El papa Francisco llamó hoy a Europa “a revitalizar en el mundo actual su vocación de solidaridad en la subsidiariedad”, actuando como “una casa común”, en su discurso a los participantes en un seminario de la Fundación Migrantes de la conferencia Episcopal italiana.
“A menudo vemos a los inmigrantes sólo como los otros, como extraños”, pero que “en realidad, incluso leyendo los datos sobre el fenómeno, descubrimos que los emigrantes son una parte relevante de nosotros pues son personas cercanas a nosotros, a nuestras familias, a nuestros jóvenes estudiantes, a nuestros hijos”, dijo el pontífice.
Recordó que la realidad de los migrantes es algo que él mismo siente “especialmente cercana” pues sus abuelos eran italianos que emigraron a Argentina.
Francisco reflexionó sobre la inmigración interna en el continente europeo: “debe hacernos cada vez más conscientes de que Europa es una casa común” y que “incluso la Iglesia en Europa no puede ignorar a los millones de emigrantes italianos y de otros países que están renovando la cara de las ciudades y los países y que al mismo tiempo, alimentan el sueño de una Europa unida”.
“Es un hermoso mosaico, que no debe ser marcado o corrompido por los prejuicios o por el odio velado de las apariencias”, agregó, antes de afirmar, en referencia a la preferencia de una actuación global de la UE en lugar de los Estados miembros:
“Europa está llamada a revitalizar en el mundo actual su vocación de solidaridad en la subsidiariedad”.
También destacó que, “a la luz de la experiencia latinoamericana” se puede decir que “los inmigrantes, si se les ayuda a integrarse, son una bendición, una riqueza y un nuevo regalo que invita a una sociedad a crecer”.
Y agregó “que lo mismo puede decirse de Europa”, donde “los emigrantes son una bendición” y que “si se integran, pueden ayudar a respirar el aire de una diversidad que regenera la unidad”.
EFE