Igor Enrique y Nelis Margarita, padres del Tcnel Igbert José Marín Chaparro
“Mucho pensamos para sacar a la luz esta solicitud, pero es mucho el dolor y la angustia que como padres nos embarga toda vez que las condiciones de salud y de reclusión de nuestro hijo, el Teniente Coronel del Ejército Igbert José Marín Chaparro van empeorando visiblemente al paso de los meses”, dicen el Coronel retirado (Ej) Igor Enrique Marín Atencio y Nelis Margarita Chaparro Ochoa, padres del Teniente Coronel (Ej) Igbert José Marín Chaparro, quien desde el 2 de marzo de 2018 está preso en los inmundos sótanos de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim).
Por Sebastiana Barráez / Infobae
Con el encabezamiento “Rogatoria por mejores condiciones para nuestro hijo Igbert Marín Chaparro”, los padres del joven oficial que fue imputado y presentado como parte del Movimiento Transición a la Dignidad del Pueblo, solicitan atención para su hijo, a quien desde el mismo momento de su detención se le han violado los derechos humanos, después de casi tres años detenido le hicieron un juicio exprés condenándolo a siete años de prisión. Todos los demás del caso fueron trasladados a cárceles militares, pero a Marín lo dejaron en la DGCIM, incumpliendo nuevamente la orden del Tribunal.
Los padres del comandante relatan que “Igbert fue injustamente detenido el 2 de marzo del año 2018, momento desde el cual se ha violentado sistemáticamente todos sus derechos fundamentales, a pesar de que le fueron otorgadas medidas cautelares de protección por la CIDH (Comisión Interamericana de los Derechos Humanos) el 04 marzo de 2019, por considerar que se encontraba en una condición de gravedad y urgencia y sus derechos enfrentan un riesgo de daño irreparable”.
Yocelyn Mercedes Carrizales Galiano de Marín, esposa del comandante Marín Chaparro
“Durante su juicio, Igbert expuso ante los Jueces y los presentes las torturas a las que ha sido sometido durante éste terrible período en el que ha estado detenido en las instalaciones de la Dirección de Contra Inteligencia Militar, DGCIM, y en el último año y medio en la irónicamente llamada ‘Casa de los sueños’ que no es otra cosa que una celda de castigo donde permanece aislado”.
“Se le ha negado muchas veces acceso a la luz solar, lo que ha derivado en una fuerte fotosensibilidad, al punto de generarle molestia severa en su visión cuando es trasladado a otro punto sin que sus ojos sean vendados, adicionalmente está presentando pérdida de visión en su ojo izquierdo”.
En una descripción dolorosa lo que describe los padres de Marín Chaparro “en la más reciente visita no pudimos siquiera abrazarlo pues el régimen de visita se redujo al contacto a través de un vidrio”.
“Como padres imploramos a las autoridades competentes le concedan mejores condiciones de reclusión y hagan efectiva la orden de traslado a la cárcel de Ramo Verde (Centro de Procesados Militares) emanada por la Corte Marcial en cinco oportunidades”.
Finalizan diciendo: “Ponemos la mano en el corazón con la firme convicción de que nuestras súplicas sean escuchadas”.
Esta es la directiva que según Diosdado era la Junta Restauradora de la Operación Gedeón
Bachelet y Diosdado
Mientras en su más reciente informe la Alta Comisionada no resaltó lo más importante de lo que ocurre en Venezuela con la violación de derechos humanos, el régimen venezolano sigue encarcelando a quienes lo adversan o critican, sigue haciendo uso de la administración de justicia, insiste en el secuestro o desaparición forzosa de líderes políticos, militares y defensores de DDHH.
El mandato al que el Estado venezolano estaba obligado, la resolución del Consejo de las Naciones Unidas, no fueron cumplidas por el régimen venezolano, ante el silencio de Michelle Bachelet que con un discurso edulcorante omitió los juicios exprés, la tortura, los civiles juzgados en tribunales militares o militares juzgados en tribunales ordinarios, el uso de la Instigación al Odio como la justificación más frecuente que usan los fiscales, junto con los cuerpos policiales o de inteligencia, para encarcelar a quienes el régimen considera molestos.
El 5 de mayo, Diosdado Cabello Rondón en su programa de televisión, en el que acusa a personas que finalmente terminan presas o detenidas, enseñó un cronograma, según dijo pertenecientes a documentos de la Operación Gedeón; aseguró que esos eran los jefes de la Junta Restauradora de esa Operación que Cabello infiltró con el capitán Antonio Sequea Torres; así menciona al General en Jefe (Ej) Raúl Isaías Baduel, al General de Brigada (GNB) Armando Hernández Da Costa y al Teniente Coronel (Ej) Igbert Marín Chaparro.
Familiares de Marín Chaparro reaccionaron indignados ante el señalamiento de Cabello, preguntándose cómo es que el comandante, que tenía entonces dos años y dos meses recluido en los inmundos sótanos de la DGCIM, aparece en la directiva de esa Operación. Para ese 5 de mayo tenía casi dos meses sin visita y sin ningún tipo de comunicación con familiares ni abogados, más allá de dos llamadas de 30 segundos.
Uno de los sótanos de la DGCIM
El líder
En octubre del año 2020, cuando aún el GD (Ej) Carlos Enrique Terán Hurtado era el director de Investigaciones de la DGCIM, se les permitió la primera visita a los detenidos después de siete meses. El Gobierno necesitaba horas de grabación donde a ellos se les viera felices, con trato de respeto y en un lugar no inmundo.
Prepararon todo el escenario. Las cámaras ubicadas en el lugar para desmentir el Informe de la Misión de Determinación de los Hechos de la ONU. Después de siete meses sin comunicación, con un miedo nuevo, el de la pandemia del COVID-19, con tantas cosas que contar sobre las intimidades familiares, los hijos que no han visto crecer, abrazar o celebrar sus nuevos dientes, la culminación de sus estudios en primaria, bachillerato o universidad, sus accidentes y sus amores. En fin, mucho por contar en tan poco tiempo y solo quieren robarle ese momento de felicidad y verse en los ojos de los seres amados.
En la DGCIM se aseguraron, esta vez, que la visita fuera en un sitio distinto al tradicional, porque La Pecera es gélida, y la grabación para el informe ameritaba un lugar menos deprimente. En esta oportunidad la visita sería en un comedor, donde hay mesas de hierro con sillas soldadas.
La Alta Comisionada de la ONU para los DDHH, Michelle Bachelet
Todos los familiares obedecían las órdenes y oían con atención las advertencias de los esbirros, pues no querían arriesgarse a perder esa primera visita después de tantos meses. A los detenidos les ordenaron esperar sentados mientras les advertían: “No pueden tocarse, nada de abrazarse, prohibido quitarse los tapabocas o los guantes, deben mantener distancia, no pueden levantarse de la silla, no pueden sentarse a un lado de la visita sino diagonal”.
Los familiares empiezan a pasar al lugar, reprimiendo las ansias de abrazar y besar al ser amado. Ahí está la cámara grabando cada detalle como una espada amenazando con caer, mientras los custodios y el general Terán Hurtado vigilan en silencio.
Yocelyn Carrizales es una abogada bella, esposa de Marín Chaparro y madre de sus dos hijos; ella se acerca, con el nerviosismo de todos en la visita cumpliendo con las normas. Cuando el comandante Igbert la ve, se paró sobre la silla, se subió sobre la mesa, caminando sobre ellas, hasta que llega al final de la hilera de mesas, se baja, se quita el tapaboca, abraza a la impresionada joven y la besa como si fuera la única vez que tendría oportunidad para hacerlo.
El comandante Marín Chaparro recibiendo un Batallón
La irreverencia de Marín no dio tiempo a que nadie se lo impidiera. Cada uno de los familiares y detenidos estaban convencidos de que lo único que se oía en el lugar era el estruendoso sonido de su corazón, cuando en realidad hasta las respiraciones se paralizaron. Solo bastaron esos segundos para que se generara una reacción en cadena y todos los presos se quitaron la invisible cadena y se lanzaran a los brazos de sus familiares; eran siete meses sin verlos, sin abrazarlos, sin tocarse con las manos o los ojos. Ya no importaron las normas.
Terán Hurtado, que sabe de Inteligencia, entiende por qué ese joven comandante es un líder, por qué es un peligro, aunque esté tras las rejas. El régimen tiene miedo a los valientes, a los que rompen esquemas, a los que no siguen las reglas injustas y más aún a los que saben que ese momento que la pareja vivió es un recuerdo que los marca y los eleva más allá de los barrotes y el tiempo.
La orden del juez Yoffer Javier Chacón Ramírez que lo condenó es ignorada en cuanto al sitio de reclusión
A Marín Chaparro lo han mantenido desde marzo del 2018 en los sótanos de la DGCIM, en esos lugares de dolor y miedo. Cuando la Casa de Los Sueños estuvo terminada lo recluyeron ahí; a veces en otras celdas cercanas hay detenidos que permanecen un tiempo o regresan de manera intermitente. A él lo han confinado de manera permanente a ese lugar de tortura.
El juez Yoffer Javier Chacón Ramírez, en un juicio exprés condenó a siete años y medio, a los tenientes coroneles (Ej) Igbert José Marín Chaparro, Deibis Esteban Mota Marrero, Erick Fernando Peña Romero, Víctor Eduardo Soto Méndez y Juan Carlos Peña Palmentieri. En el caso de Marín la Dgcim ignora la decisión del juez para que lo trasladen a la cárcel de Ramo Verde.