Los economistas estiman que se necesitarán décadas para que Venezuela vuelva a experimentar niveles de crecimiento similares a los registrados, por ejemplo, en 2013, apenas un año antes del inicio de la “gran recesión”.
Después de casi ocho años de caída libre, la economía venezolana cerró el 2022 en verde, según el presidente Nicolás Maduro.
“Venezuela ha tenido un crecimiento en el año 2022 por encima del 15 % del Producto Interno Bruto”, dijo el mandatario durante su rendición de cuentas ante la Asamblea Nacional, en enero.
Es “el mayor crecimiento de América Latina y el Caribe, con el impacto de diversificación de la economía que no habíamos tenido en años”, continuó.
Aún no hay cifras de cierre del Banco Central, que promedió el crecimiento entre enero y septiembre de 2022 en un 17,73 % respecto al mismo período de 2021.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) proyectó el crecimiento de 6 % y la CEPAL del 12 %.
Es en todo caso una buena noticia para el gobierno, para todos en el país, pero que está lejos de los años de prosperidad.
Entonces, ¿se puede hablar de una verdadera recuperación económica en Venezuela?
“En realidad es una reanimación y un rebote”, explica a la Voz de América la economista Tamara Herrera, directora de la consultora Síntesis Financiera.
“Aun habiendo crecido, según nuestros estimados, el 14 % el año pasado, aun así eso es absolutamente nada comparado con todo lo que se ha encogido”, siguió Herrera, quien indica que “se necesita crecer con mucha más fuerza y sostenibilidad”.
Por su parte, el economista Artura Bárcenas, de la firma Ecoanalítica, apunta: “Necesitaremos al menos 20 o 30 años de un crecimiento sostenido, o sea, varios años en donde la economía crezca más del 10 % por año”.
Ambos coinciden en que para que ocurra ese crecimiento sostenido se necesitan reformas de fondo y “no retoques al programa económico”.
“No importa la tasa que uno escoja, es decir, no se escoge arbitrariamente, tiene que estar acompañada de unos cambios de visión, de política, de estructura, de espacio jurídico, de rescate de una credibilidad que fue destruida justamente por una propensión a la amenaza continua al sector privado”, agrega Herrera.
La actividad económica de Venezuela comenzó a caer en 2014, en medio del desplome de la principal fuente de ingresos del país: el petróleo.
Un modelo basado en amenazas, regulaciones y controles también atentó con la rentabilidad y productividad de empresas en el país. La fuerte crisis empeoró tras la imposición de sanciones internacionales en 2019.
“En los últimos ocho años, quitando el 2022, perdimos el 80 % del PIB”, siguió Marcos Capote, consultor y máster en Finanzas del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA). “La economía con respecto a 10 años atrás ha retrocedido muchísimo”.
Y en 2021 la economía comenzó a mostrar signos de mejoría. La gente lo percibe sobre todo en el sector comercio: supermercados abastecidos, tiendas repletas… todo en medio de un cambio en las políticas económicas. El gobierno flexibilizó un férreo control de cambio, que dio paso a una dolarización informal, y liberó precios.
“El hecho de que la economía haya presentado un crecimiento se debió principalmente a que mejoraron los precios del petróleo, mejoraron las importaciones, hubo una cadena de expectativas y se montó sobre esa ola de flexibilización de normas, de precios y normas que facilitaron y descriminalización la dolarización”, continuó Herrera.
“Entonces se produjo ese rebote después de ocho años, prácticamente casi ocho años en caída libre”.
Y eso representó para algunos venezolanos una leve mejoría. “Pasamos de una situación muy mala a una situación mala”, resume Capote.
Pero el año 2023, alertan, no comenzó de la mejor manera. La fragilidad persiste e incluso ya muestra signos de agotamiento. “Estamos hoy con el riesgo importante de que la recuperación del 2022 haya sido efímera”, dice Herrera.
Capote coincide. “Sin duda alguna el primer trimestre no está siendo lo esperado”.
Entonces, la gran incógnita… ¿Venezuela será capaz de mantener, con las condiciones actuales, ese nivel de mejora de manera sostenida?
Barcenas no duda en responder. “No, la respuesta es no”.
“Va a ser un año de crecimiento un poco menor al año 2022 (…) creo que estará en torno al 5 %, pero está muy atado a lo que vaya a suceder con Chevron. Si se expande la licencia de Chevron, ese crecimiento de alrededor del 5 %, que es el consenso actual, puede aumentarse”, sigue Capote.
Es una economía encogida incapaz en este momento de generar prosperidad para el grueso de la población, que viven con salarios insuficientes y expectativas por el suelo.
Los expertos coinciden que será muy difícil volver a aquella “Venezuela que perdimos”.