“Es un momento muy triste”, apunta un habitante de Kourkouloí, uno de los 18 pueblos de la isla de Eubea que han sido evacuados a causa de los incendios forestales, que asolan Grecia desde hace una semana.
“Pero afortunadamente todo el mundo está bien”, comenta a la AFP Konstantinos Konstantinidis. “Nos levantaremos, espero que con la ayuda del Estado, y esperamos poder volver a pasar veranos como los de antes en nuestro pueblo”, añade el hombre, de 79 años.
En Kourkouloí, la cumbre de la montaña estaba totalmente cubierta por la amarillenta humareda, mientras aviones y helicópteros proseguían incansablemente su combate contra el fuego, observó un equipo de la AFP.
En plena ola de calor, los bomberos griegos continuaban el jueves su lucha contra dos preocupantes incendios en el este y en el oeste del país, y también a las puertas de Atenas, donde el fuego ganó intensidad al caer la tarde.
“Luchamos en todos los frentes durante todo el día. Las condiciones son difíciles, muy poco habituales”, anunció el ministro de Protección Civil Michalis Chrisochoidis a la televisión pública ERT.
En seis regiones de trece, incluyendo Ática, se decretó el estado de alarma para el viernes, anunció el jueves por la noche el primer ministro, Kyriakos Mitsotakis.
“Nuestro país se enfrenta a una situación extremadamente crítica […] Desgraciadamente, todavía tenemos dificultades por delante y la noche que viene es amenazadora”, agregó.
Una “catástrofe”
Según Giannis Tsapourniotis, alcalde de Mantoudi, un pueblo de Eubea, el incendio es muy virulento y avanza por cuatro frentes, uno de los cuáles está descontrolado al oeste del monasterio de San David, evacuado el miércoles por la fuerza.
Los doce monjes que allí se encontraban tuvieron que resignarse a abandonar su monasterio tras varias horas de negociaciones con las fuerzas de seguridad.
“Me he ido con mis hijos, mi esposa, mis nietos, he salvado lo que he podido. Pero es una catástrofe, todo ha ardido en el pueblo”, declaró a la AFP Ioannis Aslanis, un habitante de Kourkoloí.
En la inmensa isla de Eubea, a unos 200 km al este de Atenas, el martes se declaró un violento incendio en un terreno montañoso y arbolado.
Para combatir las llamas, cerca de 500 militares auxiliados por unos cuarenta aviones y helicópteros iban de camino, según el jefe de las fuerzas armadas griegas, Konstantinos Floros.
Junto a Chipre y Suecia, Francia anunció el envío de 40 bomberos y ocho toneladas de material.
Pero los refuerzos tardaban en llegar. “¿Dónde están los helicópteros, los ‘Canadair’? ¡Necesitamos ayuda!”, exclamó, enfadado, Ioannis Aslanis.
Cientos de casas y más de 25.000 hectáreas de pino ardieron en la isla, según las primeras estimaciones.
Unas 90 personas, que el miércoles por la tarde se habían congregado en la playa, fueron evacuadas en barco por los guardacostas.
92 incendios forestales en 24 horas
Los bomberos indicaron el jueves que estaban interviniendo en 92 focos en Grecia, cuando el miércoles eran 118.
En el extrarradio de Atenas, el incendio que se declaró el martes seguía el jueves ocupando a los bomberos, después de destruir 1.250 hectáreas de bosque de pinos. Dos pueblos fueron desalojados el jueves después de que se reavivara violentamente uno de los focos, según la televisión pública ERT.
Los solicitantes de asilo que viven en el campo de Malakassa, al noreste de la capital, también tuvieron que ser trasladados el jueves a otras instalaciones, indicó el ministerio de Migraciones.
Como el martes, las oscuras nubes de humo se extendían el jueves sobre la capital griega, causando una degradación importante de la calidad del aire, según el Observatorio Nacional de Atenas.
“Estamos haciendo un esfuerzo titánico en varios frentes”, resumió el miércoles el viceministro griego de Protección Civil, Nikos Hardalias.
Grecia lucha desde hace una semana contra decenas de incendios en la “peor ola de calor” en más de tres décadas, según su primer ministro, con temperaturas que oscilan entre los 40 y los 45 ºC.
AFP