La violencia y los choques entre manifestantes y la fuerza pública de Bolivia han estado presente tras una ola de violencia enmarcada en una protesta luego que la policía y grupos afines al oficialismo boliviano realizaran bloqueos callejeros en las regiones de Santa Cruz, Cochabamba, Tarija y Potosí , tras un segundo día de una huelga nacional contra la polémica “ley madre”.
Transportistas, comerciantes informales y organizaciones ciudadanas se han abocado el paro de forma parcial contra la ley de Estrategia Nacional de Lucha contra la Legitimación de Ganancias Ilícitas y el Financiamiento al Terrorismo.
En Cochabamba, los choferes se movilizaron y fueron intervenidos por agentes antidisturbios que les cerraron el paso. Los efectivos rociaron con gas pimienta en el rostro a dos mujeres que, junto a otras, se habían arrodillado para evitar que los agentes les hicieran retroceder, para luego cargar con gases lacrimógenos contra todo el grupo de manifestantes.
“Nos sentimos afectados absolutamente todos, me apena mucho que nuestros hermanos policías tengan que recibir este tipo de órdenes para reprimirnos y no continuar con esta marcha pacífica”, dijo a Efe el dirigente de la Cámara Departamental de Transporte de Cochabamba, Edwin Velásquez.
Velásquez sostuvo que la ley cuestionada “es un atentado al sacrificio y esfuerzo de muchos años” de los transportistas.
En otro punto de la ciudad se desarrolló una marcha de comerciantes informales que reclamaban la abrogación de la norma. En Santa Cruz hubo un fuerte despliegue policial para intervenir los puntos de bloqueo instalados en varias calles de esa ciudad, la mayor del país y motor económico de Bolivia.
Uno de los lugares más conflictivos fue la zona Los Lotes, donde los agentes emplearon gases lacrimógenos e incluso lanzaron potentes chorros de agua desde un carro antidisturbios.
Como ocurrió en la víspera, grupos afines al oficialismo se movieron por toda la ciudad cruceña para levantar los bloqueos con violencia y enfrentándose a golpes con los sectores que cumplían la huelga.
El panorama fue similar en la sureña Tarija, donde los sectores oficialistas arrebataron banderas a los huelguistas y terminaron yéndose a los golpes, y también hubo tensión en Potosí, con fuertes enfrentamientos entre los sectores manifestantes, policías y campesinos afines al MAS que intentaban levantar los bloqueos por la fuerza.
El ministro de Obras Públicas, Edgar Montaño, calificó de “fracaso” la huelga y consideró que sus impulsores buscan “desestabilizar a un Gobierno electo legítimamente”. Montaño acusó al gobernador cruceño, el opositor Luis Fernando Camacho, y al líder cívico de esa región, Rómulo Calvo, de buscar que haya “muertes” y “confrontación”.
Con información de Efe