“Comprendemos su subjetividad (de Liliana Zapata Comerlati) ante los hechos narrados y su derecho a expresarlos. Únicamente la invitamos a considerar y ponderar las circunstancias en un contexto más equilibrado”
La Clínica Alfredo Herrera Lynch S. C. es una institución médica con 44 años de trayectoria, ubicada en San Bernardino, en la ciudad de Caracas, conocida como referencia por sus áreas de atención a mujeres embarazadas, madres y niños.
Nuestro objetivo es brindar atención médica integral, caracterizándonos por ofrecer servicios de calidad a cada paciente que llega a nuestras instalaciones.
Conformado por un gran equipo de profesionales en las áreas de obstetricia, ginecología, maternidad, neonatología y pediatría, podemos afirmar que somos una de las mejores clínicas en el país, además contamos con una excelente infraestructura y equipos médicos de alta tecnología.
Disponemos también de otras especialidades médicas con un equipo profesional altamente calificado en el área de traumatología, medicina interna y cirugía.
Es por ello, que visto el artículo suscrito por la ciudadana Liliana Zapata Comerlati, titulado “Mi lamentable experiencia pariendo en la Clínica Herrera Lynch”, publicado por el portal web Runrunes el pasado 2 de noviembre, esta institución médico asistencial, agradeciendo el espacio brindado por este medio de comunicación y respetando el derecho a la libre expresión de los pensamientos y opiniones de la precitada, estima necesario responder, a fin de explicarle a ella y a la opinión pública, los aspectos que obvió u omitió en sus comentarios, derivados de su percepción en un momento muy sensible, lo cual es comprensible. Pero dejando de esta manera en claro la profunda ética profesional de esta clínica, de su personal médico y de enfermería, así como su compromiso inquebrantable de garantizar servicios integrales de salud a la madre y al niño, de calidad y con estricta sujeción a las normas que regulan el parto humanizado en Venezuela.
Su libertad de expresión y su condición de madre son inobjetables; no obstante, sin ánimos de entablar discusiones estériles y con la intención de salvaguardar la honestidad de sus quejas y la honorabilidad de este centro asistencial, esclarecemos de seguida, las imprecisiones y afirmaciones cuestionables en las que incurrió, aportando elementos de juicio que permitan a los lectores de este portal, y a la ciudadanía en general, hacerse un mejor y más equilibrado criterio del caso en cuestión.
En este sentido, expresar simplemente que debió llevar consigo ropa, medicinas, lencería así como una serie de productos de aseo personal “dado que la clínica no los suministra”, implica soslayar la realidad imperante y la adaptación de la medicina privada a las condiciones existentes, desconociendo, seguramente de manera involuntaria, el perenne esfuerzo que hace la Clínica Herrera Lynch para asegurar el acceso de las familias de clase media y de bajos recursos a servicios de salud, maternidad, atención de recién nacidos y pediatría óptimos, con tecnología de punta y procedimientos médicos apropiados a las prácticas profesionales exigidas por las organizaciones médicas nacionales e internacionales y las autoridades sanitarias venezolanas.
De hecho, contamos con lencería, máquinas lavadoras y equipos de mezcla para lavado y desinfección de la misma y demás implementos textiles susceptibles de uso, lavado y esterilización, así como con personal de limpieza y equipo de enfermería competentes dirigidos con esmero y profesionalismo. Y, muy particularmente, con abastecimiento suficiente de medicinas y fármacos que atestiguan el correcto y suficiente servicio de medicamentos internos para nuestros pacientes, de allí que sus comentarios, aun cuando haya podido experimentar algunas fallas, no corresponden con nuestra prestación de servicios médicos óptimos y de calidad a precios solidarios para la familia venezolana.
Asimismo, esta clínica tiene una política de mantenimiento, adecuación y remodelación permanente de sus espacios, no solamente en atención a su categoría como institución médica y sede física, sino de conformidad con las directrices que regulan los centros asistenciales privados con sujeción a los requisitos y parámetros exigidos por la legislación venezolana en materia de salud.
Por otra parte, tal como lo reconoce en su escrito, su niña le fue puesta en contacto una vez que dio a luz, es decir, se produjo el denominado apego precoz mediante el contacto físico de la bebé con su madre, pero existiendo complicaciones postparto producto de un desgarramiento que ameritó su pronta atención, es lógico que dicho contacto haya sido breve. Adicionalmente, la recién nacida estuvo en observación por tres horas cumpliéndose con el protocolo médico correspondiente, lo que justifica sobradamente el tiempo que estuvieron separadas madre e hija.
Afirmar que el personal de una clínica no tenía conocimiento de la dosificación de antibióticos y analgésicos, resulta como mínimo incongruente y hasta aventurado, toda vez que cada paciente hospitalizada cuenta con su historia médica, en la que consta, además de la información clínica respectiva, los medicamentos prescritos y sus dosis, poniendo en tela de juicio la idoneidad, capacidad, honorabilidad y ética de nuestros profesionales de enfermería, siendo una aseveración grave, cuya publicación compromete tanto a su autor como a los posibles agraviados por las eventuales consecuencias derivables de las mismas, por ende, deben ser expresadas con cautela. Ante esto, debemos rebatir categóricamente tales afirmaciones, puesto que, como centro asistencial, aplicamos rigurosos procedimientos en la atención de nuestros pacientes.
Ahora bien, por lo que respecta al protocolo de pediatría implementado en la Clínica Herrera Lynch, el mismo contempla que al nacer un bebé, sea cesárea o parto, si tanto las condiciones de la madre y del bebé son favorables, se realiza el apego precoz al nacer. Luego, se pasa a la mesa de calor donde se examina detalladamente, se pesa y talla y luego vuelve a quirófano con la madre y se le informa el estado de salud del niño tanto a la madre como al obstetra. Posteriormente, se lleva a retén donde permanece hasta que la madre pasa a la habitación; pero si la madre está más tiempo de lo estipulado en recuperación, el bebé es nuevamente llevado con la madre para que reciba lactancia materna en recuperación junto con la madre.
Para los bebés que nacen tarde en la noche o madrugada, como fue su caso, se hace el mismo procedimiento y generalmente se dejan en retén, porque ya de noche o madrugada, la madre probablemente esté agotada, con dolor y sueño para quedarse con su bebé esa noche. Pero si la madre desea dar lactancia materna exclusiva, que es la norma de los pediatras y neonatólogos de la Clínica Herrera Lynch, ese recién nacido se pasa a la habitación junto a la madre sea la hora que sea. Al día siguiente se llevan todos los recién nacidos a retén dónde son evaluados por pediatría y vuelven inmediatamente a la habitación con la madre para lactancia materna exclusiva.
Como se puede observar, cumplimos con vocación y sensibilidad los protocolos médicos pertinentes, considerando en todo momento la importancia del parto humanizado, el contacto físico entre madre e hijos y la lactancia, la atención integral de ambos, los aspectos diagnósticos y las pruebas de detección para identificar diversas afecciones congénitas, diseñadas para detectar eventuales problemas de forma temprana de los recién nacidos, a fin de tratarlos de inmediato y evitar discapacidades y salvar vidas, aspectos que constituyen los fundamentos de la visión y misión de esta institución, más allá de cualquier falla, que en todo caso tomaríamos en cuenta para superarla y corregir lo que fuera objeto de mejoramiento.
Por lo tanto, no desmerecemos a priori sus apreciaciones acerca de su experiencia en esta clínica, por el contrario, comprendemos su subjetividad ante los hechos narrados y su derecho a expresarlos.
Únicamente la invitamos a considerar y ponderar las circunstancias en un contexto más equilibrado, pues sus palabras dan a entender y denuncian una situación de ruina y deterioro de nuestras instalaciones, una falta flagrante de ética del personal médico, de enfermería y limpieza, que en su opinión sabotearon sus planes, pues sus afirmaciones no son del todo fidedignas.
Finalmente, llama mucho la atención que su denuncia se haya producido casi después de seis meses de haber dado a luz, y si sentía tanta insatisfacción, no se entiende que se haya pronunciado con anterioridad, pues como madre, representaría con naturalidad, un imperativo de su interés de hacer públicas sus opiniones, y especialmente, haberse dirigido a la Clínica, a los fines de manifestar y dejar constancia de su descontento.
Con base a lo expresado previamente, ejercido nuestro derecho de responder sus dichos, queremos, de manera indiscutible, expresarle a la ciudadana Liliana Zapata Comerlati que recibimos sus quejas de manera constructiva haciendo abstracción de los términos infundados en los que manifestó su opinión. Aunque solo las críticas que sean equilibradas, ecuánimes y objetivas producen los resultados positivos perseguidos. En consecuencia, la Clínica Herrera Lynch ratifica ante la ciudadanía y la opinión pública su compromiso de continuar brindando, como efectivamente lo realiza, un servicio médico de calidad para las madres y sus hijos y enaltece la vocación de sus profesionales medico asistenciales, personal operativo y administrativo.
Caracas, 8 de noviembre de 2021
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