Carlos Fernández asume la presidencia de Fedecámaras en medio de una crisis que pulverizó la economía y el bienestar. Los problemas son muchos, pero el principal es la pérdida de ingreso de los trabajadores, un descalabro para el que confiesa que los empresarios no tienen solución. Recalca que sin instituciones no habrá inversión privada
Fotos: Abrahan Moncada
A una semana de empuñar las riendas de Fedecámaras, el principal gremio empresarial del país, Carlos Fernández se toma un tiempo para analizar la coyuntura. La relación con el gobierno, el colapso del salario, la ausencia de crédito, las sanciones, son temas que afloran, pero recalca la necesidad de consensos y de asumir el fin del modelo de desarrollo sustentado en la reta petrolera.
¿Cómo visualiza el camino que tiene que recorrer Venezuela en los próximos años?
El regreso a la modernidad que principalmente significa fortaleza institucional, empoderamiento ciudadano, prosperidad, inclusión, economías donde el trabajo está en función del hombre y donde el ser humano tiene acceso a los beneficios de la modernidad y la formalidad. Tecnologías de punta, pleno respeto de los derechos humanos.
Habla del regreso a la modernidad.
Éramos una sociedad inclusiva, en los años sesenta teníamos una enorme movilidad social, un profesional podría comprarse una casa a los tres años de trabajo, los servicios públicos funcionaban bastante bien. La modernidad es un estado que tuvimos, que perdimos, una vocación y una actitud. Entre todos tenemos que convencer al país de que hay un futuro mejor a lo que existe actualmente.
En su discurso al asumir la presidencia de Fedecámaras dijo que la destrucción que vive el país es responsabilidad de todos, pero no en partes iguales, afirmó que hay unos que tienen más responsabilidad que otros. ¿Quiénes son los que tienen más responsabilidad?
Por supuesto al final la responsabilidad mayor cae en los gobiernos, pero el tema venezolano no puede ser que la culpa es del presidente, todos tenemos una cuota y tenemos que asumirlo, si no lo asumimos no vamos a salir de las dinámicas que nos trajeron donde estamos. Hemos dicho que tenemos que ir a una economía productiva e inclusiva. ¿A dónde vamos ahorita? ¿Cuál es el modelo que tiene el país? A mí eso me mortifica.
El gobierno tiene uno, el socialismo del Siglo XXI.
¿Pero por qué todo lo que tiene el gobierno es lo que tiene que ser? ¿Por qué siempre tiene que ser lo que dicen allá?
Porque tienen el control.
Pero la movilización social, la presión ciudadana y la articulación también hace que la gente cambie de opinión, o modere. La respuesta no puede ser lo que el gobierno quiere: ¿Puede? ¿La tiene tan fácil? ¿Es tan sencillo llegar allá? ¿Si el país no lo acompaña qué sucede? Yo sé que quieren muchas cosas, está el Plan de la Patria, eso está muy bien, pero eso es lo que quiere una parte del país. Tiene que ser una cosa que acompañemos la gran mayoría.
Me parece interesante que cuestione el modelo y diga que necesita cambios porque hay una parte del país que piensa que Fedecámaras ha hecho un acercamiento con el gobierno y ya no tiene planteamientos críticos.
Lo que no quiero es que el modelo sea impuesto. A mí ese modelo no me gusta para nada, pero de lo que trato de convencerte es que porque ellos quieran no es que va a ser así, la sociedad es mucho más grande. No vas a obligar a la sociedad a que te acompañe, la tienes que enamorar de la idea.
Actualmente tenemos un modelo rentista que ya no tiene renta, pero el gobierno no termina de aceptar que colapsó.
Voy más allá, creo que el gobierno y buena parte del país cuando leen los números entienden que el modelo rentista en buena parte se acabó, pero sigue aquí (se toca el corazón) y aquí (se toca la sien). Inclusive en el sector nuestro. Nos toca convencer a los nuestros y decirle no existe, tienes que ver cómo sales adelante porque el que te ayudaba no tiene cómo ayudarte. Vamos a suponer que siga queriendo, ¿pero de dónde?
¿El gobierno no puede imponer un modelo si no es consensuado con la mayoría del país?
El país debe aprovechar el acercamiento, las conversaciones, el acompañamiento internacional de Noruega para que después de resuelto el tema institucional se quede la instancia que se creó para abordar otros temas como el modelo de desarrollo económico.
Para el gobierno en buena parte la crisis es producto de las sanciones. ¿No es así?
Creo que también es así, el país está sancionado esa es una realidad que tenemos que manejar, lo que pasa es que muchas veces cuando afrontamos la realidad lo hacemos con el enfoque de buscar culpables y tenemos que superar ese tema. Prefiero solucionar los problemas y después ver quiénes son los culpables.
¿Qué propuesta tienen para el tema de las sanciones?
El gobierno debe estudiar las causas, determinar si las cosas son mejorables, si estuviera en el gobierno trataría de ver cuáles son las razones y las causas, sentarme a negociar.
La causa de las sanciones es clara: esos países consideran que la reelección del presidente fue mediante una elección no legítima.
Pero ellos consideran que sí es legítima, entonces hay que hacer una discusión. Creo que es un tema diplomático.
¿Fedecámaras considera que las sanciones deben ser levantadas?
Considera que es un tema que tiene que resolverse y estamos dispuestos a participar en esquemas de conversaciones.
La vicepresidenta Delcy Rodríguez invitó a los empresarios a invertir bajo la Ley Antibloqueo. También está por aprobarse la Ley de Zonas Económicas Especiales y un plan de sustitución de importaciones. ¿Habrá una respuesta positiva?
Si hay éxito en el proceso de negociaciones, acuerdos y vuelta a la institucionalidad. Se necesita la reinstitucionalización del país para generar confianza. Si la prosperidad económica fuera un asunto de leyes todos los países fueran prósperos.
Todo apunta a que el gobierno tendrá que desprenderse de empresas públicas que ya no puede sostener y que los grupos que podrían beneficiarse de esta transferencia de activos son los más cercanos al poder. ¿El capitalismo de oligarcas no es un peligro real?
Creo que ese es un peligro, pero hay otra forma de abordarlo. Tiene que ser un proceso transparente, donde se le de participación a todo el que reúna las condiciones mínimas y en el caso de las empresas intervenidas, expropiadas, respetar el derecho de los antiguos propietarios. El Estado debe entender que se reservó para sí muchos sectores de la economía que pueden ser atendidos por la iniciativa privada.
Según Conindustria el salario promedio en la industria privada es de 78 dólares para un obrero, 172 el de los profesionales y 414 en el caso de los gerentes. ¿Hay una propuesta para recuperar la relación trabajo-salario?
La insuficiencia de ingreso del trabajador es el principal problema económico y nosotros no tenemos la solución. Tiene que ver con la hiperinflación, con el achicamiento de la economía, con la pérdida de ingresos externos y con la formación de precios, es un tema sumamente complejo. Con modificaciones legales, institucionales, acuerdos internacionales, podrías comenzar a generar dinámicas para que el ingreso se vaya recuperando.
El ingreso es ínfimo pero los precios son internacionales.
Buena parte de la industria está trabajando al 20% de la capacidad instalada y hay estructuras mínimas por mantener. Por ejemplo, antes los costos los soportaba una producción de cien mil bolígrafos y hoy solo produces 100 bolígrafos. Entonces al final cuando haces traspaso de costos terminas teniendo precios elevados. Se pierde la economía de escala y la productividad.
Hay un problema de reducción del mercado y un sector privado que difícilmente podrá exportar en el corto o mediano plazo en términos relevantes. ¿Esas plantas industriales que están utilizando 20% de su capacidad instalada tendrán que achicarse y vender sus máquinas?
Tienen que hacer todo eso y mucho más, el país tiene más activos de los que necesita y de los que va a utilizar en el corto plazo, pero no es fácil venderlos. No nos va a quedar otra que en la medida en que se recupere la demanda ir abriendo mercados internacionales. Un aspecto importante es que actualmente no hay acuerdos comerciales, el único que existe es Mercosur y está suspendido.
Ha dicho que la Ley del Trabajo es una rémora. ¿Por qué?
La Ley del trabajo nació en una realidad distinta, en 2012 estábamos en la mayor efervescencia del consumo, era otro país. Tiene un enfoque donde se busca proteger a quien tiene trabajo, pero no está pensada para estimular la creación de empleo.
El gobierno ha optado por asfixiar el crédito para contener el ascenso del dólar. ¿Qué opina de una economía tan pequeña que las empresa funcionan con su propio dinero?
La economía está pequeña porque no hay crédito. El gobierno tomó el camino de restringir la oferta monetaria para bajar la presión sobre el dólar y quizás lo ha logrado, pero a un costo que ha sido importante para el dinamismo de la economía.
La visión del gobierno es que el crédito se va a la compra de dólares y se acentúa la devaluación del bolívar.
Hay que entender que la estructura económica de Venezuela tiene un alto componente de productos importados, se compran dólares por el proceso productivo. Entonces, quizás por creer que la gente estaba especulando terminaste de ahogar el aparato productivo.
Delcy Rodríguez dijo: “Quien controle la moneda controla un país. Estados Unidos lo tiene muy claro, la Reserva Federal lo tiene muy claro” e hizo un llamado a los empresarios a no dejarse controlar. ¿Es posible revertir la dolarización de facto?
Es una pregunta complicada. Creo que es difícil y en todo caso llevaría mucho tiempo, pero no lo descarto de plano, siempre hay un sentimiento sobre la moneda nacional. Es algo que llevaría mucho tiempo, porque el dinero es fiducia, confianza.
¿Si se hace por la fuerza?
Peor, aquí estaba prohibido el dólar hasta hace nada, pero la dolarización ya existía. La necesidad se impuso.