Bajo una tormenta de críticas por la retirada del ejército de Estados Unidos de Afganistán, el presidente Joe Biden hablará por segunda vez sobre las caóticas operaciones de evacuación en Kabul, donde miles de civiles intentan huir desde que los talibanes tomaron el poder.
El mandatario tiene previsto hablar a las 13H00 locales (17H00 GMT) en directo por televisión desde la Casa Blanca, antes de partir el fin de semana hacia su base de operaciones en Wilmington (Delaware).
El lunes hizo su primera intervención, con una breve presentación televisiva, en la que defendió “firmemente” su decisión de retirar antes del 31 de agosto las tropas estadounidenses de Afganistán, donde estuvieron combatiendo desde hace veinte años.
“Soy el presidente de Estados Unidos, al final, la responsabilidad es mía”, dijo.
Dos días después, en una entrevista con la cadena ABC, el presidente demócrata explicó que la retirada estadounidense habría provocado invariablemente alguna forma de “caos” en el país.
Pero sus opositores republicanos han criticado la gestión de esta retirada, que aseguran precipitó la caída del gobierno afgano. También le reprochan que haya evitado las preguntas incómodas de la prensa desde la caída del gobierno afgano el domingo, y que prácticamente no haya interrumpido sus vacaciones en Camp David, a pesar de las escenas de caos en el aeropuerto de Kabul.
Las imágenes de civiles en pánico agolpándose en las puertas o intentando colgarse de los aviones que estaban a punto de despegar conmocionaron a la opinión pública estadounidense, que sin embargo era mayoritariamente partidaria de la retirada de las tropas hasta esta semana, puesto que el gobierno de Biden prometía unas evacuaciones fluidas y organizadas.
“Negligencia”
Pero sobre el terreno, la realidad es muy diferente. Los talibanes, que controlan la zona que rodea el aeropuerto, mantienen un estricto control sobre los afganos que quieren llegar a las puertas custodiadas por más de 5.200 soldados estadounidenses.
Según un piloto militar checo que acaba de regresar de Kabul, este puente aéreo al mundo es difícil y peligroso, sin control de tráfico aéreo real, sin suministro local de combustible y con despegues arriesgados.
“Abandonar a los estadounidenses es una negligencia en el cumplimiento del deber vergonzosa e imperdonable”, dijo el expresidente republicano Donald Trump en un comunicado el viernes, pidiendo una vez más la “dimisión” de su sucesor.
Sin embargo, fue él quien decidió inicialmente la retirada del ejército estadounidense, con un calendario aún más estrecho.
En el bando demócrata, algunas voces también lamentaron que el gobierno no previera las consecuencias de esta retirada y el colapso del régimen afgano en sólo diez días.
El jueves, unas 3.000 personas fueron evacuadas en 16 aviones de carga C-17 hacia Estados Unidos, según cifras publicadas por la Casa Blanca.
Entre ellos hay unos 350 ciudadanos estadounidenses, sus familiares y afganos que han trabajado para Estados Unidos, incluso como intérpretes para el ejército.
Solicitan un visado especial de inmigración (SIV) para ellos y sus familiares, por temor a las represalias de los talibanes. Personas consideradas “vulnerables” frente a los islamistas también estaban a bordo.
Desde que se iniciaron las operaciones de evacuación de emergencia el 14 de agosto, unas 9.000 personas han sido evacuadas por vía aérea, y 14.000 desde finales de julio, cuando empezaron a salir los ciudadanos estadounidenses, añadió la presidencia.
Estados Unidos tiene previsto evacuar a un total de más de 30.000 estadounidenses y civiles afganos a través de sus bases en Kuwait y Catar. AFP