año, fue 25,5 por ciento.
Los fríos datos de la economía son menos emotivos que el hambre, los muertos por la represión y las miles de “ejecuciones extrajudiciales” denunciadas por la “Comisión Bachelet” de la ONU, la falta de libertad, la persecución y el asesinato políticos y el desgarro por la emigración de cerca de 5 millones de venezolanos. Describen, sin embargo, el contexto material en que transcurre todo eso, cual envoltura de una moderna tragedia.