En medio de una acuciante escasez de electricidad, el Gobierno cubano ha dado un paso demandado por parte de la población al autorizar la importación libre de aranceles de los sistemas fotovoltaicos, incluidas partes y piezas de estos paneles que generan energía por transformación directa de la luz solar en electricidad.
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La resolución, publicada este miércoles en la Gaceta Oficial, permite que la población adquiera estos productos en el exterior siempre que los fines no sean comerciales, es decir, los cubanos que generen electricidad deberán volcar el excedente de su consumo personal en el Sistema Eléctrico Nacional para que este sea distribuido entre el resto de usuarios, según reseña 14ymedio
El documento especifica que los paneles, el inversor, las estructuras de soporte, las pizarras eléctricas, los gabinetes para piezas y el sistema de puesta a tierra se consideran partes y piezas fundamentales, por lo que quedan exentas del pago en aduanas.
El resto de componentes -protecciones de corrientes directa y alterna, baterías para el almacenamiento de energía, conductor eléctrico, regulador de carga de batería y componentes del sistema y accesorios eléctricos para el montaje- se consideran de uso común y quedan sujetos a las tasas habituales.
La Gaceta establece que la persona natural que adquiera el panel será la responsable del sistema y su sostenibilidad, además de la recontratación del servicio a la Empresa
Eléctrica, que debe certificar que se cumplen los requisitos para la instalación y garantizar el metro contador para la medición de la energía.
Las exenciones de impuestos han sido aprobadas, argumenta el texto, “con el objetivo de elevar la participación de las fuentes renovables de energía en la matriz de generación de energía eléctrica”.
En 2019, mediante el Decreto Ley 345, se autorizó la venta de los excedentes de electricidad generada por los productores privados a partir de este tipo de fuentes pero la disposición no modificaba el monopolio estatal de la Unión Eléctrica, al ser la única habilitada para comprar, distribuir y comercializar la energía de origen privado.
La Unión Eléctrica de Cuba (UNE) especificó que un hogar medio de la Isla necesita al mes en torno a 185 kWh. Para cubrir estas necesidades son necesarios 5 paneles solares de 260 vatios.
La importación de paneles solares libre de impuestos era muy demandada por aquellos que ansían autoabastecerse de energía eléctrica, un bien cada día más precario en la Isla. En función de la potencia, las tasas iban desde los 200 a los 1.000 pesos para paneles de 900 vatios hasta 15 kilovatios antes de que entrase en vigor la Tarea Ordenamiento.
El pasado marzo, las autoridades empezaron a lanzar la idea de bonificaciones o exenciones para quienes quisieran importar paneles, pero los apagones, que han aumentado este verano, cuando municipios de toda la Isla han visto regulada su cantidad de horas de electricidad, y las históricas protestas en más de 40 ciudades de la Isla pueden haber acelerado la decisión.
Hasta la fecha, los paneles disponibles en Cuba se vendían a través de la tienda virtual del estado Bazar Virtual, donde se podían encontrar instalaciones de 270 vatios, por un costo de 2.549 dólares.
La mayor parte de los paneles solares que hay en la Isla, debido al alto costo que suponía, están en manos del Estado y han sido donados por China. Los anuncios de dos empresas – española y alemana- que pretendían instalar estos aparatos en varias provincias cubanas quedaron en nada e incluso el teléfono de una de ellas ya no existe.
La energía solar es una de las grandes apuestas del Gobierno para aprovechar un recurso natural que posee Cuba en cantidad importante, pero el principal problema sigue siendo la inversión necesaria para levantar un parque solar.
Antes de la pandemia, la Isla tenía proyectado construir 65 instalaciones de este tipo y otras 15 estaban en desarrollo con el fin de incrementar en 42 gigavatios la potencia instalada actual, que apenas suponía el 1,15% del consumo nacional.