Un tribunal de Los Ángeles devolvió este viernes la libertad a la cantante Britney Spears, cuya tutela legal estaba en manos de su padre desde 2008 y había impedido a la artista tomar sus propias decisiones personales y financieras.
La decisión de la jueza Brenda Penny de poner fin al acuerdo cerró uno de los capítulos más controvertidos en la historia de la música pop moderna y le entregó a Spears las llaves de su patrimonio, estimado en 60 millones de dólares estadounidenses (USD).
Spears fue puesta bajo tutela en 2008 después de sufrir una serie de crisis mentales. La jueza liberó a la artista sin la necesidad de una evaluación psiquiátrica.
Jodi Montgomery, la tutora que supervisaba la vida y las decisiones médicas de la cantante, desarrolló un plan de cuidados con sus terapeutas y médicos para guiarla durante el final de la tutela y sus consecuencias.
“Ambiente tóxico”
Penny se puso decisivamente del lado de Spears y de su abogado Mathew Rosengart en la última audiencia de septiembre, cuando suspendió al padre de la cantante, James Spears, de la tutela que había controlado al menos en parte desde que la solicitó por primera vez en 2008.
La jueza no declaró entonces que James Spears hubiera actuado mal y solo dijo que el “ambiente tóxico” hacía necesaria la medida de suspender al progenitor.
Antes de esa audiencia, James Spears dio marcha atrás y apoyó la terminación de la tutela. Rosengart argumentó que debería ser suspendido y no tener ningún papel en el final del acuerdo legal. Ha prometido seguir investigando la gestión de James Spears de la tutela incluso después de que ésta termine.
El abogado dijo que planeaba echar un “vistazo de arriba a abajo” a las acciones de James Spears y sus representantes y sugirió que las fuerzas del orden deberían investigar las revelaciones de un documental del New York Times sobre un dispositivo de escucha colocado en el dormitorio de su hija.
Más allá de la tutela
Los abogados de James Spears dijeron que las acusaciones de Rosengart iban desde lo infundado hasta lo imposible, y que él sólo actuó en el mejor interés de su hija.
La lucha posterior a la tutela ya comenzó en cierto modo. James Spears se separó de los abogados que le ayudaron a llevarla y contrató a Alex Weingarten, un abogado especializado en el tipo de litigio que puede estar por venir.
Y en los archivos judiciales de la semana pasada, los antiguos gestores de negocios de Britney Spears, Tri Star Sports and Entertainment Group, se opusieron a las demandas de Rosengart de documentos sobre su participación en la tutela desde 2008 hasta 2018. El grupo también negó cualquier papel o conocimiento de cualquier vigilancia de la cantante.
Hace tan solo seis meses, parecía que la tutela continuaría indefinidamente. Desde entonces, se deshizo con sorprendente rapidez.
Escrutinio “abusivo”
La clave fue un discurso que Britney Spears pronunció en una audiencia en junio, en el que detalló apasionadamente las restricciones y el escrutinio de su vida que calificó de “abusivo”.
Exigió que la tutela finalizara sin ninguna evaluación indiscreta de su estado mental.
Los expertos jurídicos dijeron entonces que era improbable que eso ocurriera y que representaría una aberración de la práctica judicial habitual.
Ahora consiguió exactamente lo que buscaba.
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