“Whitney” Duan Weihong era una de las mujeres más ricas de China, con fuertes conexiones en el Partido Comunista, cuando desapareció en Beijing sin dejar rastro. Fueron cuatro años en los que nadie sabía si estaba viva, ni siquiera su hijo o su ex esposo, Desmond Shum. Pero cuando Shum comenzó a dar entrevistas sobre su próximo libro que perjudicaba la imagen del régimen de Xi Jinping, Whitney reapareció para pedirle que no siga adelante.
Por Infobae
“La ruleta roja: una historia interna de riqueza, poder, corrupción y venganza en la China de hoy” es la obra que ha puesto nerviosa a la elite en Beijing. El autor quedó impresionado con volver a escuchar la voz de su ex esposa, quien le pidió que no asuma ese riesgo, pero siguió adelante y publicó su relato sobre la relación disfuncional y a la vez rentable entre la aristocracia roja de China y las ágiles y rapaces empresas privadas del país.
Después de la desaparición (o secuestro), llamó todos los días durante meses al teléfono de la mujer, pero nunca recibió respuesta. Fue este año, tras aparecer en la prensa, que ella le envió un mensaje y le pidió que la llame. “Parecía estar bien. Dijo que no había tenido noticias del mundo exterior en los últimos cuatro años. Dijo que ‘han sido indulgentes conmigo, no me han tratado tan mal’. Entonces me pidió que detuviera la presentación del libro, diciendo: ‘¿cómo te sentirías si le pasara algo a nuestro hijo? ¿Y qué le pasaría a nuestro hijo si me pasara algo a mí?’ Lo tomé como una amenaza”, explicó Shum en entrevista con la revista Time desde Londres.
La historia de Shum y Duam es similar a la de muchos empresarios que alcanzaron una gran riqueza después de que el presidente Deng Xiaoping comenzara a liberalizar la economía china en la década de 1980. Procedían de entornos ordinarios y se conocieron en la capital durante unas negociaciones comerciales. Más que un matrimonio, fue una unión pragmática de compatibilidad comercial.
Entre sus contactos estaba Zhang Beili, esposa de Wen Jiabao, entonces poderoso primer ministro de China. “La tía Zhang” ayudó a la pareja a adquirir una participación en Ping An Insurance por 12 millones de dólares, que vendieron con un beneficio de 300 millones. También se hicieron con una parte de la cotización del Bank of China en Hong Kong en 2006. Financiaron sus inversiones con toda la deuda posible: “Si no estabas totalmente apalancado, te quedabas atrás. Si no estabas totalmente apalancado, eras estúpido”.
Él y Duan eran símbolos ostentosos de los excesos de la época dorada de China, con autos de lujo, cenas en los lugares más exclusivos y el flujo constante de regalos para las conexiones políticas, vistos como gastos necesarios para convencer a los socios potenciales de que la pareja tenía el respaldo necesario para cumplir los proyectos.
Pero la imagen del Partido Comunista se estaba erosionando. Con la llegada de Xi Jinping al poder, comenzó una campaña anticorrupción que significó su declive. Por su parte, Wen Jiabao y la “tía Zhang” cayeron en desgracia por una investigación del New York Times en la que se denunciaba que la familia había acumulado miles de millones en riquezas ocultas.
Según cuenta Shum en su libro, pudieron esquivar la campaña de Xi porque se vieron forzados a “donar” sus bienes al estado. Pero el clima político ya no era el mismo, con repercusiones en los frentes comerciales. Eso significaba, para ellos, problemas maritales, y terminaron divorciándose.
La tormenta siguió su rumbo. Duan había estrechado los vínculos con Sun Zhengcai, una estrella emergente del Partido que en su día fue vista como un potencial sucesor de Xi, y que fue expulsado del mapa político más o menos cuando Duan desapareció. En resumen, entre Wen y Sun, se habían aliado con el bando incorrecto del régimen.
No hay muchos detalles de cómo desapareció Duan. Puede haber sido en su casa o en sus oficinas. Tampoco hay certezas sobre su paradero. El proceso fue difícil para su ex esposo y su hijo. “Si falleciera, puedes cerrar el capítulo, intentar recordar las cosas buenas y seguir adelante con la vida. Pero esta desaparición es la parte difícil de afrontar. Escribí el libro como un regalo para mi hijo y sólo mucho después decidí publicarlo”, explicó.
Si bien tomó las palabras de su esposa en la llamada como una amenaza del régimen, Shum indica a Time que no tiene esperanzas de volver a verla. “Seguro que no la dejan salir de China. No puedo ni tocar el suelo en Hong Kong, olvídate de China [continental]. No dejaría que mi hijo entrara en China porque hay una posibilidad real de que nunca salga. Así que no puedo prever que podamos verla en persona”.
El autor señala que no le sorprende el avance sobre ejecutivos que antes parecían estar a salvo de los vaivenes políticos, como el empresario Jack Ma. “Esas personas nunca fueron intocables. Si miras la lista de las personas más ricas de China, a la mayoría no le ha ido bien. Tal vez el 40% ha acabado en la cárcel y el 80% de ellos ha abandonado la lista por cualquier motivo. Pensar que alguien es intocable sólo por tener dinero es una broma”, comentó a Time
Pero ello, explica Shum, no significa que la elite ya no exista. Indica que fue muy evidente en la celebración del centenario del Partido Comunista, el pasado 1 de julio. “Había siete autobuses llenos de ‘aristocracia roja’ viendo el desfile junto a Xi Jinping. Estas personas son ciudadanos generales, sin títulos específicos, que no hacen ninguna contribución particular a la sociedad. La única razón por la que han sido invitados y se sientan junto al presidente es el linaje”, aseguró.
En cuanto a los abusos de derechos humanos, Shum aseguró que Beijing sí está preocupado por su imagen internacional, pero que la máxima prioridad es mantenerse en el poder, lo que implica mantener férreos controles sobre la población. Por ello, considera que la mayor amenaza para el régimen es desembocar en una autocracia de Xi Jinping.
“China siempre ha sido un régimen autoritario, pero ahora se está convirtiendo en una dictadura unipersonal.< Y eso es fundamentalmente peligroso, ya que todo el mundo dentro del sistema está tratando de ganarse el favor de [Xi] y cantar a su son. Y un dictador se ciega y comete errores estúpidos. Esa dictadura es un riesgo porque Xi ha eliminado intencionadamente a todos los posibles sucesores. Y si ocurre algo -un ataque al corazón, digamos, o alguien le mete una bala o queda incapacitado durante un periodo prolongado-, ¿qué pasaría entonces? Su purga en los últimos 10 años ha sido brutal”, advirtió.
Aunque no es posible verificar muchos de los jugosos chismes sobre la élite política china que publica Shum en su libro, es un testigo plausible por los vínculos que tenía dentro del poder.
(Con información de Reuters)