Lapatilla
Samuel Tovar es el venezolano detrás de Kariacos Food, un emprendimiento que nació gracias a su pasión por la cocina y la iniciativa de ofrecer una gastronomía diferente en Denver. Llegó a la ciudad en 2016 motivado por una vacante para un nuevo trabajo sin imaginar que estaba cerca de cumplir el sueño de su vida: encender los motores de su propio food truck y llevar las riendas de un exitoso restaurante.
Mantener en tendencia su propuesta culinaria no fue tarea fácil, pero su ingenio y dedicación equilibraron los sabores de la manera perfecta para servir experiencias únicas a sus comensales con deliciosas recetas. ¿Quieres saber cómo logró cautivar paladares en el corazón de Colorado? Acompaña a La Patilla en esta apetitosa travesía donde la sazón criolla es la protagonista.
Por: Elizabeth Gutiérrez | lapatilla.com
Lejos de suelo venezolano desde hace 10 años, Samuel dejó atrás su trabajo en la unidad de recepción de documentos del Palacio de Justicia de Ciudad Bolívar para aventurarse en la tierra de las oportunidades. Dos años después, aterrizó en la “ciudad de la milla alta” tras el estímulo que recibió por una oferta laboral en el ámbito gastronómico.
Pero la idea de Kariacos Food comenzó en 2019 con un food truck, una visión que se hizo realidad por la pasión culinaria de Samuel y el apoyo de su esposa para llevar a la capital de Colorado un proyecto completamente innovador.
“Empezamos antes de la pandemia. Fue un reto pero una experiencia buenísima. Llevamos nuestro food truck a diferentes locales. Cuando la situación de la pandemia se alivianó, llevamos nuestro camión de comida a eventos más grandes, como festivales, conciertos, y ferias”, relató.
No obstante, para tener un emprendimiento exitoso hay que atravesar una serie de desafíos y para Kariacos Food no fue solo elaborar exquisitos platillos venezolanos, sino integrarse a la sociedad estadounidense para mantenerse a flote y activo.
“Encajar en esta sociedad con nuestra gastronomía no es fácil. Tuvimos que aprender a explicar nuestros platillos de una forma sencilla, también tuvimos que adaptarnos a muchas de las costumbres de los estadounidenses. Conseguir el equilibrio y no enfocarse en un solo grupo de personas es lo que nos ha llevado a mantenernos en la industria”, compartió.
Triunfo en tierras extranjeras
Y luego que llegó el éxito, se vislumbraron nuevas oportunidades de negocio y un futuro más próspero. Fue así como Samuel y su esposa decidieron llevar Kariacos Food a otro nivel y abrieron las puertas de su propio restaurante impulsados por el factor climático.
“Colorado tiene un clima con estaciones muy marcadas. Durante los meses de invierno, era muy difícil llevar el negocio de food truck, tanto por el frío como por las nevadas. Después de pensarlo y considerarlo, decidimos abrir nuestro pequeño restaurante que nos permite operar todo el año sin muchas restricciones. Y mantener nuestro food truck para seguir llevando un poco de nuestra gastronomía a diferentes lugares del estado”.
En el recorrido de Kariacos Food, las anécdotas se entrelazan con las deliciosas recetas. En una de ellas, un cliente estadounidense reveló recientemente una historia conmovedora al explicar que su pedido en línea estaba destinado a ayudar a una familia de refugiados venezolanos que vivían en la calle.
“El señor buscó la orden un poco tarde y yo, en tono de broma, le dije que me estaba preocupando porque su comida se estaba enfriando. El señor me explicó que estaba ayudando a una familia de refugiados venezolanos que lamentablemente se encontraban viviendo en la calle. Nos comentó que una niña cumplía años y esa comida la iban a compartir en el parque. Le agradecí mucho a ese señor por ayudar a los más necesitados”, contó.
La conmoción para Samuel fue tal, que sin dudarlo, alabó el gesto de aquel individuo que derramó generosidad con un mensaje de amor: “Me sorprendió como alguien completamente ajeno a la situación de nuestro país, una persona que no habla ni el idioma, tuvo la buena bondad de ayudar a una familia necesitada. A veces las personas somos muy duras en juzgar y señalar, sin aportar nada positivo. Este nuevo cliente me enseñó que, como dicen las abuelas: ‘uno tiene que actuar bien sin mirar a quién’, y siempre tratar de ser buena persona”.
Ubicado estratégicamente en Colorado Springs, a solo 50 minutos de la capital del estado, Kariacos Food se alza como una referencia de la comida criolla en una ciudad en constante crecimiento. También ofrecen delivery y catering para todos los clientes que se encuentran en Denver y no pueden trasladarse hasta el restaurante.
Sabores auténticos en Denver
La oferta gastronómica de Kariacos Food es un festín para los sentidos. Desde las emblemáticas arepas y jugosas empanadas hasta el suculento pepito que ha conquistado tanto a americanos como venezolanos, cada plato es un viaje directo a la nuestra “tierra de gracia”.
“Ofrecemos arepas, empanadas, tequeños, pastelitos, cachapas, pabellón, pepitos, perro caliente, patacón, sandwich de pernil. Tenemos un menú que no siempre es constante: en el invierno ofrecemos sancocho de res los fines de semana, también ofrecemos asado negro durante estas fechas. En el verano agregamos choripán, arepa frita, entre otros”, detalló.
Más allá de todas las exquisiteces criollas que se degustan en Kariacos Food, la clave para poder sobresalir del resto de emprendimientos con propuestas similares está en el carácter que le impregnan a sus creaciones culinarias.
“Nuestra meta siempre ha sido poder ofrecer platillos tradicionales que se puedan adaptar a la cultura americana sin perjudicar nuestras tradiciones. Ofrecemos calidad y algo auténtico. No queremos que nuestro restaurante se vuelva genérico. Nos gusta que venga gente de otras nacionalidades y se sientan como que viajaron un ratico a Venezuela. No queremos enfocarnos solo en la comunidad latina, nos enfocamos en todos y tratamos de que todos se vayan con una buena impresión de lo que somos y ofrecemos“.
Los sabores tradicionales de Venezuela siempre figuran dondequiera que vayan y por supuesto, Kariacos Food se encuentra entre las propuestas culinarias mejor valoradas entre coterráneos, estadounidenses y turistas. En palabras de Samuel, estos comensales tienen algo en común: les encanta que el menú sea auténtico y fresco. “Por suerte, recibimos muchos clientes locales, de diferentes culturas. Eso nos emociona mucho, tenemos muchos americanos, colombianos, puertorriqueños, y claramente venezolanos”.
Paciencia, honestidad y determinación, son tres de los principales ingredientes que conforman la exquisita receta de su éxito. La calidad de sus productos queda al descubierto en cada bocado, sin duda es un lugar que vale la pena visitar.
“No es el tipo de restaurante con bombas de azúcar o sal. Esto es realmente casero. Los que nos conocen saben que solo trabajamos dos personas en el restaurante, mi esposa y yo. Saben que ofrecemos productos recién hechos. Jamás congelamos nuestras empanadas o arepas, por ejemplo. Saben que la comida se puede tardar un poco, y no les importa. Siempre y cuando no sacrifiquemos el sabor y frescura que nos ha hecho llegar lejos”, agregó el venezolano.
Sueños de grandeza
Para Samuel, esta propuesta culinaria no solo es el fruto de su éxito sino que también caracteriza una parte de todo lo que dejaron atrás hace 10 años. “Somos una pareja muy orgullosa de nuestras raíces. Aún mantenemos nuestras costumbres y visitamos cada vez que se puede”, mencionó.
El restaurante, que ha florecido con dedicación y pasión, es más que un simple negocio para este valiente emprendedor criollo. Es un proyecto en constante crecimiento y aún cimientan las bases para el porvenir. “Por ahora estamos tranquilos, trabajando día a día para alcanzar el máximo potencial que podemos ofrecer. Ya veremos qué nos espera en el futuro”.
Y la labor no solo se queda en poder satisfacer los gustos y paladares de los residentes de Denver, pues existe una noble causa que, con humildad, llevan a cabo para crear un impacto positivo que se pueda replicar. “Todas nuestras propinas en efectivo son donadas a diferentes refugios de animales en Venezuela. Quizás en el futuro logremos tener un santuario para los animales abandonados en las calles”, señaló.
Con todo, Venezuela siempre será sinónimo de nostalgia para Samuel. “Extraño que tu vecino se vuelva parte de tu familia, conocer de nombre a los trabajadores de lugares que frecuentas. La alegría que nos caracteriza hasta en momentos difíciles”.
Y por ello Kariacos Food ha logrado recrear un pedazo de esa esencia en las frías tierras de Colorado. El restaurante se ha convertido en más que un lugar para disfrutar de una buena arepa o un pepito bien resuelto; es un punto de encuentro donde los clientes se conocen por sus nombres, donde se comparten historias y se forjan conexiones.
“Preguntamos cómo van las cosas, qué hay de nuevo, nos deseamos felices fiestas y más”. Este sentido de comunidad ha hecho de Kariacos Food un hogar lejos de casa para muchos, y es la fiel demostración del deseo de representar a un país en una realidad sabrosa y reconfortante, porque más allá de ser un restaurante, es una experiencia que invita a redescubrir la riqueza cultural y a saborear la determinación de quienes persiguen sus sueños con pasión.