Aunque noviembre ya suma 1435 infectados, los expertos advierten que se intenta demostrar una disminución del impacto del coronavirus, cuando se tienen fallas por las deficiencias en la aplicación de las pruebas anticovid. A casi 20 meses de pandemia, no se conocen los laboratorios públicos disponibles ni se tiene la certeza de la inclusión de resultados en privados, que permita tener la caracterización de este virus tan contagioso con las diversas variantes y sin la garantía de la capacidad de respuesta, desde un sistema de salud que no ha sido respaldado en el control epidemiológico en tiempo real.
Por Guiomar López | LA PRENSA DE LARA
Las alarmas que se encienden desde los expertos marcan el estruendo de la inconsistencia que plantea la organización Médicos Unidos de Venezuela (MUV), al rechazar la falta de información epidemiológica y de accesibilidad al diagnóstico, además de la importancia de la totalización de los casos en 24 horas, para así considerar las medidas de cerco que permitan abordar en determinados sectores y con una repercusión de acuerdo a la clínica. Se apoyan en los gráficos realizados por el doctor José Félix Oletta, exministro de Salud, que muestran una disminución de hasta 20,3 por ciento, pero reiterando la omisión de algunos estados en ese conteo que debería ser exacto y sin dejar vacíos. Una realidad difícil de concebir, cuando ni siquiera se registra un caso en un día.
“Desde el 4 de abril de 2021, voceros oficiales no están publicando pruebas diarias. ¿Qué se controla al presumir regiones en 0?, ¿será que no se están haciendo por falta de materiales o problemas en los procesos para traslados?”, se pregunta Jaime Lorenzo, presidente de MUV, ante una realidad que exige nuevos laboratorios públicos, conociéndose que muchos venezolanos optan por aquellos privados porque hasta se suspendieron los exigidos para viajeros. De allí, que el Estado debería exigir todos los reportes diarios, para poder medir la caracterización de la enfermedad, cuya clínica puede ser cambiante y tener los resultados más cercanos a la realidad.
Menos pruebas no permiten tener el control y sin políticas sostenibles para saber cómo atacar. De allí, que Oletta refiere que las autoridades no prestan atención y olvidan que se trata de fuerza epidemiológica, además de cada vez más contagiosa con los riesgos de la variante delta. “Todo se debe reportar, en una totalidad y dejando la realidad ficticia”, señala de una data que no supera los 700 y las proyecciones pueden ser hasta 10 veces más, advierte de un comportamiento que puede ser más elevado en los meses de noviembre y diciembre de 2021.
Consideran que los criterios técnicos para sostener una flexibilización a fin de 2021 son calificados como insensatos, sin tener la capacidad de respuesta en el sistema de salud, no determinar el comportamiento del virus y sin llegar a focalizarlo, considerando que las mismas medidas a nivel nacional no aplican a la región central que se ha mantenido en alza a diario.
Una práctica que siempre ha sucedido y se evidencia en los registros del dengue. Para el epidemiólogo, Iván Molina, se trabajan con planes desde la cifra real y así reconocer cómo circula, el comportamiento y el nexo de vigilancia. Todos los casos deben reportarse, incluso con el seguimiento de aquellos que puedan ser sospechosos y terminar en avanzados.
Sin esa realidad se desconoce hasta qué punto ha avanzado la pandemia y se ignoran los focos que puedan terminar de complicar los cuadros de infección.