Cada mes de octubre, la ciudad norirlandesa de Derry despierta, el aire tirita y sus ancianas murallas tiemblan con la llegada del otoño, cuando el velo entre este mundo y el más allá es más fino y arranca el Halloween más terrorífico.
Y nunca está más cerca que este fin de semana, en el que resucita el espíritu del “Samhain”, el “Fin del verano” en gaélico, celebrado en las colinas de Irlanda por los antiguos celtas desde hace más de 2.000 años. Los primeros Halloween de la historia.
Derry alberga durante tres días su tradicional festival bajo el lema “El despertar de la ciudad amurallada”, en un evento que se conoce ya como la mayor fiesta de Halloween de toda Europa, a la altura de otros populares destinos como Transilvania o Salem en Massachusetts.
En su 35 edición, la segunda ciudad de Irlanda del Norte recrea ahora cinco mundos mágicos, cada uno representando un espíritu distinto del “Samhain” a través de instalaciones, exhibiciones, música, caracterizaciones y animaciones.
Así se refuerza la idea de que muchas de las celebraciones en la isla Esmeralda tienen sus raíces en ese “fin del verano”, en la tradición gaélica que recuerda que los fantasmas de los difuntos vuelven a la tierra cuando el nuevo año celta comienza, es decir, el 1 de noviembre.
Durante siglos, el cristianismo se apropió de estas fechas con el día de “Todos los Santos”, pero la semilla del festival de Halloween de Derry, tal y como se conoce hoy, está en una sencilla fiesta de disfraces.
Ocurrió en el Castle Bar, un pequeño “pub” local donde los clientes, detrás de máscaras y atuendos estrafalarios, comenzaron a celebrar el final de las cosechas, hasta desarrollar un amplio programa de eventos relacionados con el arte, la música y la gastronomía.
Con el valor que dan varias pintas de Guinness, algún trago de whisky o los reconfortantes cafés irlandeses, el visitante puede dejar el Castle Bar para adentrase en el primero de los mundos mágicos que transitan por el resplandeciente paseo marítimo de Derry, convertido para Halloween en el “Whispering Wharf” (el “Muelle Susurrante”).
Allí manda Cailleach, la reina del invierno y diosa del frío y los vientos, quien les guiará por este viaje a través de la narración de historias del “Samhain” y algún que otro relato fantasmagórico.
En el corazón de la villa amurallada, los espíritus de Walter de Burgh y sus antepasados son los protagonistas de “La ciudad de los huesos”, en los alrededores de la plaza Guildhall, donde una espectacular instalación aérea llena el cielo nocturno con acrobacias.
Los visitantes también podrán pasear por el “Bosque de las Sombras”, en el parque de Santo Columba, para admirar un espectáculo de danzas, fuegos y luces junto al río Foyle, en el que se recrea la guarida del fantasma de la Reina Morrigan, la diosa celta de la muerte y la destrucción.
La pandemia ha obligado este año a cancelar el tradicional desfile de Halloween, una de las actividades más esperadas en estas fechas, pero, en cambio, los alrededores del parque de Santo Columba son escenario de actuaciones callejeras e instalaciones diseñadas para mantener viva la esencia del popular pasacalles.
Por primera vez, el festival se extiende en esta edición a las localidades vecinas de Strabane y Buncrana, esta última ubicada en el remoto condado de Donegal, en la República de Irlanda, donde los vecinos del sur también celebran con gran entusiasmo Halloween.
En “El Mundo Perdido” de Strabane aparecen algunas criaturas desconocidas del “Samhain”, que, según cuenta la leyenda, acabaron en esta ciudad siguiendo la misteriosa “senda del despertar”.
Y el último mundo se encuentra en Buncrana, donde reviven los mitos y tradiciones asociadas a los antiguos “Caballeros de la Rama Roja del Ulster”, quienes yacen durmiendo con su armadura en la colina “An Grianán of Aileach”, en los dominios de los reyes gaélicos del clan O’Neill.
EFE