Regina Freites / Sucre
A fuerza de brazos y pies, los habitantes de los caseríos indígenas del municipio Benítez se ven en la necesidad de trasladar a sus enfermos en hamacas por más de siete horas, hasta llegar al tramo vial asfaltado en busca de un transporte que los lleve a un centro de salud, motivado al colapso vial del tramo carretero La Coscoroba- Guariquen desde hace más de cinco años.
Abandonados a su suerte
Por el trayecto totalmente de tierra pasan escasos vehículos debido a las malas condiciones que empeoran al arreciar las lluvias.
Hace semanas la situación se agudizó cuando dos montañas cedieron, cerrando el paso de los más de cuarenta caseríos existentes, tornando en crisis el modo de subsistencia de sus habitantes.
Douglas López vocero del Consejo Comunal Morocoto en el referido municipio, explicó que en la necesidad de vender sus rubros caminan con pesados sacos hasta veinte kilómetros para llegar a la vía asfaltada, donde esperan la llegada de los pocos transportes que pasan para trasladarlos hasta la comunidad de El Pilar y cuyos costos son excesivos; situación que durante los últimos días ha sido aún más difícil, debido al reciente deslizamiento de tierra de dos montañas en el sector Cerro de Burro que trancaron el acceso vial por completo; siendo necesario el esfuerzo de más de cuarenta hombres de los caseríos aledaños para abrir durante varios días una brecha con herramientas rudimentarias.
Indico asimismo, que para poder recibir los alimentos Clap, se requirieron de varios burros y el apoyo de gran cantidad de vecinos para hacer transbordo y trasladarlos a las comunidades, trabajando tanto a sol y luna durante dos días continuos.
«Pedimos urgente apoyo a las autoridades, el resto de la vía también está muy mala, los carros no pueden pasar, esperamos urgentemente el apoyo del gobierno», dijo López.
Luz solidaria
Cabe destacar que ante la falta de accesibilidad y transporte, varias personas han fallecido en los caseríos, donde también los centros de salud, la energía eléctrica, la comunicación, los centros educativos y otros servicios son deficientes, algunos casi inexistentes; siendo aliciente en la crisis el apoyo de Cáritas Carúpano, organización que junto a la iglesia tiende su mano humanitaria a las familias más vulnerables de la zona.