El Departamento de Estado de Estados Unidos está instando a los estadounidenses a no viajar al Reino Unido debido a los crecientes niveles de nuevos casos de COVID-19 en el país.
El Departamento de Estado elevó su advertencia de viaje para el Reino Unido a su nivel más alto el lunes, luego de una acción similar tomada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) más temprano en el día.
Ambas agencias dijeron que si la gente debe viajar al Reino Unido debería asegurarse de estar completamente vacunada antes de su viaje.
La revisión se emitió después de que el pueblo británico celebrara el «Día de la Libertad», el fin oficial de casi todas las restricciones por coronavirus, incluido el uso obligatorio de máscaras y el distanciamiento social.
Pero el primer ministro Boris Johnson probablemente echó una sombra sobre la celebración cuando anunció que se requerirá prueba de vacunación para ingresar a clubes nocturnos y otros lugares donde se reúnen grandes multitudes a partir de finales de septiembre. Además, Johnson pasó el «Día de la Libertad» en cuarentena después de que el ministro de salud británico, Sajid Javid, dio positivo por COVID-19.
Los casos en el Reino Unido superaron los 50.000 por día la semana pasada por primera vez desde enero. El aumento se debe en gran parte a la variante delta del virus, identificado por primera vez en India.
Frontera entre Estados Unidos y Canadá
Al otro lado del Atlántico, el gobierno canadiense anunció el lunes que reabrirá su frontera a los ciudadanos estadounidenses y residentes permanentes que vivan en Estados Unidos a partir del 9 de agosto, siempre y cuando demuestren que están completamente vacunados contra el COVID-19 y dieron negativo para el virus dentro de las 72 horas previas a su llegada. Las autoridades también dijeron que permitirán visitantes completamente vacunados de otros países a partir del 7 de septiembre.
Canadá y los Estados Unidos acordaron prohibir todos los viajes no esenciales a través de su frontera en marzo de 2020, y ambas naciones extendieron la prohibición mes a mes. Un número creciente de legisladores y grupos empresariales estadounidenses han estado pidiendo a Ottawa que levante la prohibición, que según ellos ha perjudicado al turismo y ha afectado negativamente a las familias con parientes que viven a ambos lados de la frontera.
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