La investigación fue realizada por un equipo asesor del gobierno de Japón. Los resultados preliminares suman más pruebas sobre los riesgos del avance de la nueva mutación.
Por infobae.com
La existencia de la variante Ómicron del coronavirus fue notificada por primera vez a la Organización Mundial de la Salud desde Sudáfrica el 24 de noviembre pasado. Dos días más tarde, se la clasificó como “de preocupación” en base al súbito aumento de casos de COVID-19 que se registró en países de África, y ayer ya se la había detectado en personas con el virus en 57 países.
Hay decenas de equipos científicos que están ahora haciendo estudios sobre el potencial impacto de la nueva variante, y se acaban de conocer los resultados preliminares de un trabajo en Japón sobre su transmisibilidad.
El equipo de Hiroshi Nishiura, profesor de ciencias de la salud y el medio ambiente de la Universidad de Kioto, está especializado en la modelización matemática de enfermedades infecciosas. Encontró que la variante Ómicron del coronavirus es 4,2 veces más transmisible en su fase inicial que la variante Delta.
La variante Delta fue inicialmente identificada en el estado de Maharashtra en India en octubre del 2020. Es una variante con doble mutación. En sus características ya se había identificado que Delta era capaz de una mayor contagiosidad y una acción más severa de la enfermedad en pacientes sin vacunar respecto al resto de variantes.
Ahora, el hallazgo con respecto a Ómicron probablemente confirme los temores sobre su capacidad de contagio, según un estudio realizado por el equipo de Nishiura que asesora al Ministerio de Sanidad de Japón. Para llegar al resultado, el grupo de Nishiura analizó los datos del genoma disponibles hasta el 26 de noviembre en pacientes de la provincia de Gauteng, Sudáfrica.
“La variante Ómicron se transmite más”, dijo Nishiura en sus conclusiones, que se presentaron en una reunión del panel asesor del Ministerio de Sanidad el miércoles. El estudio de Nishiura aún no ha sido revisado ni publicado en una revista científica. Se llevó a cabo con el mismo método que utilizó en un estudio publicado en julio por la revista médica Eurosurveillance sobre el predominio previsto del Delta antes de los Juegos Olímpicos de Tokio.
En todo el mundo se teme que Ómicron pueda asestar un golpe mayor que Delta, y la Organización Mundial de la Salud ha advertido que podría provocar un aumento de los casos con “graves consecuencias”. Pero el aumento de los casos en Sudáfrica tras la aparición de la variante no ha desbordado todavía a los hospitales. Esta situación lleva a un cierto optimismo de que sólo pueda causar una enfermedad leve, pero aún no es concluyente. Por otra parte, las empresas Pfizer de los Estados Unidos y BioNTech de Alemania también dijeron esta semana que una dosis de refuerzo de su vacuna podría reforzar la protección contra la variante Ómicron.
Cientos de investigadores de todo el mundo buscan hoy comprender a la nueva variante, que es la más diferenciada hasta ahora entre las cinco variantes preocupantes identificadas por la OMS desde que comenzó la pandemia. La variante Ómicron tiene un número inusualmente grande de mutaciones, varias de las cuales son nuevas. Además, un número significativo de las mutaciones afectan a la proteína de la Espiga a la que se dirigen la mayoría de las vacunas contra el COVID-19.
Este nivel de variación ha llevado a la preocupación por su transmisibilidad, la evasión del sistema inmunitario y la resistencia a la vacuna. Como resultado, la variante fue rápidamente designada como “preocupante”, y varios países introdujeron restricciones a los viajes en un intento de frenar su propagación internacional. Sin embargo, la variante ya se ha propagado a 57 países, incluyendo Chile, Brasil, Argentina, México, Canadá y Estados Unidos, en el continente americano.
Los casos en Sudáfrica han aumentado rápidamente hasta casi 20.000 al día desde que el país informó por primera vez del descubrimiento de Ómicron hace dos semanas. El número de casos de COVID-19 en ese país se habían mantenido bajo en las semanas anteriores, a pesar de que sólo el 26% de la población estaba totalmente vacunada.
“La tasa de vacunación era inferior al 30% y muchas personas estaban probablemente infectadas de forma natural”, señaló el profesor Nishiura. “Tenemos que prestar mucha atención a las tendencias futuras para ver si ocurre lo mismo en los países en los que se utilizan las vacunas de ARN mensajero a un ritmo elevado” sostuvo.
Ante la aparición de casos con la variante nueva, la Directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa Etienne, afirmó que los países deberían “acelerar el acceso a las vacunas” porque “será fundamental para proteger a la población y, en especial, a las personas más vulnerables”.
“La aparición de una nueva variante no significa necesariamente un empeoramiento de la situación, pero sí significa que debemos aumentar las precauciones”, dijo en la conferencia de prensa semanal. La semana pasada se notificaron más de 782.655 casos nuevos de COVID-19 y 10.950 muertes en el continente, pero solamente 55% de la población de América Latina y el Caribe está completamente vacunada. En algunos países, como Guatemala, Haití, Jamaica y San Vicente y las Granadinas, la cobertura de la vacunación sigue siendo mucho menor.
En tanto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) consideró que dado que la variante Delta sigue siendo dominante, sobre todo en Europa y Estados Unidos, todavía es demasiado pronto para sacar conclusiones sobre el impacto global de Ómicron. “Aunque parece haber pruebas de que la variante Ómicron puede tener una ventaja de crecimiento sobre otras variantes circulantes, se desconoce si esto se traducirá en una mayor transmisibilidad”, dice el informe de la OMS. Pero el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades ha predicho que la variante Ómicron podría convertirse en la variante dominante en Europa en unos meses.