Entre enero y junio de 2021 se registraron 209 en el país. El Estado debe asumir su rol como garante en la educación y prevención de este delito
Briceida C. Morales Alburjas.-
Entender y comprender la problemática de violencia infantil que existe en el país, fue parte del grupo de ponencias del evento organizado por quepasaenvenezuela.org, Voz de América y la Agencia For Global Media, “Abordaje periodístico sobre la violencia de género e infantil” el pasado 24 de marzo en el auditorio de la Universidad Santa María (USM).
El tema fue abordado por la periodista Vanesa Moreno, especializada en la cobertura de la violencia y violaciones de derechos humanos, coordinadora de Comunicación de Centros Comunitarios de Aprendizaje por los Derechos de la Niñez y Adolescencia (Cecodap).
Por espacio de una hora, aproximadamente, los asistentes entre quienes estaban personal docente y estudiantes de las Escuela de Comunicación Social de la USM, así como parte del equipo de corresponsales del medio organizador, atendieron con interés cada uno de los puntos expuestos.
Las cifras resultan alarmantes, entre enero y junio de 2021 se registraron 209 hechos de violencia en niños, niñas y adolescentes, específicamente, en los estados Anzoátegui, Monagas, Zulia, Táchira, Distrito Capital, Miranda y Bolívar.
Moreno aparte de exponer como los niños y adolescentes aparecen como los más afectados por los hechos violentos, destacó, que en este momento, el abuso sexual y las formas contemporáneas de esclavitud son los delitos donde menos se identifica a las víctimas.
Los grandes ausentes
La complejidad del tema exige atender a las variables presentes, por parte del periodista. A saber, el ‘género’, dado que la afectación es diferente en niños y niñas. La ‘familia’, rol protector que esta ejerce muchas veces no se destaca en las notas o se desconoce si están presentes. El ‘Estado’ quien debe asumir un rol como garante de la prevención y protección.
Nuestro rol como periodistas
El tratamiento de este tipo de noticias requiere de algunas directrices que deben ser asumidas por todos los periodistas y así lo hizo saber la ponente, entendiendo que no debemos revictimizar a las víctimas.
Fotos, ni víctimas ni victimarios, es una historia para empoderar. Se debe contar con la autorización no sólo de los padres sino del propio niño, niña o adolescente. No promover estereotipos o daños a la dignidad.
Los títulos indicar quiénes son los menores. No hacer uso de apodos ni otros calificativos para mencionar a las víctimas o victimarios, ni adjetivos redundantes para describir el hecho.
Textos, interés superior del niño tiene un valor superior. No todos los datos aportan a la reflexión sobre las vulneraciones ocurridas. Es fundamental apuntar la responsabilidad del Estado en materia de educación.
Finalmente, entender que nuestro rol como periodista debe apuntar en apoyar y respetar la dignidad de las personas que han sido víctimas de este delito.