El punto instalado por el Consejo Nacional Electoral venezolano para la actualización e inscripción del padrón de votantes en un municipio al este de Caracas, la capital, está prácticamente solo. Josman Montilla, de 19 años, aprovechó que solo había una pequeña fila de tres personas para hacer una consulta sobre sus datos. Quiere votar en noviembre.
Días antes, Montilla intentó hacer un cambio de residencia en otro municipio vecino, pero la impresora del punto oficial donde intentó formalizarlo estaba dañada y nunca pudieron entregar la constancia impresa.
Antes de participar en las elecciones regionales y municipales del 21 de noviembre, dice que tendría que informarse “a ver qué candidato sería bueno”. “Estamos pasando por una situación muy difícil (…) tanto la oposición como el gobierno no están haciendo las cosas bien, como deberían”, comenta a la Voz de América.
El nuevo CNE, designado en mayo tras un acuerdo entre el oficialismo y un sector de la oposición, anunció una jornada especial para inscripción de nuevos electores y actualización de datos de votantes ya inscritos en el Registro Electoral durante 45 días, entre el 1 de junio y el 15 de julio.
Deshojando la margarita
El organismo instaló para esa fase del cronograma electoral de noviembre 1.000 máquinas en 783 puntos de los 23 estados y la capital del país. Roberto Picón, uno de los dos rectores principales del CNE asociados con la oposición venezolana, dijo esperar que la actualización del padrón fuese ágil e imparcial.
Precisó hace días que han recibido un puñado de solicitudes o reclamos por correo electrónico, como una exclusión de fallecido, dos peticiones sobre inhabilitados políticos, una reubicación inconsulta de centros de votación y cuatro denuncias de movilización del punto del padrón electoral “por interés político” del partido de gobierno, el Psuv.
El proceso transcurre mientras la oposición liderada por Juan Guaidó, considerado presidente interino del país por 50 países desde 2019, deshoja la margarita para decidir si participa o no en las votaciones regionales.
El líder opositor ha condicionado la participación de sus partidos aliados a una negociación formal con el gobierno de Nicolás Maduro que incluya la definición de un cronograma electoral amplio, que también incluya las presidenciales.
“Contraste con procesos pasados”
La ONG Observatorio Electoral Venezolano admitió que no se trataba de “un número óptimo de puntos” para refrescar el registro electoral nacional, aunque valoró que “es mejor que los habilitados para la anterior jornada especial”, de solo 17 días y apenas 429 centros en todo el país.
Elogió los detalles del cronograma en comparación con los que rigieron las votaciones de los últimos seis años, incluidas las parlamentarias de 2020, donde no participó la oposición leal a Guaidó. “Disponer de casi 200 días contrasta con procesos pasados que fueron organizados hasta en menos de 50”, señaló.
Otra organización no gubernamental especializada en elecciones, Súmate, estimó como insuficiente el número de puntos para actualizar datos o inscribirse en el padrón de votantes. También, resaltó que “un grupo” de ellos está instalado en sedes de programas del gobierno de Maduro o, incluso, en edificios construidos y entregados por el oficialismo.
Según Súmate, al menos cinco millones de ciudadanos requerirían acudir a esa jornada: dos millones de jóvenes entre 18 y 30 años, no inscritos en el padrón; 1,5 millones de votantes a quienes los mudaron inconsultamente de centro electoral; y otro millón y medio de personas que solo requiere actualizar datos.
Esta semana, el presidente del CNE, Pedro Calzadilla, detalló que se habían inscrito para votar por primera vez 138.702 venezolanos, es decir, siete por ciento de la meta trazada por la ONG con experticia electoral.
Jornada “cónsona”
La actualización de datos de votantes es “un paso oportuno” en un país con una migración calculada en casi seis millones de personas en los últimos años y con dificultades notorias de movilización por falta de combustible y crisis económica, opina Gustavo Adolfo Soto, profesor de la centenaria Universidad del Zulia y con amplia experiencia en asuntos electorales de Venezuela.
“Es cónsona con la realidad del país. Lo más seguro es que haya una prórroga, porque tenemos esas condiciones sine qua non. Esperemos que la población joven pueda acercarse a realizar sus inscripciones”, expresa a la VOA.
Soto, encargado de la cátedra de comportamiento político y electoral en LUZ, considera que el proceso de actualización de datos del registro de votantes invita a los partidos políticos a vencer el abstencionismo de los últimos tiempos.
“La designación del reciente directorio se sustentó en un acuerdo político, es innegable. Entonces, se debe hacer un llamado (a votar) y el joven tiene la oportunidad de poder participar o no. Se deben redoblar esfuerzos para que la población sienta conformidad y que recupere la esperanza del voto”, indica.
Otro joven que decidió detenerse en uno de los puntos de actualización de datos instalado en Caracas fue Kenedy Rengifo, también de 19 años, quien aprovechó para inscribirse pues necesitaba el trámite para una cuestión bancaria.
“Quiero un cambio para mi país”
“Lo más probable”, explica a la Voz de América, es que vote en noviembre. “Moralmente estaría tranquilo porque yo quiero un cambio para mi país”.
Rengifo agrega que, más allá de la situación de crisis nacional, “lo único que no podemos perder es la fe, siempre seguir trabajando, seguir hacia adelante, y en algún un momento las cosas tienen que cambiar a mejor”.
A su vez, Zenaida Casanova diligenciaba su cambio de residencia y centro de votación. Cuenta que los cambios que hubo en el CNE, con la elección de nuevos rectores, le genera confianza porque “fueron elegidos, no fue a dedo”.
“Para que la democracia siga continuando, tenemos que participar en las elecciones”, dice Casanova, segura de que votar será “lo más justo y necesario”.
VOA.
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