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Hace diez años, el Tren de Aragua no era más que una banda carcelaria confinada a las paredes del penal de Tocorón y poco conocida por fuera de su estado natal, Aragua, en Venezuela. Hoy, es una de las amenazas a la seguridad de más rápido crecimiento en Suramérica.
Por insightcrime.org
La red criminal que ha tejido el Tren de Aragua ahora se extiende por Colombia, Perú, Chile y más allá. El grupo ha establecido las redes de tráfico de migrantes y trata de personas más extensas y sofisticadas que la región ha visto, sembrando el terror en los países de acogida y entre las comunidades de migrantes venezolanos que ha explotado sin piedad.
Sin embargo, la toma de Tocorón por parte de las autoridades venezolanas en septiembre de 2023 atacó directamente el centro neurálgico de esta red. Ahora, una nueva e incierta era comienza para la banda criminal más notoria de Venezuela.
La fuga de prisión
El Tren de Aragua inició como una pandilla carcelaria dentro de Tocorón, pero en el lapso de una década se convirtió en una de las amenazas de seguridad de más rápido crecimiento en Suramérica.
El grupo en su forma actual comenzó a moldearse dentro de Tocorón bajo el mando de Niño Guerrero. La influencia de la banda creció gracias a la política no oficial del gobierno de delegar el poder de las violentas e incontrolables cárceles de Venezuela a los jefes de las pandillas, conocidos como pranes.
“El gobierno decidió no hacer nada y entregarles las cárceles a los presos”, señalaba en 2018 Roberto Briceño León, director del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV).
Esta política fue instituida por el nuevo ministerio de prisiones, creado en 2011 y dirigido por Iris Varela, leal funcionaria del entonces presidente Hugo Chávez. Como pran de Tocorón, Niño Guerrero aprovechó esta nueva estrategia del gobierno, así como sus presuntos vínculos con políticos prominentes, entre ellos Varela, para convertir la prisión en su base de operaciones.
A la vez que el poder del Tren de Aragua comenzó a crecer al interior de Tocorón, la banda comenzó a establecer células y a cooptar pandillas más pequeñas fuera de la cárcel. Esto le permitió proyectar su poder más allá de los muros de la prisión y en todo el estado Aragua, donde se encuentra ubicada.
Sin embargo, Aragua fue solo la primera fase en la expansión del grupo a nivel nacional. Actualmente, el Tren de Aragua tiene presencia, ya sea de manera directa o mediante vínculos con pandillas satélites, en al menos seis de los 24 estados de Venezuela, según el monitoreo y las investigaciones de InSight Crime.
Esta dispersión geográfica estuvo acompañada por una expansión en diversas economías criminales. Lo que comenzó como una simple extorsión a los reclusos se convirtió en una cartera criminal diversa, que incluía desde minería de oro hasta delitos cibernéticos.
Quienes lideraron aquella expansión tenían vínculos directos con Tocorón. Según testimonios de habitantes de la zona, líderes sociales y guardias penitenciarios retirados, que solicitaron el anonimato por temor a represalias, el grupo enviaba a los miembros de alto rango como emisarios una vez que salían de prisión, y forjaba alianzas con jefes criminales encarcelados en Tocorón. Quienes salían de la prisión también eran desplegados como miembros de la banda y como tropas de choque en zonas de todo el país a medida que el Tren establecía nuevos puestos de avanzada.
Como ocurriría luego con la red transnacional del grupo, la estructura y las operaciones del Tren de Aragua dentro de Venezuela variaban según las condiciones y las oportunidades criminales locales. Sin embargo, incluso cuando los operadores de la red nacional actuaban con cierto nivel de autonomía, debían responder a Niño Guerrero y a los mandos en Tocorón, según le dijeron a InSight Crime varios exguardias penitenciarios e investigadores en Venezuela.
Una migración criminal
A la vez que el Tren de Aragua aumentaba su poder, Venezuela se sumía en la crisis. La economía del país caía en picada, y el gobierno respondía a las protestas con violentas represiones y con un creciente autoritarismo. Los venezolanos comenzaron a huir del país en una migración masiva sin precedentes. Y el Tren partió con ellos.
Los primeros informes de la presencia del grupo fuera de Venezuela surgieron en 2018 en Colombia, país vecino que constituía la primera escala y el destino final más común de muchos migrantes venezolanos. Como se detalla en la segunda parte de esta investigación, desde entonces ha habido señales de la presencia del Tren de Aragua en los principales destinos de los migrantes venezolanos en la región; la banda echó raíces en Colombia, Perú y Chile, y han surgido informes de su aparición en Ecuador, Brasil y Bolivia.
Si bien esta expansión quizá comenzó como una manera de aprovechar las oportunidades criminales generadas por la crisis migratoria, ha evolucionado, y se volvió más organizada y coordinada a medida que la red se desarrolló.
En cada país, las células del Tren de Aragua se han formado como reacción al contexto local, y su crecimiento regional no ha sido uniforme ni homogéneo. Pero si bien cada célula puede especializarse en una economía criminal específica según las condiciones locales, las entrevistas de InSight Crime con funcionarios de seguridad y fiscales de alto rango, así como documentos judiciales, indican que la mayoría comparte el mismo modus operandi básico y la misma estructura piramidal, en la que hay un claro liderazgo.
“Tienen diferentes personas en cada ciudad para llevar a cabo sus actividades”, explica una fuente de la Fiscalía General contra el Crimen Organizado en Arequipa, Perú, que pidió hablar de forma anónima. “Pero eso no implica que no se relacionan entre ellos. O sea, sí se relacionan”.
La coordinación entre estas células es necesaria para gestionar las economías criminales transnacionales, como el tráfico ilícito de migrantes y la trata de personas, que se abordan en el tercer capítulo de esta serie, y también hay movimiento de personal entre las células.
Las investigaciones policiales y periodísticas en toda Suramérica han demostrado que las células forman una red integrada que tiene vínculos operativos y financieros directos con los líderes del Tren de Aragua ubicados en Tocorón.
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