Una investigación del King’s College London publicado en The Lancet analizó los datos de 38 mil adultos infectados por el virus SARS-CoV-2 que reportaron su cuadro en la aplicación Covid Symptom Study de Zoe.
Según un importante estudio realizado por investigadores del King’s College London, prestigiosa universidad británica, los hombres y las mujeres sufren diferentes síntomas de COVID-19.
Los científicos analizaron datos de más de 38 mil adultos que atravesaron la enfermedad causada por el virus SARS-CoV-2. Así fue como descubrieron que los hombres son más propensos a sufrir cuadros con dificultad para respirar, fatiga extrema, escalofríos y fiebre. Los resultados permitieron determinar que en mujeres es más común la pérdida de olfato o anosmia, el dolor en el pecho y la tos persistente.
“En este estudio de vigilancia epidemiológica prospectivo a gran escala, utilizamos datos prospectivos, observacionales, longitudinales y autoinformados de participantes en el Reino Unido sobre 19 síntomas durante 3 días después del inicio de los síntomas y resultados de la prueba de PCR COVID-19 extraídos de la aplicación para teléfono móvil Covid Symptom Study ZOE”, explicaron en el paper científico.En mujeres es más común la pérdida de olfato o anosmia, el dolor en el pecho y la tos persistente (Getty Images)
Se creía, tradicionalmente, que los síntomas principales eran fiebre, tos persistente y pérdida de olfato. Pero advirtieron en este estudio que los 37,5°C o más de temperatura ya no son una característica distintiva y temprana de la afección en ningún grupo de edad o sexo, a pesar de ser un síntoma ampliamente difundido como común y frecuente.
El documento se publicó recientemente en la reconocida revista científica The Lancet, a partir del hallazgo de los científicos de la Casa de Altos Estudios británica.
“Es importante que las personas sepan que los síntomas tempranos del COVID-19 son muy variados y pueden ser diferentes para cada miembro de la familia o del hogar. La guía de prueba diagnóstica podría actualizarse para permitir que los casos se detecten antes, especialmente frente a nuevas variantes que son altamente transmisibles, esto podría incluir el uso de pruebas de flujo lateral ampliamente disponibles para personas con cualquiera de estos síntomas secundarios”, explicó la autora principal del estudio, Claire Steves, geriatra y profesora clínica senior en King’s College London.Los hombres son más propensos a sufrir cuadros con dificultad para respirar, fatiga extrema, escalofríos y fiebre (Getty Images)
La investigación tomó datos de la aplicación Covid Symptom Study ZOE basados en modelos que utilizan inteligencia artificial para predecir los primeros signos de infección y halló así que las personas de más de 60 años mostraban más probabilidades de reportar diarrea.
Por su parte, la pérdida de olfato, una de las pautas de alarma más importante para pensar en COVID-19, fue menos común entre los adultos mayores. Los datos sugieren que las vacunas ayudaron a convertir al coronavirus en un “resfriado fuerte”. Así es como los británicos con esquema completo de vacunación -con dos dosis aplicadas- ahora tienen más probabilidades de sufrir dolor de cabeza, secreción nasal, estornudos y dolor de garganta, que la triada de síntomas clásicos (fiebre, tos persistente y pérdida de olfato).
El equipo investigador examinó 19 síntomas diferentes asociados con el coronavirus. Los primeros signos a 3 días del inicio de la fase aguda de la infección incluyeron pérdida del olfato, dolor en el pecho, tos persistente, dolor abdominal, ampollas en los pies, dolor en los ojos y dolor muscular inusual.
Dijeron que su estudio de modelado se utilizó en la cepa original del virus que apareció por primera vez en Wuhan, China, así como en la variante Alpha ‘Kent’ del coronavirus, ampliamente propagada en Reino Unido.La investigación tomó datos de la aplicación Covid Symptom Study ZOE de más de 38 mil participantes que padecienron la enfermedad por COVID-19 (Getty Images)
Sin embargo, agregaron que los hallazgos sugieren que los síntomas de la variante Delta y cualquier nueva variante por venir también diferirán entre los grupos de población y géneros.
Uno de los coautores del estudio, el doctor Marc Modat, profesor titular de la Facultad de Ingeniería Biomédica y Ciencias de la Imagen del King’s College de Londres y experto en registro de imágenes médicas, precisó: “Como parte de nuestro estudio, hemos podido identificar que el perfil de los síntomas debidos a COVID difiere de un grupo etario a otro”.
Esto sugiere que los criterios para alentar a las personas a hacerse la prueba diagnóstica y posterior aislamiento deben personalizarse utilizando información de las personas, como la edad y el género.
“Alternativamente, se podría considerar un conjunto más amplio de síntomas, de modo que se tengan en cuenta las diferentes manifestaciones de la enfermedad en los diferentes grupos”, añadió.La fatiga y dificultad para respirar fueron signos ampliamente reportados en hombres británicos que tuvieron COVID-19 (Getty Images)
El estudio de síntomas de ZOE Covid, uno de los más grandes del mundo, fue uno de los primeros estudios en detectar la pérdida del gusto y el olfato como síntoma del virus. Los científicos han pedido repetidamente que se amplíe la lista de síntomas para garantizar que se detecten más infecciones en las primeras etapas, lo que ayuda a frenar la propagación del virus.
Los científicos resaltaron ciertos condicionamientos de la investigación: “Nuestro estudio también tuvo limitaciones, primero, la naturaleza de autoinforme de los datos, particularmente los síntomas, podría haber afectado negativamente el desempeño de los modelos. Dado que los modelos se basan en la recopilación de datos prospectivos para funcionar, fue necesario que los participantes recordaran la trayectoria exacta de los síntomas de sus primeros 3 días y el inicio de los síntomas, lo que podría no haber sido siempre posible”.
También resaltaron que debido a que el método utilizado para la adquisición de datos fue una aplicación en teléfonos móviles, la población analizada se inclinó a una edad más joven; la evaluación de la relevancia de los síntomas podría haber sido potencialmente afectada por el tamaño de la muestra de los diferentes estratos de los participantes y que todos los análisis presentados en este estudio se realizaron en la población del Reino Unido, lo que limita la posibilidad de generalizar nuestras conclusiones, ya que las características de la población de estudio pueden diferir entre países. “Las pautas para la realización de pruebas según los recursos disponibles pueden considerarse otra limitación clave de este estudio”, alertaron los autores Liane Canas, Carole Sudre, Joan Capdevila Pujol, Lorenzo Polidori, Benjamin Murray y Erika Molteni.