Ni el cáncer es suficiente motivo para que las reclusas que están afectadas por esta enfermedad en el Internado Judicial de Carabobo, reciban medidas humanitarias o sean tomadas en cuenta por la cacareada Comisión de la Revolución Judicial.
Las más de 290 reclusas que ven transcurrir sus días entre las sombras de los dos anexos femeninos de este centro se sienten abandonadas por las autoridades del Ministerio del Poder Popular para el Servicio Penitenciario, y a pesar que han intentado la comunicación con la ministra Mirelys Contreras en las dos oportunidades en que ha estado en esas instalaciones, ha sido imposible.
Así nos lo informó al Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) una ex reclusa que hace poco salió en libertad, que nos pidió no identificar para proteger su integridad física, quien abogó por sus compañeras. Según afirma “están abandonadas, algunas están enfermas y nadie se acuerda de ellas”.
Varias privadas de libertad menores de 50 años de edad, tienen cáncer, unas tienen cáncer de mama, otras de cuello uterino, pero ninguna recibe la atención médica necesaria para tratar esta temible enfermedad. Tampoco han sido tomadas en cuenta para que les concedan alguna medida humanitaria, o la libertad a través del Plan Cayapa, o las libertades que está otorgando la Comisión de la Revolución Judicial. “Simplemente las están dejando morir, porque no les importan a nadie, cuando sacan a alguna al hospital, es porque la sacan a morir afuera”, afirmó esta mujer que vivió las penurias de estar entre rejas.
En el Internado Judicial de Tocuyito hay dos anexos destinados a las mujeres. El “viejo”, para las condenadas, donde conviven unas 243 mujeres, en 3 pabellones grandes y 2 pequeños; y el anexo nuevo, llamado “Independencia”, donde están recluidas unas 50 reclusas procesadas.
Allí hay enfermería, pero no cuentan con el servicio médico, ni enfermeras, ni medicinas, y mucho menos con una ambulancia.
A pesar de que reciben agua por tubería, al parecer no es potable, pues varias sufren de escabiosis, popularmente conocida como sarna. Otras reclusas sufren de prolapso uterino, hay dos con tuberculosis, que son tratadas gracias a sus familiares que han conseguido el tratamiento médico.
La dejaron ciega
Los maltratos y violación de los derechos humanos a las reclusas, también son frecuentes en este recinto penitenciario por parte de los custodios y autoridades. Uno de los que más nos impactó, fue el sufrido por una reclusa, quien desde hace 3 años está ciega luego de un castigo al que fue sometida por una custodia, que la puso en forma inclemente en la mitad del patio todo el día mirando al sol. La pobre mujer no solo perdió la visión, sino además sufre de la tensión arterial, y hoy es atendida y ayudada por sus compañeras.
Prensa Observatorio Venezolano de Prisiones