Una imagen del hongo Candida auris que se detectó en pacientes con con COVID-19 en Brasil/ João Nóbrega Almeida Júnior/UNIFESP
La pandemia del coronavirus en Brasil favoreció el avance de un super-hongo en los hospitales de Brasil. Con la ocupación completa de las unidades de cuidados intensivos, el personal sanitario física y mentalmente agotado y el resto de las salas desbordadas de pacientes, se fueron generando las condiciones ambientales para que Candida auris, un microorganismo que es resistente a los medicamentos contra hongos con frecuencia. Ya se lo detectó en al menos 11 pacientes en ese país, y los científicos están preocupados por la posibilidad de que el microorganismo se esté transmitiendo en los centros hospitalarios en el contexto de una crisis sanitaria sin precedentes.
Por infobae.com
Los dos primeros casos de personas infectadas por el super-hongo se detectaron en diciembre de 2020 en un hospital de Salvador, en el Estado de Bahía, al Noreste de Brasil. Fueron descritos a través de un trabajo que se publicó ahora en la revista Journal of Fungi. Lo llevaron a cabo investigadores dirigidos por el doctor Arnaldo Colombo, jefe del Laboratorio de Micología Especial de la Universidad Federal de São Paulo (UNIFESP). Contaron con el apoyo financiero de la Fundación de Investigación de San Pablo (FAPESP).
“Otros nueve pacientes de C. auris han sido diagnosticados desde entonces en el mismo hospital”, contó el doctor Colombo. Algunos de los pacientes fueron solo colonizados por el microorganismo, pero sin hacerle daño. Otros sí fueron infectados. “No se han registrado otros casos en Brasil, pero hay motivos de preocupación. Estamos vigilando las características evolutivas de los aislados de C. auris de los pacientes del hospital de Salvador”, expresó.
El temor se debe también a que ya se han identificado muestras con sensibilidad reducida a los fármacos fluconazol y a las equinocandinas. Pertenecen a la principal clase de medicamentos utilizados para tratar la “candidiasis invasiva”, pero serían menos eficaces si una persona adquiere la infección con el super-hongo.
“Hasta el momento, en la Argentina no se han detectado casos de pacientes con la infección por Candida auris”, dijo a Infobae la investigadora del Instituto ANLIS/Malbrán Constanza Taverna. “Es una especie de levadura dentro del reino de los hongos. En el año 2016, desde ANLIS/Malbrán se emitió un alerta, y se volvió a hacer en noviembre de 2020 para que los centros hospitalarios del país estén atentos con la vigilancia de las infecciones por hongos. Hasta ahora no se lo detectó en los hospitales del país”, dijo Taverna, que está a cargo del Servicio de Identificación de Levaduras.
“C. auris es un patógeno que afecta más a pacientes con problemas en el sistema inmune -señaló la bioquímica Taverna-. Causa infecciones sistémicas en pacientes internados. Puede transmitirse a través de catéteres contaminados u otras vías dentro de los centros hospitalarios”.
Con la excepción de C. auris, los hongos del género Candida forman parte de la microbiota intestinal humana y sólo causan problemas cuando hay desequilibrios en el organismo, explicó Colombo. Entre ellos se encuentran infecciones como la candidiasis vaginal y la candidiasis oral, a menudo causadas por C. albicans.
Sin embargo, en algunos casos, el hongo puede entrar en el torrente sanguíneo y provoca una infección sistémica conocida como “candidemia”, que es la forma más común de candidiasis invasiva, similar a la sepsis por bacterias. La invasión del torrente sanguíneo y la respuesta exacerbada del sistema inmunitario al patógeno pueden causar daños en varios órganos e incluso provocar la muerte. Según la evidencia científica, la mortalidad entre los pacientes con candidemia infectados por C. auris puede alcanzar el 60%.
El super-hongo “se vuelve rápidamente resistente a múltiples fármacos y no es muy sensible a los desinfectantes utilizados por los hospitales y las clínicas”, explicó Colombo. “Como resultado, es capaz de persistir en los hospitales, donde coloniza a los trabajadores sanitarios y acaba infectando a los pacientes con COVID-19 grave y a otros pacientes críticos de larga estancia”, detalló el científico de Brasil, donde el Ministerio de Salud de Brasil informó que hubo 41 casos de COVID-19 relacionados con la Copa América, incluidos los de 31 jugadores o empleados de los equipos participantes y los de 10 trabajadores contratados para el certamen.
Varios factores hacen que los pacientes infectados por el SARS-CoV-2 sean objetivos ideales para C. auris, entre ellos las largas internaciones en el hospital, los catéteres urinarios y venosos centrales (que permiten la invasión del torrente sanguíneo) y el uso de esteroides y antibióticos (que alteran la microbiota intestinal) como medicamentos para otras infecciones, que a veces son indicados cuando no corresponden.
El coronavirus, de alguna manera, ayuda al super-hongo. Porque puede dañar la mucosa intestinal de los pacientes con COVID-19 grave y eso facilita la invasión del torrente sanguíneo por parte de los patógenos. De esta manera, los pacientes están en mayor riesgo de adquirir infecciones por otros microorganismos.
Varios países han informado de la aparición de Candida auris durante la pandemia de COVID-19. En noviembre del año pasado, el Instituto ANLIS/Malbrán de Argentina emitió un alerta a los hospitales para que estuvieran atentos a la posibilidad de que el super-hongo se detecte en pacientes en hospitales.
Los investigadores de Brasil que estudiaron los casos de pacientes con el super-hongo consideran que de manera urgente se debe intensificar el control de las infecciones hospitalarias en todo el país. Como medidas, resaltan que el uso racional de los medicamentos antimicrobianos en las unidades de terapia intensiva es importante. Uno de los problemas es que desde el inicio de la pandemia se han recetado la azitromicina y otros antibióticos más ampliamente, y en la mayoría de los casos sin una verdadera justificación.
El super-hongo Candida auris se aisló por primera vez en Japón en 2009. Pero la comunidad científica le prestó poca atención hasta algunos años después, cuando se produjeron brotes de candidemia por ese microorganismo en Asia y Europa. En 2016, un artículo del grupo de la UNIFESP en el Journal of Infection informó de la llegada de la especie al continente americano a través de Venezuela. Más adelante, se detectó en Colombia, Panamá y Chile. Desde 2017, el equipo de la UNIFESP ha estado monitoreando la aparición de nuevos hongos en infecciones del torrente sanguíneo documentadas por centros médicos de todo Brasil, sin detectar C. auris hasta ahora.
Hasta ahora se han descrito cinco linajes de C. auris en el mundo. Según Colombo, el linaje aislado en Salvador se asemeja más al original asiático que la variante detectada en Venezuela y otros países sudamericanos, lo que sugiere una segunda llegada independiente del super-hongo al continente. “Puede haber una fuente ambiental local, ya que ninguno de los pacientes brasileños infectados por el hongo viajó al extranjero o tenía familiares infectados”, dijo Colombo.
Todos los meses, desde diciembre, los investigadores han recibido muestras del linaje aislado en el hospital de Salvador para probar su sensibilidad a los antifúngicos en su laboratorio. Exponen al microorganismo cultivado a concentraciones progresivas de medicamentos para determinar la dosis más baja que puede inactivarlo. En el caso del C. auris presente en las muestras recientemente aisladas en Salvador, por ejemplo, la dosis tiene que ser de cuatro a cinco veces mayor que la utilizada para inactivar el aislado cultivado en diciembre de 2020.
En colaboración con colegas holandeses, el grupo de científicos está llevando a cabo un estudio de secuenciación genética para ver si el gen que confiere la resistencia a los fármacos en C. auris ha mutado durante este periodo. “El mecanismo que permite a la especie desarrollar resistencia a los fármacos no es la degradación enzimática, como en tantas bacterias resistentes a los antibióticos”, dijo Colombo. El hongo desarrolla modificaciones estructurales en las proteínas a las que se une el fármaco para inhibir la síntesis de la pared celular, que es clave para su supervivencia.
Para hacer la vigilancia del super-hongo, se necesita que se use la técnica de la espectrometría de masas de desorción/ionización láser asistida por matriz, pero no siempre está disponible en los hospitales de Brasil. “Si el análisis se realiza con métodos automatizados convencionales, Candida auris puede confundirse con otras especies de hongos.