A Poppy Bailey, de seis años, le inyectaron un fármaco futurista para matar las células del neuroblastoma en su cuerpo. Pero los efectos secundarios del ensayo clínico la dejaron radiactiva e incapaz de ver a su familia.
Por Mirror
Traducción libre de lapatilla.com
Una joven y valiente paciente con cáncer tuvo que separarse de su hermano durante más de un mes después de que un tratamiento pionero la dejara radiactiva, lo que significa que no podía estar cerca, ni abrazar a sus padres ni a su hermano Oscar, de 18 meses.
Pasó semanas viviendo en una habitación revestida de plomo con una puerta estilo esclusa de aire en un hospital de Londres.
La madre de Poppy, Clare Bailey, de 38 años, tuvo que usar un contador Geiger y evitar acercarse demasiado a su hija. “La inyección solo toma 20 minutos y no duele, pero hizo a Poppy radiactiva, lo cual fue muy difícil. Normalmente, nuestra rutina es estar acostada junto a ella leyendo un libro hasta que se duerme, pero no pudimos hacer nada de eso”.
“Como padre, solo quieres abrazarlos, pero no está permitido. El contador Geiger emite un pitido de vez en cuando, incluso cuando estás lejos, así que cuando me acerqué, empezó a pitar muy rápido”, agregó la madre.
Poppy finalmente se reunió con Oscar después de casi seis semanas de diferencia.
Claire agregó que “Oscar adora a Poppy, la ama absolutamente, así que no entendió lo que estaba pasando cuando ella se mudó. Cuando se volvieron a ver, empezaron a jugar como si nunca hubieran estado separados. Se dieron un pequeño abrazo y hubo lágrimas, pero no de los niños”.
Poppy fue diagnosticada con neuroblastoma a los cuatro años después de sufrir falta de apetito y dolor en las piernas.
Los padres Claire y Ross, de 38 años, inicialmente creyeron que su hija estaba molesta por no ver a sus amigos en la escuela debido a Covid-19. Pero las radiografías revelaron un gran tumor en su pecho.
Poppy se sometió a más de 10 rondas de quimioterapia, pero los médicos sintieron que el tratamiento no estaba funcionando. Así que su consultor logró inscribirla en el ensayo MiNivAN (corr) en el University College London Hospital. A Poppy se le inyectó 131-I, un fármaco radiactivo a base de yodo que se dirige a las células del neuroblastoma.
Después de su primera dosis en marzo, pasó dos semanas en el hospital y luego varios días con sus abuelos. Recibió una segunda dosis y quince días más en el hospital antes de regresar con sus abuelos.
Claire y Ross tuvieron que turnarse para dormir en una habitación al lado de Poppy. “Fue muy difícil estar lejos de ella de esa manera. Después del primer tratamiento se le permitió regresar a casa por unos días, pero después que midieron sus niveles descubrieron que todavía era radiactiva y los niveles son seguros para los adultos, pero no para Oscar, así que tuvo que quedarse con los abuelos”, comenta Claire.
Poppy y Oscar finalmente se reunieron afuera de un hospital en Southampton, donde ahora está recibiendo inmunoterapia.
El tratamiento estimulará el sistema inmunológico de su cuerpo para combatir el cáncer antes de la cirugía planificada para extirpar el tumor. Se espera que Poppy se someta más tarde a más quimioterapia, un trasplante de células madre e inmunoterapia.
La trabajadora asistencial Claire y el camionero Ross dejaron de trabajar para cuidar a su hija. El neuroblastoma tiene una tasa de recurrencia muy alta y solo uno de cada diez niños sobrevive a una recaída.
Claire relató que “Cuando un niño tiene cáncer te sientes tan impotente, no tienes control. Así que la recaudación de fondos es algo que podemos hacer para darle la mejor oportunidad de un buen futuro. Poppy es increíble y estoy muy orgullosa de ella. Cuando le digo que es muy valiente, ella responde: ¿por qué? porque no comprende lo grave que es”.