GlobalFoundries produce chips ‘anticuados’, pero aún muy utilizados. Esto abre un horizonte de crecimiento para la firma estadounidense | Foto cortesía
La escasez mundial de semiconductores tras los avatares del coronavirus puede ser la gran oportunidad para GlobalFoundries, un fabricante estadounidense de chips ‘olvidado’ al que hora apuntan todas las miradas en el sector. Aunque sus chips se quedan algo ‘anticuados’ respecto a los que producen las grandes firmas, la empleabilidad de ellos todavía en multitud de dispositivos hace que la empresa esté llamada a tener un papel clave a la hora de desatascar el colapso global.
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“Legacy”, que se podría traducir al castellano como “sistema heredado” y que viene a utilizarse para referirse a elementos informáticos que han quedado desfasados pero que siguen siendo utilizados por los usuarios es el término que se suele emplear cuando se habla de los chips de GlobalFoundries. Sin embargo, el CEO de la empresa, Tom Caulfield, ha dicho repetidamente que prefiere que sus semiconductores sean descritos como “ricos en características” precisamente por su amplia gama de usos.
No le falta razón. Mientras que sus grandes rivales Taiwan Semiconductor Manufacturing (TSMC), Samsung e Intel luchan para fabricar chips cada vez más avanzados, el mundo realmente está sufriendo escasez en los que ofrece GlobalFoundries. “La industria se ha arrinconado al centrarse en los nanómetros de un solo dígito”, dijo Caulfield en una conferencia online el martes recogida por Bloomberg y reseñada por El Economista, refiriéndose a la obsesión actual con geometrías de fabricación más pequeñas y avanzadas. “Hoy tenemos coches aparcados sin chips de 45 o 65 nanómetros”.
Si bien los tres principales productores mundiales, liderados por TSMC, reciben gran parte del reconocimiento por impulsar la fabricación de chips hacia nuevos horizontes, la realidad es que la mayoría de los semiconductores simplemente no necesitan ser los más avanzados. Los chips utilizados para comunicaciones por radio, para controlar pantallas de visualización, para regular la energía o para accionar pequeños motores funcionan bien con una tecnología que debutó hace una década. Y ahí es donde GlobalFoundries juega su partido.
A ello se debe su plan de 6.000 millones de dólares para aumentar su capacidad de producción a nivel mundial en 2021 y 2022, incluyendo un aumento de la fabricación en sus instalaciones de Singapur de alrededor del 50%. Con estos mimbres, su esfuerzo podría alcanzar más relevancia en la resolución de la escasez global que el que proyecta TSMC, que contempla una inversión de 100.000 millones de dólares en los tres próximos años.
La firma taiwanesa, que controla alrededor de la mitad del mercado de chips encargados a medida, es crucial para garantizar que Apple, Qualcomm y Nvidia tengan los chips más potentes disponibles. Sin embargo, solo el 28% de sus ingresos el año pasado provino de productos fabricados con tecnologías más antiguas y solo el 3% de las ventas se destinaron al sector del automóvil, uno de los más afectados por la escasez actual.
Esta inversión no es la única baza que quiere jugar GlobalFoundries. La compañía, que ocupa el cuarto lugar en el mundo por participación en el mercado de la fundición de chips, está planeando una oferta pública inicial en la bolsa de Nueva York que podría valorarla en 30.000 millones de dólares al tiempo que intenta convencer a los gobiernos de todo el mundo para que ayuden a financiar su expansión. En Singapur, por ejemplo, la Junta de Desarrollo Económico ya es un socio para la expansión, avanza Bloomberg.
La empresa norteamericana ha visto que hay ‘agua en la piscina’. Precisamente en Singapur gran parte de la nueva infraestructura se financiará mediante pagos anticipados de clientes deseosos de asegurarse de que tendrán capacidad de abastecimiento garantizada en los próximos años. La también taiwanesa United Microelectronics (UMC), uno de los rivales más cercanos de GlobalFoundries, anunció en abril que sus clientes estaban haciendo pagos para asegurar el suministro y ayudar a financiar la construcción de una fábrica en Taiwán.