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Pedro Naranjo idolatraba a su padre cuando era niño y lo siguió hasta la fuerza aérea venezolana para volar helicópteros. Su vínculo era tan profundo que cuando el mayor de los Naranjo temió que lo encarcelaran por conspirar contra el gobierno socialista de Nicolás Maduro, padre e hijo huyeron juntos a Estados Unidos.
Por: AP
Ahora, los dos han sido separados por un sistema de inmigración estadounidense sobrecargado que ha dejado al general retirado Pedro Naranjo en un limbo legal en Estados Unidos. Su leal hijo, un teniente de la fuerza aérea de Venezuela, se encuentra en una prisión militar venezolana tras ser deportado por el gobierno del presidente Joe Biden como parte de un intento por disuadir a los solicitantes de asilo del turbulento país sudamericano.
“Nunca tuvimos un plan B”, dijo Naranjo padre en una entrevista telefónica desde Houston. Fue liberado después de 10 días bajo custodia estadounidense y ahora espera el resultado de su propia solicitud de asilo. “Nunca pensamos que Estados Unidos, como aliado de la democracia en el mundo y de la oposición venezolana, como un país protector de derechos humanos y libertades, podría hacer lo que hizo con mi hijo”.
La diáspora venezolana es uno de los desafíos migratorios más desconcertantes que aguardan al secretario de Estado, Antony Blinken, y al secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, cuando arriben a Ciudad de México el miércoles para hablar de las llegadas sin precedentes a la frontera de Estados Unidos con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
El año pasado, México puso fin al no requerir visa a los venezolanos que viajan por su territorio y que había sido un pase para quienes buscaban asilo en Estados Unidos. Una vez que llegaban a una ciudad fronteriza mexicana, los venezolanos podían cruzar la frontera a pie a plena luz del día y entregarse a los agentes estadounidenses, evitando así los peligros de atravesar México y otros países por tierra.
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