Camila Alfaro, de 24 años, narró que su relación empezó a finales de 2019, cuando acababa de llegar de Inglaterra. Fue un inicio de noviazgo muy normal, se llevaban bien y él era atento con ella.
Por El Tiempo
Ahora, Alfaro interpreta los detalles de Sebastián Valencia Medina, objeto de su denuncia, como parte de una estrategia para conquistarla y manipularla.
“Lo que en un principio parecía que era amor, ternura y respeto se convirtió en agresiones verbales y luego en agresiones físicas, hasta el punto de yo quedar con varios morados (moretones) en mi cuerpo y él atentar en contra de mi vida”, se escucha en el video, mientras se observan imágenes de las consecuencias físicas de los maltratos que denuncia Alfaro.
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‘Empezó a usar su arma favorita, el gaslighting’
Cuando comenzó la pandemia del coronavirus, la pareja decidió pasar la cuarentena en casa del presunto maltratador. Contó que allí fue donde ocurrieron las primeras agresiones físicas, las cuales fueron secundadas por la madre de Valencia Medina.
“Su madre, Daisy Medina, hablaba conmigo para convencerme de que lo íbamos a superar, que nos faltaba madurar, que nosotros éramos muy lindos como pareja; pero que por favor lo resolviéramos entre nosotros y que no le contara a nadie más, en especial a su esposo Flavio Valencia“, dijo.
Camilla explica que fue víctima de ‘gaslighting’, también llamado ‘luz de gas‘ —práctica llevada a cabo por los maltratadores que consiste en manipular la percepción de la realidad del otro—: “Él hacía que yo llegara a puntos en los que yo me exaltaba demasiado y ahí era cuando yo gritaba, golpeaba cosas y me golpeaba a mí misma; y él aprovechaba estos momentos para grabarme y usar esto como manipulación para que yo jamás hablara de esto”.
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La agresión más grave
La agresión más grave por la que Alfaro denunció su situación de maltrato, según cuenta, sucedió el 15 de noviembre de 2020, cuando salió con Valencia y sus amigos a una fiesta en La Calera.
Él me levantó de la guantera, me vio mi cara llena de sangre y se asustó
Salieron del lugar en el que departían porque Alfaro no se sentía cómoda, ya que el presunto abusador había consumido licor y se comportaba “extraño“.
Comenzaron a discutir cuando estaban en su camioneta, por lo que él le exigió que se bajara del auto. Ella no accedió y el resultado fue nefasto. Narró cómo el joven le jaló el cabello, la ahorcó y la golpeó, principalmente el la nariz y el rostro, en varias ocasiones.
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