Mercedes Marín | Delta Amacuro
Héctor Martínez y Diana Guerra son terapistas ocupacionales, egresados de esa carrera perteneciente al área de la salud y que hoy es una opción de estudio en Tucupita, capital del estado Delta Amacuro.
Martínez es el coordinador del programa nacional de formación en la Universidad Territorial Deltaica Francisco Tamayo de donde egresaron como licenciados en cuatro años. Tanto Martínez como Guerra aseguran que un profesional de la TO (terapia ocupacional) atiende toda actividad, porque ocupación es todo desde la actividad más sencilla hasta el trabajo más elaborado que se conozca.
Para colocarlo de manera sencilla dice que es el uso de las actividades de la vida diaria donde hay que prevenir enfermedades con la finalidad de cuidar la salud, incluso quienes tengan alguna discapacidad. Tomando en cuenta esto debe haber un equilibrio entre las actividades que una persona hace y al haber un desequilibrio la persona no puede funcionar adecuadamente.
El terapista dice que esto es aplicable en todas las etapas de la vida desde un recién nacido hasta una persona de la tercera edad. Explica que la alteración puede ocurrir en la salud mental, en la salud física, en el entorno, en la participación, como es el caso de actividades que se hacen rutinariamente y por alguna razón una persona es privada de libertad, hay un choque y allí se presenta un problema, un desequilibrio y hay que descubrir qué actividad podría comenzar a hacer desde este nuevo espacio.
Los terapistas ocupacionales tienen un papel importante ante los profesionales de la salud mental sicólogos por ejemplo, quienes se apoyan en ellos frente a problemas de ansiedad, depresión, comentan. Martínez señala que el enfoque de esta carrera es comunitaria porque “vivimos en una sociedad fragmentada y es como un caldo de cultivo propicio para que se presenten ciertas patologías”.
Según el terapista lo que hacen es dentro de las comunidades diagnosticarlas, saber cuál es el problema principal con el equipo de sicólogos y muchas veces las personas no saben a qué se enfrentan. Una vez identificadas buscar la solución adecuada para cada caso.
En el caso del aspecto físico, comenta que las personas se acostumbran a vivir con una limitación, con un dolor o una discapacidad y van resolviendo sobre la marcha y se habitúan a vivir mal y no debe ser.
Diana Guerra por su parte además de animar a los que van a comenzar una carrera, explica que desde la Francisco Tamayo se le da un abordaje con investigaciones. Habló de un estudio reciente donde arrojó que las mujeres son la que más problemas de depresión y ansiedad sufren.
Recomendó que las familias de las personas mayores deben ser atendidas, ya que los adultos son quienes necesitan del acompañamiento de sus personas más cercanas, además del deterioro físico, en muchos casos enfrentan soledad y necesitan un ambiente apropiado para sus condiciones. “Las actividades lúdicas son muy recomendadas para los adultos mayores, no es necesario grandes inversiones y nos adaptamos con las herramientas que tenemos a la mano”, dijo.
Desde la óptica del terapista ocupacional cualquier actividad que un adulto mayor pueda hacer es de suma importancia. Hasta escuchar sus historias es tan importante ya que a veces ellos cuentan sus vivencias con la misma pasión con la que lo vivieron.
Asegura Martínez que la terapia ocupacional entre los privados de libertad es sumamente importante pero reconoce que están descuidados. Considera que hay que colocar especial interés en los talleres laborales para esta población.
Foto Dalver Paisano